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Por unas felices fiestas
La cinta está bajo los pies. Es la guía para avanzar hacia el oponente y no irse para el lado. Los ojos para mantener la línea en pleno duelo. El resto es dominar el arma y buscar el cuerpo del rival que está delante. La cuestión es conocer el lugar exacto porque, en este caso, los tiradores no pueden ver. Es la realidad de la incipiente esgrima a ciegas, la versión para invidentes de esta disciplina deportiva y que en el municipio tiene al Ciudad de Vigo como representante. En sus filas, dos representantes: Marcos Mosteiro Rodríguez ‘Kiko’ y Corina Alfonso Mañá.
Ambos deportistas ya consiguieron buenos resultados a nivel internacional y “ahora se está buscando el reconocimiento oficial en España. Está en proyecto el primer Campeonato de España”, explica Gabriel Traversa, el maestro del club vigués y discípulo del pontevedrés Adrián Cubela, que introdujo la modalidad en Galicia procedente de Italia. En los primeros meses de 2023 será el momento de ver la disputa del primer Campeonato de España de la modalidad para lo que es preciso disponer de, al menos, cinco competidores. Esa fue la exigencia de la Federación Española.
Todo indica que se reunirán y para ello se preparan Kiko Mosteiro y Corina Alfonso. Ambos bajo la tutela de Traversa. “Empezaron en 2021 con nosotros. Vienen al pabellón de Bouzas y todos entrenamos con ellos”, describe el preparador. Y una sesión en el Pablo Beiro es especial. En uno de los pasillos se extiende la línea de referencia y allí aparece Kiko para practicar la técnica con el maestro. “Para ser válido un tocado, tienes que dar antes en el hierro (el arma de rival) y, de forma inmediata, el cuerpo. No vale tocar el hierro y que pasen cinco segundos”, explica el propio tirador.
Después llegan los duelos ante otros integrantes del Esgrima Ciudad de Vigo. Uno de ellos admite que “ahora es cuando Kiko nos da una paliza”. En su caso, para poder entrenar tienen que tapar los ojos y practican una modalidad que parece completamente diferente. El propio tirador invidente relata que “me dicen que es agotador”.
Gabri Traversa indica que se tienen que situar los tiradores a una distancia de tres metros y “tocar una señal lateral para saber que están en el sitio y en la distancia". A partir de ahí comienza el combate con la guía bajo sus pies como brújula. Siempre debe estar un pie sobre esa línea de 14 metros y, si se sacan los dos, para poder seguir el duelo debe estar uno a cada lado de esa guía.
“Durante el combate, el entrenador lo puede ir orientando e, incluso, puede pedir un tiempo muerto para guiarlo. Esto en la esgrima olímpica no lo hay. El tiempo muerto es por reglamento, no se pide”, admite el preparador vigués. Es una ayuda durante el momento clave en un deporte que es “difícil. Es exigente a nivel de coordinación y de equilibrio”, describe Traversa.
En cada entrenamiento en el Pablo Beiro de Bouzas, se cruzan los diferentes tiradores. Los que tienen visión -con los ojos tapados- y los que no. “A ellos les viene bien porque tienen diferentes rivales con distintas características y a nosotros también porque practicamos una esgrima diferente, en la que sentir más con las manos y con el oído”, indica el preparador. A ello se añade otra faceta, que va más allá del deporte. “En el club entendemos que la formación que damos a los esgrimistas no solo tiene que ser deportiva, también en lo personal. Que aprendan a relacionarse, que aprendan ellos nuestra realidad y nosotros la de ellos”, concluye Traversa.
Marcos Mosteiro Rodríguez ‘Kiko’ puede considerarse un auténtico pionero de la esgrima a ciegas en España. Comenzó en esta disciplina en un campamento de la ONCE de la mano del pontevedrés Adrián Cubela y decidió quedarse con este deporte. “Fui a un campamento deportivo y allí estaba Adrián, mi antiguo entrenador, que hacía esgrima a ciegas. Él ya llevaba en ello desde 2014, pero no había nadie que lo hiciera. A mí me gustó y fui a mi primera competición con seis clases. Hasta hace unos dos años era el único de España que practicaba la esgrima a ciegas. No había nadie más interesado”, indica el tirador del Ciudad de Vigo sobre sus primeros pasos.
