Pablo Cabrera, un entrenador en soledad

rugby

El técnico del Kaleido Vigo continúa en

Vigo centrado en la formación de técnicos

jorge castro. vigo

Publicado: 08 jun 2020 - 01:40 Actualizado: 09 jun 2020 - 02:47

Pablo Cabrera se dirige a los jugadores al terminar un encuentro en el campo de As Lagoas.
Pablo Cabrera se dirige a los jugadores al terminar un encuentro en el campo de As Lagoas.

La pandemia del coronavirus en deja muchas situaciones personales complicadas, atípicas de gestionar. Lo dramático son los enfermos y las personas fallecidas, pero más allá de esta dura realidad, se dan situaciones personales realmente complicadas de gestionar. Una de ellas es la del entrenador del Kaleido Universidade de Vigo, Pablo Cabrera, que continúa en la ciudad en soledad y aislado. Al menos, en los últimos días puede pasear, pero todavía no tocar un campo de rugby. "Intento no estar todo el día delante de la pantalla del ordenador, pero es algo díficil", expresa.

Su caso se mueve entre la dureza del momento y el infortunio porque a finales de marzo tenía que finalizar la División de Honor y el preparador dispone de contrato hasta mediados de julio. En su plan estaba hacer entrenamientos personales y de grupos reducidos con los jugadores, formar a los técnicos del club y "tenía previsto mi pareja viajar a Vigo en mayo con sus hijos, que es como si también fueran míos. Pero, claro, no lo pudieron hacer y también tengo a mis padres allá", relata. Eran semanas en las que Cabrera tenía pensado disfrutar de las Rías Baixas en familia y terminar de planificar la próxima temporada tras sellar su renovación, pero "ahora mismo no podemos hacer nada. Espero que de aquí hasta el 15 de julio se puedan clarificar las cosas. Tal como está ahora la situación, no sé si podré volver a Argentina, si me voy a quedar o cuál es la situación. ¿Qué pasa si no se vuelve a jugar hasta enero? Me tendré que ir. Pero, ¿si empezamos en septiembre y no se pueden hacer fichajes porque las fronteras siguen cerradas?"

Todas ellas son cuestiones a resolver en las próximas semanas del técnico, que, por otro lado, vive semanas con cierta angustia porque "mis padres viven en Mendoza, en Argentina, y tienen 76 años. Son población de riesgo. En una situación normal, si les llega a pasar algo, sabía que cogía un avión y en 24 o 48 horas estaba en Argentina. Ahora no lo podría hacer. Es imposible".

Esta circunstancia se da porque el país sudamericano también se encuentra blindado al exterior e impone una cuarentena obligatoria a las personas que entran en él. De hecho, Cabrera y el pilar Emilio Brizuela se quedaron en Vigo, pero sí regresaron a su país otros cuatro jugadores. No obstante, "todavía están en cuarentena, la terminan el martes (mañana). Aún no pudieron ver a sus familias desde que viajaron", relata Cabrera y añade que "si yo viajo, me pasaría lo mismo. En lugar de estar aislado en Vigo, quedaría aislado en Argentina. Soy de Mendoza, que está a 1.100 kilómetros de Buenos Aires y apenas hay vuelos interiores. Claro que tengo muchas ganas de irme, pero no serviría de nada". Una angustia que tiene como buena noticia saber que la lejanía de su tierra de origen permite mantener controlado el Covid. Mendoza es el interior del país, la provincia del imponente Aconcagua con sus 6.960,8 metros sobre el nivel del mar y, por suerte, "solo tienen a 96 afectados y más de 70 recuperados", explica Cabrera. La provincia, con dos millones de habitantes, alcanza los 148.000 kilómetros cuadrados por los 30.000 de Galicia. Un reparto de la población y aislamiento que permitió mantener el coronavirus sin demasiada incidencias.

"Allí el rugby va a empezar en septiembre, pero no van a hacer el campeonato con tres provincias, como hasta ahora, lo harán sólo con Mendoza", explica Cabrera. Una limitación más derivada del coronavirus. Mientras, el rugby se debatía en los últimos días por un cambio normativo para aminorar el riesgo de contagios durante los partidos. Se reduciría el contacto y también las fases como la melé, pero el entrenador de Kaleido admite que "no va a salir adelante. Sería cambiar por completo el deporte, la disciplina es diferente. Inglaterra ya dijo que no lo iba a practicar y Nueva Zelanda tampoco", explica Cabrera.

En la semana de reinicio del fútbol, un estudioso del juego del oval como él reflexiona. "No veo diferencias de riesgo con el fútbol, que en un saque de esquina están también respirando cara con cara en el marcaje individual uno a uno. Es lo mismo, no hay diferencia". Eso sí, admite que "nosotros no podríamos cumplir los protocolos. Económicamente es inviable hacer seis viajes al País Vasco y dormir en habitaciones separadas. Todavía hay que esperar".

El técnico se arma de paciencia y prudencia. Sin apenas salir, continúa su formación con entrenadores de todo el mundo y también enseña a los de aquí. "Están contentos, porque les hablamos de cosas que no habían visto antes. Lo que pasa es que no lo pueden probar en el campo. Es la pena". concluye Cabrera.n

Contenido patrocinado

stats