Pájaros desenjaulados

El pestillo se dezliza. La puerta se abre. La luz -y la lluvia el primer día- surgen. Y el aire. Ese aire de la calle que nunca fue tan puro. Un nuevo horizonte se despliega para todos. También para los futbolistas del Coruxo. Tras un mes y medio sudando entre cuatro paredes -"no he hecho tanto 'core' en mi vida", dice un miembro de la plantilla- es el momento de hacerlo con el viento en la cara. Los jugadores del equipo verde disfrutaron el pasado fin de semana del ejercicio al aire libre. Alegría y emoción. Y prudencia. Porque dejarse llevar y cometer excesos son los primeros pasos hacia las lesiones. Con calma.

"Pues sí. Vamos a hacer trabajo de carrera", confirma Marcos Alonso al otro lado del teléfono. El preparador físico del Coruxo ha establecido nuevas pautas a los futbolistas con el pensamiento de una posible vuelta a los entrenamientos grupales en el campo. "Algo muy progresivo", comenta Alonso, que especifica que lo ha planteado "tres veces por semana, de forma alterna" en los primeros quince días.

La idea es clara. Adaptar los organismos a un trabajo imposible de hacer en casa y, si todo va bien, evolucionarlo dentro de dos semanas. Siempre pensando en la posibilidad de volver a entrenar. "Si llega ese momento, que no partan de cero", apunta Alonso. "Sería una locura meter ahora grandes volúmenes. Rodillas y tendones de aquiles no están preparados y acabarían sufriendo", reconoce.

Aun con la posibilidad de volver a competir esta temporada muy en entredicho, el preparador físico se muestra concienciado. La prioridad número uno es evitar lesiones. De ahí que se centre en "técnicas de carrera" o en un "trabajo interválico" más que en sesiones continuadas. "Está enfocado a que si volvemos al campo, los tendones y la musculatura no sufran tanto en los cambios de dirección y ritmo del trabajo técnico-táctico", explica Alonso.

Pero igual de importante que el plano físico es el mental. No solo para los jugadores del Coruxo. Para cualquier persona que salió a la calle, este paso adelante en la desescalada del confinamiento ha supuesto una liberación. Una inyección de ánimo real -no como los vacuos lemas con exceso de edulcorante de estos días-. Eso sí: con prudencia. No sea que se salga de la jaula del confinamiento para caer directamente en la de las lesiones.

Sin hojas de ruta establecidas en Tercera

El pasado fin de semana fue especial para los jugadores de Choco, Alondras, Rápido de Bouzas y Pontellas. Pero no como futbolistas. Ni siquiera como deportistas semiprofesionales. Lo fue como personas. Como cualquier hijo de vecino, pudieron disfrutar de cuatro horas al comienzo de la jornada o de tres al final para salir a la calle, estirar las piernas o corretear. Sudar. Una sensación casi olvidada, que dio gloria volver a experiementar con el primer día de apertura al ejercicio físico en el exterior.

Pero todos lo vivieron a título individual. Ninguno de los cuatro clubes de Vigo y su área en la categoría estableció planes concretos a sus jugadores más allá de tener precaución, ejercitarse con una intensidad mínima, estirar bien y, sobre todo, disfrutar del momento.

El sentir general tanto en Redondela, como en Cangas, como en Vigo, como en Porriño es que la competición no se va a reanudar. Además, la propuesta federativa contempla que solo se jugaría un play-off exprés para decretar el ascenso, por lo que ni Choco, ni Alondras, ni Rápido ni Pontellas estarían involucrados. Por ese motivo, no se ve sentido en quemar a los jugadores con planes de trabajo que resultan prácticamente imposibles de enfocar hacia el plano competitivo.

De esta manera, los futbolistas de Tercera disfrutaron de dos días especiales, pero más o menos en la misma medida que cualquier deportista aficionado o, simplemente, cualquier ser humano que pudo estirar las piernas y respirar aire puro tras un mes y medio.