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María Pérez Araújo (Vigo, 1 de agosto de 1997) recaló en el Çukurova turco para retomar su carrera deportiva. Ultima la recuperación de la segunda rotura de ligamento cruzado en la rodilla derecha y firma por dos campaña y media por una formación que disputa la Euroliga y pelea por el título en su país. Meditó jugar en el Celta porque “uno siempre quiere volver a casa”.
¿Por qué se decidió por Çukurova?
Es el equipo que más apostó por mí. El que me hizo un contrato largo y, saliendo de lesión, que te transmitan la confianza es importante. Ya llevan tiempo interesándose por mí, incluso antes de la lesión. Cuando me la hago, también manifestaron el interés y me dijeron que, cuando estuviera cerca de reincorporarme, contactarían conmigo. Y lo hicieron. Y, a largo plazo, es el equipo que me presento un proyecto, que en España no se presentó. Por eso me decanté por venirme hasta aquí.
Que le ofrezcan dos años y medio creo que será algo fundamental.
Para una jugadora que vuelve de lesión, no tener esa prisa de disponer de solo unos meses para intentar demostrar cosas es algo importante. En lo poco que queda de temporada, no tendré mucho tiempo de encontrarme y aquí puedo seguir el camino de recuperarme poco a poco y de entrar en la pista paso a paso. Y sentir que tengo un sitio, que no será un contrato temporal en el que llego, se acaba y me voy.
Le ofrecieron tener calma en la recuperación, pese a que es un club con máxima exigencia.
Los objetivos siempre son máximos. Venimos de perder de dos en la Copa turca ante el Fenerbahçe y la exigencia es estar en todas las finales. Pero sí que me pusieron todas las facilidades para que me siga recuperando aquí porque todavía no voy a empezar a jugar. No estoy para ello y al club le pareció bien todo, estuvieron en contacto con los médicos y me dijeron: ven aquí, comienza a entrenar y te incorporas poco a poco.
¿Le sorprendió que un club tan importante en Europa apostase así por usted?
Para mí es un elogio que un club grande, que no sea español, confie en mí y apueste por mí. Porque, al final es una apuesta que hacen por mí, me ven como una jugadora joven y desean que pase aquí un tiempo. El algo que está muy bien.
¿Le costó decidirse?
A nivel general, no había apuesta sobre la mesa que se pareciese. Es cierto que, como todo el mundo sabe, el Celta estuvo pendiente toda la recuperación y estuvo hasta el final ahí. Pero hablando con Cristina Cantero, le dije que, en ocasiones, las oportunidades llegan por algo y que te llame un equipo de Euroliga es para cogerlo, intentarlo y pelearlo.
¿Hasta qué punto pensó volver al Celta?
Siempre estoy pendiente de ellos y con Cristina Cantero siempre hablo. En este periodo, también pasó lo mismo. Pero, al final, yo le explicaba que van a estar en una situación apurada, aunque ojalá se salven, y para mí es mejor ir poco a poco y no tener que jugar muchos minutos de golpe o tener que asumir mucho protagonismo. Quiero ir paso a paso y estar en el Celta igual me pedía más, el necesitar ganar este partido. Y yo, por cómo soy y por el sentimiento que tengo, si me veo con la camiseta celeste, dejaría de pensar en la rodilla. Importaría menos lo racional que lo emocional y, después de tanto tiempo, no sería lo mejor. Fue un poco difícil porque, al final, siempre se quiere volver a casa, pero hubo que pensar con la mente fría.
Sin equipo, ¿cómo hizo para concentrarse en la recuperación y no despistarse con la decisión de futuro?
Es cierto que he sido capaz de evadirme mucho de esto durante los últimos meses, en los que me planteé no pensar mucho en eso y centrarme en mí. Es algo que trabajé mucho con el psicólogo, el centrarme en el presente y no tanto en el futuro, que puede ser un vicio malo. Ahora, lo cogí con ganas y con fuerza. Cuando me volvió a llamar el Çukurova, que lo hizo varias veces, ellos tuvieron la paciencia necesaria y respondieron a su palabra, que es algo que te da tranquilidad como jugadora.
