Judith Rodríguez: “Estoy muy contenta y un poco aliviada con la confirmación”

Esgrima en silla

“Podía haberme clasificado o no, pero el esfuerzo que hice para estar en París fue el máximo”, señala la tiradora viguesa clasificada para los Juegos Paralímpicos de París

Judith Rodríguez obtuvo la clasificación para los Juegos Paralímpicos.
Judith Rodríguez obtuvo la clasificación para los Juegos Paralímpicos.

Judith Rodríguez (Vigo, 28 años) recibió el viernes la confirmación de que estará en los Juegos Paralímpicos de París tras un ciclo de grandes dificultades y en el que se ganó una plaza en espada tras algunas reasignaciones. Vivió meses de mucha presión haciendo números, algo que le costó gestionar, pero ahora ya piensa en la cita de París.

¿Cómo se encuentra?

Muy contenta y también alividada porque estábamos esperando la confirmación. Estaban hechos los cálculos, pero hasta que la Federación Internacional no lo confirmara, no queríamos hacernos ilusiones. Trabajé todos estos años para ello y siempre digo que el esfuerzo que hice fue el máximo. Podía haberme clasificado o no, pero sí que el esfuerzo fue al máximo.

Supongo que ya estaba con ganas, pero ahora todavía un poco más.

Sí. Estaba ya haciendo una posible planificación para París porque ya habíamos hecho los cálculos y sabíamos que podía pasar. No obstante, hasta esa confirmación no estás segura al 100%. Estuve todo el viernes por la mañana esperándola y preguntando al comité paralímpico a ver si llegaba. Estaba con la incertidumbre y pensando si hasta el lunes no lo iban a decir. Pasado el mediodía, me llamó el seleccionador y me confirmó que sí, que iba a los Juegos Paralímpicos. Es una gran alegría.

¿Qué planificación tiene a partir de ahora?

Mañana me voy a Madrid para entrenar con la selección española de florete de a pie. Voy allá con María Mariño. Voy a practicar florete con ellos y el fin de semana ya tengo la cuarta prueba del Campeonato de España en silla, que es la última y defiendo el título de florete y en el de espada voy segunda. Después tengo una Copa del Mundo satélite y el 25 de junio voy a Polonia a un campus de deportistas de esgrima en silla que van a ir a los Juegos. Estará el equipo polaco, el ucraniano, el turco y el de Georgia. Tengo una semana seguida ahí, dos días de descanso, y afronto la Copa del Mundo del país, que es la última competición antes de los Juegos Paralímpicos. Intentaré hacerlo lo mejor posible para estar bien situada en el ránking y también para poder analizar lo máximo posible a las rivales.

Va a poder entrenar con gente de máximo nivel, que es algo que no siempre puede hacer.

Para mí es una de las mayores dificultades que me encontré. En el camino a los Juegos, tuve dos problemas que son los más grandes. Uno es el esfuerzo económico que tuve que hacer porque invertí mucho tiempo y dinero para poder alcanzar los Juegos, que es un sueño. Y, como es un deporte minoritario en España, no tengo a nadie para entrenar a nivel profesional de esgrima en silla. Ahora, estoy entre Vigo y Barcelona para entrenar en los dos clubs y tengo la suerte de que la gente de a pie se pasa a la silla para entrenar conmigo, pero no es lo mismo. Hay muchas cosas que cambian. Te adaptas, pero la técnica, el movimiento, la distancia y la toma de decisión son distintas. Ayuda a tirar hacerlo con gente diferente, pero siempre aprendes mucho más el hacer esgrima con paralímpicos. Siempre dependes de irte a otro país y, además, de que te inviten. Si eres una rival directa, no quieres que vayas a entrenar con ellos y más ahora que se acercan los Juegos.

¿Cómo vivió estos últimos meses de ránking paralímpico?

Fueron de bastante presión a nivel psicológico. Al principio, estaba dentro de las plazas y, al final, ya no. Éramos muchas peleando por muy pocos puestos y es necesario mantener el nivel toda la temporada. Además, no es ir a una competición y hacer una determinada marca. Dependes de la puntuación y de lo que hagan otras. Creo que poder ir a unos Juegos no definen que un deportista sea mejor o peor, pero sí que creo que es un premio al esfuerzo y al trabajo de estar arriba. Fueron meses de presión, de nervios y de muchísimo entrenamiento.

