Vadillo, otro de los efímeros

A la espera de lo que determine el final de la presente temporada, el paso de Álvaro Vadillo por el Celta ha sido, por el momento, fugaz. Tanto que ni tan siquiera llegó a disputar un partido oficial con la camiseta celeste, pese a haber llegado este mismo verano como uno de los tres refuerzos realizados para mejorar la plantilla. El gaditano se marchó hace una semana, en el último día de mercado, cedido al Espanyol y si logra el ascenso con el conjunto catalán –posibilidad muy fundada, dado que cuenta con un presupuesto definitivo en Segunda–, ya no volverá a pisar Vigo.

Obviamente, lo sucedido es extraño. Felipe Miñambres, director deportivo celeste, lo explicó como una buena oportunidad de mercado –comprar libre y vender por dinero– una vez que el técnico celeste, Óscar García Junyent, estaba dispuesto a poner a casi cualquier jugador por delante de Vadillo. Pero, con todo, no es el primer futbolista fugaz que pasa por el conjunto vigués en la época moderna.

El caso, tal vez, más paradigmático fue el de Manuel Almunia. El portero navarro, ya retirado, fichó por el Celta en verano de 2001 tras encadenar dos cesiones consecutivas por parte de Osasuna. En esa época, la portería celeste estaba ocupada por el argentino Pablo Cavallero, teniendo como suplente a José Manuel Pinto. Con tal competencia, el equipo vigués lo cedió primero un año al Eibar en Segunda, cuando se hizo con el Zamora de la categoría, después al Recreativo de Huelva ya en Primera, aunque descendió sin apenas jugar nada, y una tercera vez al Albacete, donde recuperó protagonismo. Mientras, en Vigo, nadie lo echaba de menos, ni los técnicos Víctor Fernández y Miguel Ángel Lotina.

Quien sí se fijó en el pamplonés fue el Arsenal, que vino por él en el verano de 2004. El Celta lo vendió por algo más de 5 millones de euros y Almunia se fue sin siquiera debutar en partido oficial. En el equipo inglés estuvo siete temporadas, siendo titular en tres de ellas y llegando a jugar, y perder, una final de Liga de Campeones con el Barça de Pep Guardiola.

Tampoco llegó a jugar nunca con el Celta oficialmente Carlos Vela, aunque en su caso la razón fue la normativa de protección a los futbolistas jóvenes de transacciones en el fútbol europeo. Y el caso más contundente, sin duda, es el de Zoran Djorovic, el hermano de Goran, que no pudo siquiera debutar.

Otros nombres como Zvonimir Boban, que se fue tras apenas tres meses en Vigo, o José Naranjo, fichado en verano y vendido en enero, al menos sí tienen fotos jugando con el Celta. Algo de lo que Vadillo no podrá presumir.n