Diploma de Gustavo Nieves con sabor a Elíseo

Quien da todo no tiene nada que reprocharse. Con esa tranquilidad regresa Gustavo Nieves de París. El atleta vigués atravesó vacío la meta de la explanada de los Inválidos tras parar el crono en 2h29:26. El premio honorífico no fue el único. Su esfuerzo final al rebasar al japonés Shinya Wada le permitía concluir en octava posición o, lo que es lo mismo, lograr un diploma paralímpico. El quinto en los seis Juegos que ha disputado. Una representación perfecta de su extraordinaria regularidad de 20 años codeándose con los mejores.

Así volvió a hacerlo ayer en la maratón T12, para deportistas con discapacidad visual. Nieves llegaba algo corto de preparación. Estuvo lesionado en abril y empezó a entrenar en mayo sin saber si iba a ser seleccionado para París. Por delante, quince semanas. A falta de siete, recibió la confirmación de que acudiría a sus sextos Juegos. Ahí aceleró. Pero el margen era justísimo. Por eso, su plan fue correr en 3:30 el kilómetro en las tres primeras cuartas partes de la competición. Más todavía cuando los cinco primeros se escaparon.

En ese momento, Gustavo tenía, más que nunca, que hacer su carrera. Atrás quedaba la basílica de Saint Denis. Donde nació el gótico, Nieves debía ser renacentista. Líneas clásicas, suaves, regulares. Así avanzó kilómetros y kilómetros navegando entre la décima y la novena posición. Tranquilo. En el ecuador de la prueba, el diploma estaba a minuto y medio de distancia. Pero, a partir de ahí, el vigués empezó a mordisquear tiempos y ya dentro del casco urbano parisino las opciones empezaron a aumentar mientras pasaba por lugares icónicos como la plaza de la República o la Concordia. Justo ahí, Gustavo apretó. Pasó a un ritmo de 3:15 y en los Campos Elíseos rebasó a Wada, récordman mundial. Luego aguantó el tipo para concluir octavo.

Por delante, el asturiano Alberto Suárez, atleta del Delikia vigués, se había adjudicado la plata (2h24:02), lejos de un estratosférico Wajdi Boukhili (2h22:05), pero por delante del marroquí El Amnin Chentouf, que se hundió al final (2h24:35). Nieves, por su parte, había dado lo que tenía. Y, a cambio, se vuelve con un diploma con sabor a Elíseo.

“Di todo lo que tenía, así que estoy contento”

Gustavo Nieves mezclaba satisfacción con un leve punto de resignación en el tono de su voz. “Estaba para esto”, reconocía al otro lado del teléfono el maratoniano vigués, que explicó que su corta preparación -empezó a trabajar en mayo tras una lesión que lo mantuvo en el dique seco en abril- lo lastró para poder aspirar a algo más en sus sextos Juegos Paralímpicos. “Los últimos entrenamientos me decían que el nivel era éste. Correr a 3:30 el kilómetro y, si me veía ajustado al final, apretar hasta 3:15. Eso fue lo que hice”, analizó.

Cuando los cinco primeros se fueron, Gustavo “relajó un poco” para dosificar las fuerzas. “Enganché al octavo en los Campos Elíseos”, recuerda Nieves. “Aceleré un poquito, pude pasarlo y me metí en posiciones de diploma", rememora el olívico. “Era el primer objetivo y conseguí cumplirlo”, analiza el maratoniano de 42 años, satisfecho con el desempeño."Di todo lo que tenía, así que estoy contento", reafirmó.

Tras su quinto diploma en seis Juegos Paralímpicos, Nieves se tomará quince días de descanso. Pero la actividad no cesa. Tras ese par de semanas, Gustavo retomará los entrenamientos para preparar el maratón de Valencia, que se disputa el próximo 1 de diciembre en la ciudad del Turia.