El plan original era el correcto

Paco Herrera dice que tiene dos planes para el 'play-off'. Uno para los partidos de casa y otro para los de fuera. Ayer, como es lógico, probó el segundo y las cosas marcharon bien, justo hasta el momento en el que decidió variarlo.

Miguel Román

Publicado: 30 may 2011 - 11:10 Actualizado: 10 feb 2014 - 12:38

Catalá y Bustos celebran el tanto del Celta ante la presencia de Iago Aspas y un par de futbolistas del Xerez.
Catalá y Bustos celebran el tanto del Celta ante la presencia de Iago Aspas y un par de futbolistas del Xerez.

A pesar su falta de pegada, el Celta fue un gran equipo durante 70 minutos. Movió el balón con rapidez, abrió el campo con dos laterales que ejercieron de certeros puñales y se mostró muy sólido atrás. La entrada de De Lucas por Abalo en los primeros minutos de la segunda parte acrecentó las virtudes del conjunto celeste, pero el siguiente cambio, en el que Aspas se fue al banquillo y Trashorras saltó al césped, las cercenó. Los vigueses perdieron entonces el control del partido. No sabían muy bien a qué jugaban y el Xerez, ayudado por Hernández Hernández, se aprovechó de la situación. Un partido ideal para ganar confianza, terminó convirtiéndose en una pesadilla con un final cruel.

Hora de hacer méritos Un buen número de los jugadores que salieron ayer de inicio lo hicieron con una idea clara: convencer a Paco Herrera de que pueden ser útiles en el 'play-off'. Era el momento de Aspas, Abalo, Michu y compañía y no desaprovecharon su oportunidad.

Un jugador que marca diferencias Hay varios tipos de futbolistas. Están los que hacen de la regularidad su mejor virtud, los que se especializan en una tarea, los que basan su juego en el trabajo y luego están los que son como Iago Aspas, los que marcan diferencias. Con un poco de constancia y madurez, podría llegar muy lejos.

De Lucas, uno más Quique de Lucas es un jugador muy inteligente. Sabe adaptarse a todos los estilos de juego y adoptar el rol conveniente en cada ocasión. Ayer, su salida al campo mejoró a un ya brillante Celta. Además, marcó el único tanto celeste tras aprovecharse de una genialidad de Iago Aspas.

Y llegó el desastre Todo marchaba bien. La alegría y el optimismo amenazaba con instalarse definitivamente en el vestuario del Celta, pero en apenas quince minutos todo cambió. Salió del campo Aspas y el equipo lo notó. Y lo notó todavía más porque su sustituto, Trashorras, no aportó nada en absoluto.

Una injusticia A pesar de que en el tramo final el Celta no fue el mismo equipo, no tendría que haber perdido. Encajó un gol a balón parado y, poco después, Hernández Hernández dio como válido otro que también nacía de una jugada de estrategia en la que el balón no llegó a traspasar la línea. Una injusticia.

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