El Porriño se sabe defender

El día en que Sarai Samartín volvió a pisar la pista del pabellón Municipal de Porriño, el conjunto porriñés logró una seria victoria ante el Sporting La Rioja, club al que ahora defiende la canterana porriñesa. Quien dejó un gol de su cosecha en medio de una grada que la recibió con cariño.

El día en que Sarai Samartín volvió a casa, el Conservas Orbe Porriño volvió a demostrar una fiabilidad defensiva envidiable. Es complicado que se te escape un partido en el que el rival no llega a la decena de goles en ninguna de las dos mitades. En nueve se quedó en ambas el rival riojano, que sintió como imposible superar el entramado defensivo de las locales con la suficiente asiduidad como para pensar en puntuar.

Con todo, hubo que pelearlo. Las locales, con una aportación ofensiva muy coral, asumieron el mando del marcador pero sin lograr que las ventajas amenazasen la ruina del contrincante. Cierto es que a las riojanas les costaba ver portería, pero también que el mal se hacía extensible al bando local, dando lugar a un exiguo marcador de 11-9 al descanso.

No se aburría el público en el Municipal. Menos cuando La Rioja regresó de los vestuarios con ánimo de aumentar su eficacia realizadora y en los primeros cinco minutos de la reanudación hizo tres tantos para igualar la contienda a 12. Sin prisa pero sin pausa, cada gol local era respondido por uno visitante, pasando el ecuador de los segundos 30 minutos con todo por decidirse (17-16).

Era el momento del partido y el Porriño lo detectó. El paso de 17-16 al 21-17 marcó el desenlace del enfrentamiento. No estaba todo dicho, pero lo fundamental ya había sido hablado. En un final en el que los goles volvieron a pesar muchísimo, el conjunto del Louro certificó una nueva victoria que lo mantiene en la sexta plaza ante un nuevo parón.

Porque la guadinesca División de Honor, tras acumular dos jornadas en la misma semana, se detiene ahora por las fechas navideñas. No habrá competición hasta el segundo fin de semana de enero, con lo que los preparadores físicos volverán a encomendarse a la profesionalidad de unas jugadoras acostumbradas a frenar y volver a arrancar de golpe. La lógica, ya para otro año.