¿Le costó a nivel mental?

A nivel psicológico, me costó llevar la presión. Estuve trabajando con mi psicólogo, Javier. Me mandaba hacer técnicas y ejercicios. A medida que se iba acercando el final de la clasificación, las competiciones eran más duras y esa presión era más elevada para mí. Y me costaban más los asaltos porque, inevitablemente, en cada enfrentamiento te ponías a pensar en un resultado y en otro. Lo que pasaba si una gana y otra pierde… Podía bajar unos puestos o subir otros. Te centras más en los números que en el propio asalto y es en lo que tuve que trabajar en estos meses.

Y, además, tuvo combates muy directos.

Fueron cruces con gente que va a estar en los Juegos y con algunas que estaban peleando conmigo. En Sao Paulo, competí contra la actual campeona paralímpica y estuvimos igualadas hasta el final, pero en los dos últimos tocados estuvo mejor y me ganó. Pero es cierto que con ella, gana una vez cada una y espero que en septiembre me toque a mí.

Al terminar la Copa del Mundo, echaron esas cuentas y, al ver que entraban, ya se vino algo más tranquila.

No lo sé porque teníamos muchas dudas. Hicimos las cuentas varias veces. Siempre nos daban los números, pero hasta que la IWAS (Federación Internacional) lo confirmara, no lo tenía seguro. Podía haber alguna norma por ahí que podría cambiar las cosas. Trabajábamos con el sí con la vista puesta en París, pero faltaba esa confirmación absoluta.

Ahora, en los Juegos, ya no hay esa presión de puntos y son otras tiradoras las que la tienen…

Al final, creo que todavía soy un poco novata. Llevos dos años en el circuito internacional. Comencé como la última del ránking y ahora estoy entre las cinco mejores. Es un gran avance y sí que hay otras tiradoras que tendrán esa presión porque tienen una experiencia que yo todavía no tengo. Pero también tengo mis armas y espero que me sirvan.

¿Qué tiene el equipo chino para dominar tanto?

No sé lo que tienen, pero son como robots. Es verdad que se mueven bien en la silla, tienen un tiempo de salida muy bueno y, pese a que no hacen muchas acciones, las que hacen las ejecutan muy bien. Nos controlan mucho los tiempos y las distancias y es algo que da la diferencia. En el último Mundial, en el que las chinas ganaron todo, todos los asaltos, yo fui capaz de ganar a la campeona asiática, que para mi es la mejor del mundo. Me sirve de mucho porque, si pude hacerlo una vez, ¿por qué no voy a repetir? No voy con miedo a ellas en los Juegos. Sé que son muy fuertes, pero que también es posible ganarles.

Viendo los ránkings, parece que se repartieron para ganar cada arma con una tiradora distinta.

Sí, sí, parece. Pero después, una vez allí, irán a todo. Porque son buenas en las tres armas y yo me mediré a ellas en espada y florete, que son las mías. Ahora viene la época de estudiar a las rivales porque en los Juegos hay pocas competidoras y ya sabes, más o menos, quién te puede tocar. Así como ellas me van a estudiar a mí, yo también a ellas. Es algo que me pasó al llegar, que al principio no me conocían mucho, pero después de ganar alguna medalla, ya empezaron a analizarme mucho. Entre el maestro Manuel Mariño, el maestro Xavi de Barcelona y yo, tenemos que estudiar todo bien.

¿Clasificarse para los Juegos espera que sea un paso adelante a nivel de ayudas económicas?

Eso espero. En la actualidad, estoy clasificada y más allá del Plan Adop, sólo tengo la ayuda de la Xunta. Espero que a nivel privado me salga alguna más, que ahora no tengo. Vienen unos meses en los que tengo muchos viajes para preparar esos Juegos y es un desembolso importante. A ver si se anima alguien a apoyar este deporte y este camino. Viene París y acabo de empezar en la esgrima en silla. Vienen estos Juegos y, después, creo que estaré bastantes años más de carrera. Es el inicio.

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