¿Cómo se encuentra?
En estos primeros días, cansada por el viaje y el proceso de instalarme en Turquía, pero me encuentro bien físicamente y con ganas. Ahora, comenzaré con los entrenamientos colectivos y, cuando menos lo esperemos, volveré a jugar y espero que todo vaya bien. Y estaré muy feliz.
¿Cómo será su día a día?
Voy a estar con el grupo, pero también depende de la semana. Por ejemplo, en esta, que ellas tienen dos partidos fuera con la Euroliga, yo me quedó en la ciudad con mi propio plan de trabajo y los fisios. Pero sí, estaré mucho en la dinámica del equipo.
¿Cómo es el club, que no se conoce en España?
Aún no puedo decir mucho porque acabo de llegar. Los conozco lo justo y necesario pero veo que están muy pendientes de la jugadora. Es una pasada lo que nos cuidan y los medios que tienen en lo referente a pisos, coches, instalaciones… Se parecen mucho a un centro de alto rendimiento con varias pistas, incluso un restaurante en el pabellón en el que podemos desayunar, comer y cenar. La ciudad aún no lo sé porque acabo de llegar y todavía no vi nada. Pero el club tiene un nivel muy alto y también lo es la exigencia y nos lo hacen saber. Es un cambio de chip, pero está muy bien.
Como un centro de alto rendimiento.
La verdad, es que no he visto unas instalaciones así en España en ningún lado. También me ayudó a dencantarme eso porque tenemos dos fisios, un masajista, un médico… Todo esto solo dentro de nuestro equipo. Y, al venir de una lesión así, es algo relevante y una de las cosas por las que me decido por este equipo. Una de las primeras cuestiones que pregunté es quién iba a estar conmigo. Mi cirujano también conoce a un médico aquí de Turquía, que es un contacto que tengo. Todo ello me hace decantarme por esta opción.
¿Cómo fue la recuperación?
Fue una decisión mía el hacerla por mi cuenta. Al estar en Girona, permanecer en el equipo, pero sin estar dentro, es algo difícil porque ves que tus compañeras hacen cosas que no las puedes hacer, que viajan y no te enteras de la mitad de lo que pasa… Es estar dentro, pero sin estarlo y para mí es complicado. Me junté con profesionales de confianza y encontré gente muy buena. Me mudé a Valencia, trabajé por mi cuenta y creo que el resultado va a ser muy bueno.
Con el gasto que conlleva.
El Girona me ofrece operarme con el mismo cirujano que la primera vez y, como creo que es entendible, no quise. La confianza no la tenía porque venía de romperme tras operarme la primera vez. Tuve que llevarlo yo a cabo, la operación y la recuperación. Es un cargo que asumes, pero lo haces porque es tu cuerpo y tu salud.
¿Piensa en la selección española?
Hay que ser realista y primero hay que ver cómo vuelvo y, luego, ya veremos. Tanto Miguel Méndez, como el cuerpo técnico y la federación española, han estado pendientes de mí. Continúo en el listado de 24 jugadoras para los Juegos. Primero hay que ver cómo vuelvo, cómo estoy y si me siento preparada, lo pelearé.
¿Cómo es la relación con Miguel Méndez?
Miguel me llamó todo este tiempo y yo le conté el equipo al que iba a ir. Siempre estuvo pendiente y, a nivel humano, es un diez. Siempre se ha preocupado y, si estoy, seguro que me da la oportunidad. El tener cercanía, y más en estos momentos, siempre es agradable. Esto conlleva que, cuando llegue el momento, vas a trabajar con ganas. Una concentración son muchos días juntos y es necesaria esa buena relación. En la etapa en Vigo, me invitaron a ir y estuve con ellos. Le di muchas veces las gracias a Miguel porque me dio un chute de energía. Lo único es que no pude jugar en Vigo, pero con él a cargo, espero que se pueda repetir.
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