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La reducción de capital y la posterior ampliación que planea Carlos Mouriño para seguir teniendo el control total del Celta no ha gustado a una gran parte del accionariado celeste y hay quien pone en duda su legalidad. Esta operación acordeón contempla que el presidente capitalice su deuda postconcursal de cuatro millones de euros, que se sumaría a los otros tres que ya ha convertido en acciones en la actual ampliación. Esta maniobra le permitiría minimizar por completo el impacto de la llegada del nuevo grupo accionarial encabezado por el ex jugador celeste Diego Placente. En principio, este colectivo se haría con cerca del 20% de las acciones al capitalizar los 3,5 millones que el Celta le debe. Sin embargo, la reducción y la posterior ampliación le convertiría en un grupo residual en el accionariado celeste. Los responsables de este colectivo han preferido no valorar esta maniobra y no lo harán hasta que Carlos Mouriño ofrezca los pormenores de la misma.
Fuera de España En principio, el presidente no tiene previsto hacer ningún tipo de valoración pública. Tras la junta extraordinaria de hace una semana, Mouriño se marchó a México, donde permanecerá al menos toda esta semana. Por su parte, el actual segundo máximo accionista del Celta, el vicepresidente Ricardo Barros, también se encuentra fuera de España.
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