La república independiente de Fragoselo

El Coruxo superó al Palencia Cristo y confirmó el pleno de los Montes en casa

ANTÓN DE VICENTE, QUE ABRIÓ EL MARCADOR CON UN BONITO GOL, ACECHA AL CAPITÁN DEL EQUIPO PALENTINO.

JV LANDÍN
ANTÓN DE VICENTE, QUE ABRIÓ EL MARCADOR CON UN BONITO GOL, ACECHA AL CAPITÁN DEL EQUIPO PALENTINO. JV LANDÍN

Decía Jacobo Montes en la previa del choque que ayer midió al Coruxo con el Palencia Cristo que su equipo debía hacer de Fragoselo su casa. Desde la llegada del técnico y su hermano Marcos al banquillo verde así ha sido. Con una rotundidad meridiana, además. Porque el conjunto vigués derrotó con solvencia al palentino gracias a una primera parte de gran fútbol, que confirmó el pleno de nueve puntos en el recinto de la montaña desde que los entrenadores de Redondela volvieron al club.

Porque una cosa es ganar. Eso puede llegar de muchas formas como, de hecho, pasó en el estreno de los Montes ante el Arenteiro. Una victoria necesaria, con apenas tres entrenamientos a cuestas. Pero otra es hacerlo como ante el Llanera. O como ayer. Con un juego reconocible y reconocido. Un seguro de impagos, de los que garantizan ganar más que perder a final de curso. Porque, los primeros 45 minutos, el Coruxo bordó el fútbol contra un equipo que ha destacado toda la temporada por bordar el fútbol. Los de verde redujeron a la mínima expresión a un Palencia Cristo que ha despertado muchas admiraciones pero que ayer no dejó de perseguir sombras en la primera mitad.

Y si, además de la puesta en escena, la pelota va dentro a la primera, miel sobre hojuelas. La entrada del recién llegado Johan en el once movió a Antón de Vicente al eje del centro del campo. Desde esa posición visitó la frontal del área y recibió una dejada de Garci tras una bonita jugada colectiva. El capitán del Coruxo convirtió el interior de su bota derecha en un ‘putter’ de golf y arrimó la pelota al tragaluz que hay en la base del poste izquierdo. Birdie. Como en Augusta, pero en Fragoselo. En ambos, con la chaqueta verde.

Con viento a favor, todo va mejor. El Coruxo recordó que está invicto en su campo de entrenamiento y olvidó las ausencias de Crespo -entró en la segunda mitad- y de Gandoy. Los pases se juntaban por dentro con el triángulo De Vicente-Mateo-Álex Ares, lo que permitía al equipo agruparse en campo rival y apretar cada pérdida con eficiencia y facilidad. Bastaban tres pasos hacia adelante para recuperar. El dominio era absoluto.

La espiritualidad futbolística se respiraba junto al gélido aire de la mañana dominical viguesa. Faltaba hacerlo carne. Los verdes se insinuaron un par de veces. Pero fue Youseff, estrenándose de titular como 9, el que tuvo la más clara con un difícil remate en el primer palo, que obligó a Guille a sacar una mano milagrosa y desbaratar la ocasión con ayuda del larguero. La cosa transcurría en el terreno de lo divino.

Pero el fútbol -y casi todo- tiene mucho más que ver con lo humano. Uno de sus fundamentos está en la mezcla. Diversidad. El Coruxo se estaba sosteniendo en los pases entre cercanos. Pero para no caer en la previsibilidad, hay que saber alternar el juego corto con el largo. Y ahí, Lucas Puime es diferencial. El central de Gondomar detectó el desmarque de ruptura de Youssef y se la puso desde 50 metros como el cartero que te deja el sobre en el buzón. El marroquí la bajó, se hizo el espacio pero, antes de perderla -la pelota se le iba larga- apareció Chiqui para cruzarla con la zurda. El espíritu se hizo carne.

La brillantez de la primera parte verde había tenido un resultado acorde. Incluso hasta corto. Con esa tranquilidad afrontó la segunda el conjunto local. El visitante, por su parte, buscó la reacción con un triple cambio. Mucho más ofensivo, el Palencia dio un paso adelante. Los Montes reaccionaron metiendo a Dani Vidal por Mateo para equilibrar fuerzas. Y eso sucedió. Todo se igualó. El partido entró en una fase más anodina, sin nada sabroso que llevarse a la boca. Bueno, sobre todo, para el que ya está saciado.

Así, hasta los compases finales, esos en los que la desesperación entra en juego. Tras el carrusel de cambios, al conjunto castellano no le quedó otra que volcarse. Un remate desde la frontal de Álvaro Gómez tras una acción a balón parado fue la primera ocasión clara de los visitantes. Fue el propio Álvaro, que mejoró a su equipo tras el descanso, el que hizo el primer gol al Coruxo de los hermanos Montes en Fragoselo. Un susto que se quedó en eso. No hubo que lamentar el latigazo de Borja Domingo al larguero, porque Silva puso la sentencia en la última acción del partido. Los verdes hicieron caso a sus entrenadores. Fragoselo es la república independiente de su casa.

Jacobo Montes: “Teníamos marcado en rojo el partido porque era vital”

El menor de los hermanos Montes estaba satisfecho por la victoria y por la manera de conseguirla. “Teníamos marcado este partido en rojo. Era vital", destacó Jacobo, que revindicó la “muy buena primera parte” de su equipo. “En la segunda hemos sido más conservadores y optamos por meter músculo por dentro porque sabíamos que ellos son muy peligrosos”, explicó.

Una de las claves del brillante desempeño del Coruxo en la primera mitad fue la presión tras pérdida, que inutilizó por completo a un equipo tan técnico como el Palencia Cristo. “Sabíamos que teníamos que ser muy agresivos y apretarles en campo rival porque si les das metros y tiempo te hacen mucho daño", subrayó.

Otro de los pilares del equipo verde -y no solo ayer- es su fortaleza como local, donde los hermanos Montes han sumado los nueve puntos en juego desde su llegada. “Nuestra salvación va por hacerse fuertes en casa, que el rival sienta que somos difíciles de batir. Fuera tenemos que mejorar nuestros registros. El objetivo sigue siendo llegar a las últimas jornadas desahogados y creo que vamos por el buen camino”, concluyó Jacobo, que no tiene prisa por volver a O Vao en base al rendimiento en Fragoselo.

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