En un barco de leyenda en los Juegos Europeos de Cracovia

Un cangués está entre el póker de ases del piragüismo español, que ayer se anotó otra mano más en su extenso historial de partidas ganadas. Rodrigo Germade es el 25% de una combinación ganadora que ayer se proclamó campeona de Europa. Una tripulación que palea contra la historia y que tiene el oro olímpico como cénit de una trayectoria inolvidable. Para quitarse la espina de la plata en Tokio -solo 226 milésimas le alejaron de lo alto del podio- tendrán que esperar un año. Por de pronto, el palista cangués y sus compañeros, el ilerdense Saúl Craviotto, el betanceiro Carlos Arévalo y el mallorquín Marcus Cooper, se impusieron a todos sus rivales en la final del K4 500 del Europeo de piragüismo, enmarcado en el programa de los Juegos Europeos, que estos días se disputan en la ciudad polaca de Cracovia.

Lo hicieron, además, exhibiendo una autoridad absoluta de principio a fin. El barco español comandó la prueba desde el comienzo y no dio pie a ninguna sorpresa para parar el crono en la línea de meta 1:19.964, más de medio segundo mejor que la embarcación ucraniana, plata, y con más de ocho décimas de renta sobre los palistas serbios, que completaron el podio. Baste un ejemplo para ilustar la regularidad en la palada y la ejecución de un ritmo casi perfecto: en los 250 metros, Craviotto, Arévalo, Cooper y Germade marcaron 40.0. Prácticamente clavaron el mismo tiempo en la segunda mitad de la prueba -lo rebajaron en 36 centésimas-. Un reloj.

Aun a pesar de tener el oro colgado del cuello, Germade y sus compañeros comentaron que aún no están en su pico de forma. Es decir, que pueden ir más allá todavía. Su idea es hacerlo en un par de meses, cuando se disputa el Mundial en la ciudad alemana de Duisburgo. Otra regata para engrosar la leyenda.