Manuel Lorenzo y Sara Castillo vuelan alto en el puerto vigués

Álvarez Salgado y Loly García cerraron una carrera con 256 atletas en la línea de meta

Publicado: 09 sep 2024 - 11:09 Actualizado: 09 sep 2024 - 11:09

Un total de 256 atletas cubrieron el trazado ubicado en las instalaciones del Puerto de Vigo.
Un total de 256 atletas cubrieron el trazado ubicado en las instalaciones del Puerto de Vigo.

El marinense Manuel Lorenzo y la albaceteña residente en Vigo Sara Castillo se adjudicaron ayer la decimotercera edición de la carrera organizada por el club ADN Runners-Telmo Peluqueros de Carlos Adán, disputada por primera vez con el nombre de 10 Kilómetros Alfonso Moro, en sustitución del tradicional Xornadas Marisqueiras.

Lo que no cambió fue el escenario de la prueba, que volvió a ser el circuito de 5.000 metros -al que los participantes dieron dos vueltas- ubicado en el puerto vigués.

En una mañana soleada pero fresca, la salida se dio a las diez de la mañana y, poco más de media hora después, cruzaban la meta los primeros atletas, de los 256 que completaron la carrera.

Y el vencedor fue Manuel Lorenzo, del Club Deportivo Pinarium, que firmó un tiempo de 32:23 minutos, con una media de 3:14 por kilómetros. Al marinense lo acompañaron en el podio absoluto masculino el cangués Álvaro Prieto (CA Corredoira), que además se impuso en la categoría M2 con 32:49, y el vigués Daniel Gómez (Delikia), con 32:55.

En categoría femenina, Sara Castillo (CA Corredoira) fue la más rápida con un crono de 38:24 y la siguieron Sofía Freaza (38:49), del Comesaña, y Noemí Álvarez (39:54), del Delikia.

Cerraron la prueba el atleta olímpico Javier Álvarez Salgado, que a sus 80 años repite un recorrido de fondo después de participar también este año en la Minibay, y su esposa y también atleta Loly García, de 74, que además se impuso en la categoría F5 (para nacidas antes de 1954).

Ambos llegaron al mismo tiempo, con un tiempo de 1h12:32, y pusieron el punto final a una competición que repartió suculentos premios, desde marisco hasta jamones, embutidos y botellas de vino. Un buen arsenal para recuperar la energía empleada.

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