Alice Finot, la carrera de una vida
Juegos Olímpicos | Atletismo
La céltica Alice Finot afronta esta noche (21:14, TVE) la final de 3.000 obstáculos con la idea de pelear por las medallas en un Stade de France lleno, que tratará de impulsarla
Las gradas estarán repletas y apoyarán a la francesa, una Alice Finot que viste la camiseta del país galo, pero que tiene mucho de gallega y viguesa. Reside en Ponteareas, tiene licencia en España con el Celta y la entrena un vigués, Manu Martínez Ageitos. El técnico estará cerca, en la zona de entrenadores, y repartidos por la grada se encontrarán el resto de integrantes del TeamFinot con las camisetas conmemorativas. Más de medio centenar de personas forman su grupo de apoyo, la gran mayoría de Vigo.
Así, la final de los 3.000 metros obstáculos de esta noche en el Stade de France, con 80.000 almas volcadas, tendrá una atleta predilecta para la afición francesa, que también es una viguesa de adopción. Se convirtió en una de las mejores deportistas del mundo de su prueba a orillas del Lagares (pista de Balaídos), del río Tea (por su senda hace rodajes) y del Miño (realiza series en Melgaço), los lugares por los que se exprime en cada entrenamiento, sola o en compañía de su grupo de trabajo, que en gran número está en París para animarla hoy.
En lo puramente deportivo, Alice Finot sueña con una medalla, piensa en ella y es su objetivo. Y, a diferencia de ocasiones anteriores, no podrá optar por una táctica conservadora para pelear por los metales. De todas las inscritas, presenta la sexta marca de la campaña, pero sabe que tiene en un poderoso final su principal arma. Un cambio de ritmo demoledor y que le ofrece notables garantías. Eso sí, para luchar por esas preseas, es necesario llegar con vida al tramo definitivo y para ello deberá saber escoger la céltica entre el riesgo y el control. Una línea complicada de explorar cuando, probablemente, el podio obligue a batir su propia plusmarca personal que está fijada en 9:05.01. Conseguida hace unos días, también en París. Garantía de que Finot llega en plena forma.
Este es el planteamiento propio, el que debe realizar la residente en Ponteareas, pero gran parte de su suerte y de la carrera irán en función de la táctica por la que opten dos keniatas Beatrice Chepkoech y Faith Cherotich. Si hay táctica de equipo en función de la primera, récordwoman mundial, la final se convertirá en una prueba de máxima velocidad con un ritmo que podría estar por los 8:50. Un límite inexplorado por Finot, pero también por una gran mayoría de finalistas. Si sucede, la competición se convertiría en una prueba de resistencia al límite en la que evitar explotar en el último kilómetro. El factor diferencial. Por ello, la del Celta y su entrenador saben que hay que arriesgar pero, “sin ir a lo loco”. Un punto de temeridad será necesario para poder acercarse a esa ilusión de la medalla olímpica.
Como en toda prueba de fondo, el nivel lo elevan una la legión de atletas africanas de gran calidad. No todas bajo la bandera de sus países de origen. Entre los nombres destacados también figuran Winfred Wari (Barhein), Peruth Chamutai (Uganda), Noah Jeruto (Kazastán) o Sembo Almayew (Etiopía). Cualquiera de ellas puede meterse en la pelea por la victoria o por las medallas si encuentran un día de inspiración. Es cierto que, en algunos casos, llevan muchos meses si estar en sus marcas personales. Todas ellas en los 9:00 o por debajo. Es decir, con potencial para llegar lejos, pero también es conocido que, por estadística, muchas fallan en este tipo de finales.
En la carrera ideal, si es que esta existe, Alice Finot soñará por correr de forma limpia en la segunda mitad de grupo e ir adelantando poco a poco mientras el resto de atletas se queman para poder llegar en una posición cómoda, quinta o sexta, a la última vuelta y ahí explotar su velocidad en el tramo final para intenar alcanzar el podio. Pero esto es una situación soñada porque, después, la realidad acostumbra a ser diferente. Lo que sí es una certeza es el apoyo que tendrá Finot, del Stade de France, y del particular TeamFinot en la que será, sin duda, la carrera de una vida.
Finot, un físico privilegiado para la prueba de obstáculos
“Mide 72 centímetros, hay que saber lo que se salta”, mencionaba Alice Finot en un reportaje hace unos años en Balaídos, al lado de un obstáculo. Ingeniera de profesión, ahora en excedencia, la francesa residente en Ponteareas presenta un físico privilegiado, ideal, para la prueba de 3.000 obstáculos. Esto es debido a que dispone de una altura de 172 centímetros, más grande de lo habitual en las atletas de fondo, y una notable resistencia al esfuerzo como demostró desde que se puso a las órdenes del entrenador vigués del Celta Manu Martínez Ageitos.
Una altura que le permite pasar con notable facilidad los obstáculos sin perder velocidad y con un gasto energético menor que deportistas más bajas. A ello añade una técnica de carrera notable, muy fina, de forma que recupera rápido la postura tras cada interrupción.
Detalles que son básicos en el 3.000 obstáculos en el que es necesario pasar 28 vallas con siete pasos por la ría en cada prueba. Son cambios de ritmo constantes, que encadena con facilidad la céltica. Precisamente, la zona de la ría, una valla con el obstáculo de agua de tres metros a continuación, muestra la capacidad de Finot. Utiliza la técnica de apoyarse en el obtáculo e impulsarse. En las semifinales, se podía observar que el doble impulso le permite salir en el extremo del agua, casi en el tartán y, con su fuerza, incluso hace un cambio de ritmo en las zancadas siguientes a esta ría. Algo que es muy complicado y, de hecho, lo habitual es perder bastante velocidad.
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