Antes de estar en este deporte practicó otros como el ‘gol ball’ que es específico para personas invidentes. Se juega por tríos, pero se cambió a la esgrima tras conocerla. En su periplo de aprendizaje estuvo en Pontevedra y ahora entrena con Gabriel Traversa en Vigo, ya que “tengo más rivales y se hace más divertido. Me gusta más”, expresa. Una diversidad clave para los torneos internacionales. El pasado mes de octubre acudió a Italia y allí finalizó sexto. “Me tocó un rival muy grande, que tenía el brazo mucho más largo y lo que hizo fue esperarme, ir hacia atrás y así me ganó. Yo era agresivo, iba hacia él y, al llegar, me tocaba siempre. No lo alcanzaba”, relata Kiko Mosteiro.
Es una derrota que le sirvió para aprender porque “normalmente soy agresivo y tengo que saber hacer otros tipos de combates para mejorar”, admite. Espera que pronto pueda combatir de forma oficial en España y Mosteiro explica que “en Italia es donde más avanzó esta modalidad, tienen muchos competidores y desarrollaron allí las reglas. También hay competidores en Suecia y en Francia”.
Más allá de la esgrima y, a pesar de contar con sólo 18 años, Kiko Mosteiro vive un día a día ajetreado. “Trabajo vendiendo el cupón. Dejé de estudiar porque no tenía material adecuado y tuve que meterme a vender el cupón porque en casa estaban todos en el paro. No es algo permanente porque quiero hacer algo que me guste. Mi plan es intentar hacer la ESO y, después, intentar cursar fisioterapia”, relata el deportista del Ciudad de Vigo.
Mientras, acude hasta el pabellón Pablo Beiro de Bouzas para entrenar con los compañeros, que se esfuerzan por ejercer de ‘sparring’, en gran medida, para que el joven no los vapulee en la modalidad de esgrima a ciegas. Ahí, el dominante es el joven.
Corina Alfonso practicó otros deportes antes de llegar al actual, pero admite que “siempre quise hacer esgrima, desde pequeña. Pero no sabía que había ese programa de a ciegas. Fue el técnico Adrián Cubela que habló con la ONCE e inició este proyecto. Comenzó en Pontevedra y nos enviaron un correo electrónico para comentarnos el proyecto. Fui allí y comencé”.
A partir de ahí, comprobó la forma de practicar este deporte. “Vi cómo era y me quedé”, describe. Eso sí, estos hechos fueron unos meses antes de la pandemia. Al Ciudad de Vigo llegó por proximidad y, debido a que Cubela formó a otros entrenadores como Gabri Traversa, su técnico actual. De esta forma, entrena con Kiko Mosteiro y otros tiradores de la entidad.
Esos primeros días de Corina Alfonso con las armas en las manos resultaron especialmente satisfactorios porque "en Marín hicimos tres días de torneo, con un cuadro individual y otro por grupos. Ahí fue donde pude ganar y para mí fue una pasada porque estaba el presidente de la Federación Española, José Luis Abajo 'Pirri', que me colgó la medalla", expresa la viguesa. Pero todavía resultó un poco más especial porque “además de lo que me indicaba el entrenador, él también me decía cosas sobre los rivales. Y claro, eso para mí es como si estuviera Messi dándome órdenes. Estaba en una nube. En semifinales gané a una de las campeonas de Italia, a la que nunca ganaba, y fue muy bonito. Queda mucho por trabajar, pero fue un impulso”.
La tiradora indica que “la esgrima, para mí, me ayuda al equilibrio porque soy un desastre y, desde ese punto, mejoré mucho. También me ayuda al acción-reacción y a estar atenta, concentrada... Te da unas habilidades a nivel mental y físicas que flipas. Y, dentro de esto, tampoco te exige una barbaridad. No tienes que tener un físico de la leche, depende. No es cuestión de estar minutos corriendo detrás de la pelota como en el fútbol”.
Por estos motivos, Corina Alfonso encontró su deporte pero no es la única disciplina que practica porque “también hago hípica, estoy en doma adaptada”. Una modalidad más que compagina con su trabajo como promotora de braille en la ONCE y, además, “estudio arte dramático y tengo un grupito de teatro, que se llama 'Puntos de Vista'. La semana pasada estuvimos en A Lama”, relata con naturalidad. Una auténtica mujer multidisciplinar pese a ser invidente y que se mueve con extrema habilidad sobre la guía del pasillo de esgrima.
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