"Miro al Celta con envidia sana"
PACO HERRERA. Entrenador de Las Palmas y ex del Celta
Tres años después de devolver al Celta a Primera, Paco Herrera (Barcelona, 1953) regresa a Vigo tras lograr un nuevo ascenso con la UD Las Palmas. Sigue los partidos de su ex equipo siempre que puede –"me robó un poco de mi corazón", apunta– y cree que esta temporada puede aspirar a más que el curso pasado. Él, mientras tanto, pelea por mantener a la UD en Primera: "Será difícil, pero estoy seguro de que lo vamos a conseguir".
¿Volver a Vigo sigue siendo especial aunque pasen los años?
Sí. Las cosas no se olvidan así como así. Siempre me quedo con los mejores recuerdos de cada sitio, los malos los olvido, y Vigo tuvo esos momentos buenos durante tres años. No me refiero a momentos como el ascenso, sino al comportamiento de la gente, las amistades, las relaciones que ahora hacen que volver a Vigo siempre sea especial.
¿Los buenos recuerdos están más ligados a lo personal que a los éxitos deportivos?
El 70% está relacionado con el trabajo. Pero mi trabajo no han sido sólo los éxitos y las derrotas, sino las vivencias deportivas, el conocimiento de mucha gente, la relación con todas las personas ligadas al club. Con los jugadores, con los entrenadores de la base, con el consejo y el presidente a la cabeza… Todo eso lo meto dentro de ese paquete deportivo. El otro 30% es el entorno, que también es mucho.
¿Mantiene una buena relación con el presidente, a pesar de su abrupta salida del club?
No es una relación que mantengamos diaria, semanal o mensualmente. Es un cariño mutuo que quedó. Tengo un íntimo amigo con el que a lo mejor hablo cada tres meses. Me puedo tirar seis meses sin hablar con él, pero lo considero una persona especial. Eso sucede con el presidente y las tres o cuatro personas que estaban cerca de él, como Ricardo (Barros), Pedro (Posada) o Antonio (Chaves), con los que también tuve una relación intensa, especial.
¿Qué encontró en Vigo y el Celta que no encontró en otros lugares?
No lo sé. A veces surge una conexión mutua. No sé, pero sí es cierto que cuando tengo vacaciones, hablo con mi mujer y nos vamos tres días a Vigo porque lo sentimos algo nuestro. Es como cuando te enamoras de una chica, debe ser algo así. Seguramente fue más fácil para mí hacer amigos, por la forma de ser de la gente, y encontrarme cómodo porque supongo que también fui un buen compañero de viaje para los demás.
Vuelve a enfrentarse al Celta tras subir a Primera con Las Palmas. ¿Cómo saboreó este ascenso en comparación con el de 2012?
En Las Palmas, la gente es más caliente hacia su equipo. Después de lo sucedido el año anterior, era una necesidad que no podía esperar más y la gente te lo demostraba por la calle. La gente disfruta la fiesta de otra manera, supongo que como consecuencia del calor. Tienen un amor extraordinario por su club, seguramente por estar mucho más alejados de todo. Este club es especial para la gente y te lo hacen sentir todos los días. Ahí está la diferencia. La fiesta fue igual, fantástica, con la gente súper ilusionada. En los dos sitios se celebró con el mismo cariño, pero aquí hay más pasión por su equipo.
Si en el Celta se hizo cargo de un equipo plagado de jóvenes canteranos, en Las Palmas se encontró con un conjunto también con muchos jugadores de la casa, pero varios veteranos que regresaban a casa como Valerón, Ángel, Momo, Nauzet...
Hubo un partido en el que llegamos a jugar media hora con once canarios, aunque en el momento ni siquiera lo sabía. Eso sí es parecido en Vigo y Las Palmas. Allí jugábamos con ocho canteranos y aquí el promedio creo que ha sido de nueve canarios. De ellos, regresaron cuatro o cinco futbolistas de la península que han sido el santo y seña del equipo, mi referencia, los jugadores en los que me he apoyado para dar paso a jugadores que no acababan de ser titulares o incluso dos o tres que prácticamente debutaron conmigo, caso de Simón, Roque o, al cincuenta por ciento, el portero Raúl. He tenido esa mezcla, pero la clave de todo han sido los veteranos.
¿Cómo ve la pelea por la permanencia?
Difícil, complicada. Sabemos que vamos a pasar por momentos difíciles, pero estoy seguro de que lo vamos a conseguir.
Es su tercera temporada en Primera como entrenador y no pudo acabar ninguna de las dos anteriores, con Numancia y Celta. ¿La afronta como una especie de reválida, como un reto personal?
No me lo tomo así, pero sí es así. Es consecuencia de estar en equipos que parten de abajo y que dependiendo de un montón de cosas, esperan, tienen paciencia, aguantas o no. En estas situaciones estás viviendo siempre al filo de la navaja y es lo que me ha tocado. Ha sido mi destino, pero no me quejo de ello.
¿Y al Celta cómo lo ve?
Cada año lo veo un poco más maduro, cada año un poco mejor. Ha perdido un jugador importante como Michael (Krohn-Dehli), pero ha recuperado a un jugador importantísimo para el club como Iago Aspas y ha firmado a un futbolista que tiene más matices que Michael, Wass. No lo conocía de nada y ha sido un acierto tremendo, otra vez más, de la secretaría técnica. Creo que las expectativas del equipo tienen que ser superiores deportivamente a las del año pasado, por lo que consiguieron y por lo que creo que pueden conseguir, pero no voy a entrar en ello porque sería meterme donde no debo.
Iago ha vuelto antes de lo que imaginaba, como él ha reconocido. ¿Qué le parece su regreso?
Pongo un ejemplo muy parecido con Jonathan Viera. Salió de Las Palmas muy joven, se fue a Valencia, estuvo dos o tres años y no acabó de cuajar. En el Rayo tuvo el mismo problema, lo cedieron a un equipo belga y aguantó seis meses. En diciembre del año pasado regresa aquí y ya no se quiere mover. Hay jugadores que tienen un solo equipo y ése es Iago Aspas o Jonathan Viera. Tienen un solo equipo, por el que sienten pasión absoluta y donde deben desarrollar su mejor fútbol. Pero la experiencia siempre les viene bien para regresar mejores a su club de origen.
¿Ahora ve al Celta saneado económicamente, con capacidad para hacer mejores fichajes, con una plantilla más experimentada, peleando cada vez por objetivos más ambiciosos y siente que se ha perdido la mejor parte del proyecto que inició con el ascenso?
No lo valoro así porque entiendo que es la ley del fútbol. Miro al Celta con una envidia sana. Veo todos los partidos que puedo porque me robó un poco de mi corazón a nivel deportivo y lógicamente deseo que gane excepto cuando juega contra mí. Es la sensación que tengo. Pero no me he parado a valorar que me he perdido esos momentos porque la vida sigue y estoy en otro sitio.n
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