España eliminó a Grecia y se jugará la clasificación con Suecia

MUNDIAL 2022

Un gol de Sarabia de penalti dio el triunfo al equipo de Luis Enrique, que no alineó a Brais

Agencias

Publicado: 11 nov 2021 - 22:48 Actualizado: 12 nov 2021 - 08:52

Raúl de Tomás, que fue titular, prepara un remate ante Koke en el partido de ayer en Atenas.
Raúl de Tomás, que fue titular, prepara un remate ante Koke en el partido de ayer en Atenas.

La selección española de fútbol encarriló su billete para el Mundial de Catar 2022 después de imponerse ayer a Grecia (0-1) gracias a un solitario tanto de Pablo Sarabia desde el punto de penalti, y a la derrota previa de Suecia en su visita a Georgia (2-0), un marcador que da licencia a España para colocarse líder del grupo B.

El equipo de Luis Enrique Martínez, en el que el céltico Brais Méndez no tuvo minutos, lo tenía muy complicado a las seis de la tarde, pero dos horas más tarde -sin tan siquiera haber comenzado su partido- la empresa ya no era tan difícil. El tropezón de los suecos quitaba la categoría de ‘hazaña’ a la clasificación para Catar. Tan solo se trataba de ganar la última jornada. Ahora, tras la victoria en el Spyros Louis, la triple campeona de Europa tan solo necesitará un empate para certificar su presencia mundialista. Para ello, el domingo en La Cartuja la tensión no será tal, e incluso perdiendo, España tendría garantizada la opción de jugar una repesca que ya disputó en 2005 antes del Mundial de Alemania.

Alejada de la brillantez que exhibió en la fase final de la Liga de Naciones, ganando de penalti con lo justo, con más firmeza defensiva que mérito ofensivo, la selección española dio un vuelco a su situación. La búsqueda continua de soluciones de Luis Enrique le lleva a no repetir nunca un equipo y no dejar de sorprender. Sentó al líder, Sergio Busquets, y pasó de jugar sin 9 la fase final de la Liga de Naciones a juntar de inicio a dos, Álvaro Morata y el debutante Raúl de Tomás. Costó encontrarlos y cuando tuvieron la oportunidad de marcar les faltó acierto. España brilla ante las grandes y se desfigura ante rivales de menor entidad.

Grecia aún tenía opciones, remotas pero reales. Su ímpetu inicial había dejado un testarazo blando de Androutsos a manos de Unai Simón, pero su mensaje, lanzado al contragolpe, la única manera de la que podía dañar a España, llegó con el derechazo de Masouras a la red, anulado por fuera de juego a los 21 minutos. Por entonces España ya mascaba la posesión buscando espacios inexistentes, añorando un jugador que desborde en el uno contra uno y jugando con una marcha menos de la que demandaba el partido.

La movilidad del tridente, con intercambio continuo de posiciones entre Morata y De Tomás, no generó el desequilibrio esperado. Gavi, instalado en la titularidad en su tercer partido consecutivo con 17 años, era el único que rompía líneas, con Gayà decantando el juego hacia la izquierda con sus continuas subidas, mientras Carvajal en su regreso asomaba poco pero realizaba coberturas atrás para frenar cualquier intento del rival.

En ese escenario, sin disparos a puerta de España, se produjo la acción que rompió el partido. De un remate de De Tomás que desvió la defensa a córner, llegó un penalti a Íñigo Martínez cuando iba a rematar con el que saldaba facturas del pasado. En la ida, en Granada, en el empate que complicó el camino desde el primer partido de clasificación, una discutida acción suya costó la pena máxima en contra y el empate. La responsabilidad la asumió Pablo Sarabia que cerraba la racha de cinco penaltis consecutivos fallados en penas máximas que no llegasen en una tanda final.

Logrado lo más difícil, abrir el partido con un gol, España esperaba que las opciones de repesca de Grecia le impulsasen a cambiar su planteamiento. El partido duraría lo que tardase en marcar su segundo gol y Morata desperdició la mejor ocasión antes del descanso. Recortó de derecha con clase y chutó de zurda al hombro de Vlachodimos, que evitó la sentencia.

Esa tranquilidad no llegó, ni la mereció una selección que se olvidó de atacar en el segundo acto y se limitó a defender con intensidad para poner a salvo su botín. Jugó con fuego en la incertidumbre, pero sin sentir nunca en peligro su victoria. Ahora, le espera Suecia.

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