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Celta
El análisis futbolístico pretende ser un sesudo ejercicio de observación e interpretación del ajedrez dinámico que son las tácticas, mecanismos y automatismos de los equipos. Y así debe ser. El problema es que, muchas veces, el fútbol se empeña en ser más sencillo. Ayer volvió a suceder. Dos chispazos de calidad y contundencia del Atlético de Madrid echaron por tierra una fantástica primera mitad celeste. Sin embargo, cuando la esperanza parecía muerta, el debutante Ferreyra devolvió el disparo y salvó un punto.
La importancia de la circulación
Al contrario que otros entrenadores en citas anteriores, Simeone decidió esperar al Celta en un bloque medio-bajo. Los célticos recogieron el guante e hicieron lo que mejor saben: juntar futbolistas de buen pie por dentro, aglutinar pases y atraer rivales para soltar a la amplitud de los laterales y acabar de nuevo dentro. Eso es exactamente lo que sucedió en el gol de Santi Mina, con una circulación rápida y precisa que aflojó marcas, un gran centro de Hugo Mallo entre defensa y portero y un fenomenal cabezazo de Santi Mina en el primer palo. Chachismo en estado puro.
Si el cazador es otro, tú eres la presa
Después del gol, el Celta lo siguió bordando. De acumular tanta gente para atacar, la presión tras pérdida era muy efectiva. Y las vigilancias de los centrales sobre los delanteros locales, impecables. De esta forma, el equipo celeste impedía que el Atlético transitase, tanto con cercanos como alejados. Pero cuando hay tanta calidad delante y, sobre todo, tanto instinto asesino, jamás se puede estar tranquilo. Luis Suárez demostró su excelso momento de forma con fogonazos, al final del primer tiempo y al principio del segundo.
¿La historia de siempre?
Después de una década al frente, el libreto de Simeone lo conoce todo el fútbol mundial. Con matices, ajustes y mejoras. Pero siempre con la esencia clara. La sensación fue que, a partir del segundo gol, el partido se había acabado.
El cazador cambió de bando
En los últimos minutos del encuentro, el Celta había perdido la precisión y fluidez con la pelota del primer tiempo debido a los golpes recibidos y a la solidez granítica del líder de la Liga. Pero, quien a hierro mata, a hierro muere. De nuevo, cuando la dinámica del juego indicaba una cosa, sucedió la contraria. Y esta vez a la inversa. Con un destello de Aspas para que los dos argentinos recién llegados empezasen a producir para el equipo: Solari sirvió y Ferreyra mató en boca de gol. El Celta también cazó.
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