Rodrigo Conde se baña en bronce de Belgrado

Cuando Rodrigo Conde tomó la decisión de renunciar a los Juegos Olímpicos de Tokio hace un año, sabía que se cerraba una puerta al tiempo que se abría una ventana. El sufrimiento físico y mental que le estaba suponiendo mantenerse por debajo del peso estipulado era una losa gigantesca que le dificultaba hasta respirar. Por eso, con esa opción, el moañés perdió unos Juegos pero ganó una vida. Y, desde ayer, también una medalla internacional. La primera que logra en la categoría absoluta, en la Copa del Mundo de Belgrado.

Tanto el morracense como su compañero, el catalán Aleix García, completaron un fantástico fin de semana en Serbia subiéndose al podio del doble scull. Yendo de menos a más, avanzaron las dos rondas previas a la regata decisiva, que tuvo lugar en una soleada mañana dominical. Y alegre. Porque este metal sabe a gloria al deportista moañés. Primero, por algo tan obvio como lo que cuesta ganar medallas. Segundo, por su propia historia personal. Y tercero porque, durante la regata, no siempre estuvo claro que lo pudiese lograr.

Y es que, después de pasar por el primer 500 en tercera posición, la tripulación galaico-catalana empezó a verse superada. Por el 1.000 pasó en cuarta posición y por el 1.500 en quinta. Tocaba echar el resto. Y a Conde y García le quedaban fuerzas para remontar en un tramo final sensacional. Su barco recuperó las dos plazas perdidas y se adjudicó la tercera plaza entre gestos de alegría. El tándem había parado el crono en 6:12.52. En segunda posición, solo dos segundos más rápidos, se metieron los polacos Miroslaw Aietarski y Fabian Baranski (6:10.46), que cedieron por un escaso margen ante los campeones, los hermanos croatas Martin y Valent Sinkovic (6:09.26).

La de Rodrigo Conde y Aleix García acompañó a otras dos medallas españolas: las platas del noiés Caetano Horta, junto a Manel Balastegui en doble scull ligero, y la de Jaime Canalejo y Javier García en dos sin timonel.