Un equipo del montón

Tras el proceso concursal por el que pasó para hacer frente a su enorme deuda, la entidad olívica afronta el próximo curso con un presupuesto de 8,8 millones –tal y como hizo el último ejercicio–, superado éste por prácticamente la mitad de los conjuntos de Segunda. Históricamente, el Celta siempre ha luchado por subir a Primera División cuando le ha tocado competir en Segunda. Hoy por hoy, ha perdido el privilegio que se ganó durante su prolongada trayectoria en la máxima categoría del fútbol español. Aspira al ascenso, pero con un gasto prácticamente cuatro veces menor que tres años atrás, en su primera campaña tras el último descenso de categoría. A pesar de gastarse más de treinta millones de euros en la temporada 2006/07, primera de Mouriño en la presidencia, el Celta no pudo evitar el descenso. En la campaña 2007/08, se produjeron pocos cambios en la plantilla con el objetivo de recuperar cuanto antes un lugar en la Liga de las Estrellas. Sueldos millonarios como los que tenían entonces Lequi, Contreras, Núñez, Jorge Larena o Canobbio y un presupuesto de 28 millones de euros no fue suficiente para garantizar un puesto entre los tres primeros. Es más, el Celta tuvo que pelear por la permanencia. Entonces, fue inevitable para el club con sede en Praza de España acogerse a la Ley Concursal. Ahí comenzó el recorte de gastos, aunque no se notó en exceso en el curso 2008/09, en el que finalmente se gastaron 24 millones de euros. La última campaña fue la primera que el Celta afrontó amoldándose a las obligaciones del plan de viabilidad surgido del proceso concursal. Los 8,8 millones de euros que gastó este último curso serán los mismos de los que dispondrá el que viene. No obstante, el objetivo sigue siendo el mismo, pelear por una de las tres plazas de ascenso. La diferencia con los dos primeros años en Segunda de la era Mouriño es que ya no hay dinero para fichar futbolistas de los que marcan diferencias o, más bien, el número de jugadores que entran dentro de este grupo es inferior. El Celta hace un esfuerzo para pagar fichas como las de Trashorras o De Lucas, que compensa con un buen número de canteranos que cobran bastante menos que, por ejemplo, los dos futbolistas antedichos. Sin embargo, resulta imposible competir con presupuestos como los de casi la mitad de los equipos de la categoría. Superan las posibilidades financieras del Celta los recién descendidos –Valladolid, Tenerife y Xerez– y otros equipos que ya estuvieron este año en Segunda como Cartagena, Rayo, Recreativo o Elche. Destacan por encima de todos ellos el Betis, que fue incapaz de subir con una plantilla de Primera, y los filiales de Villarreal y Barcelona, dos clubes con una enorme capacidad económica. ¿Y el Celta? Del montón.