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Atletismo | Vig-Bay
Será una Vig-Bay de récord. Al menos, así lo hace pronosticar la inscripción previa y sólo un mal día en lo meteorológico puede estropear lo que apunta a ser la mayor participación de la historia de la Vig-Bay, que ya suma un cuarto de siglo de vida y llega a la vigésimo cuarta edición. Un total de 6.730 anotados, a falta del ajuste final, estarán en las dos líneas de salida. La Vig-Bay tradicional cuenta con 5.324 deportistas y la Mini Bay, con partida en Nigrán, tiene a 1.406. Sobre el cierre oficial de las incripciones, la organización extendió la mano a 150 participantes más.
El número es notable y, entre los muchos corredores, siempre hay elegidos que aspiran a la victoria. Son un porcentaje bajo, probablemente menor al 2%, pero con nombres y apellidos. Aunque siempre hay margen a la sorpresa porque, de vez en cuando, algún que otro deportista foráneo de gran nivel acude a la cita para preparar futuros retos y rompe los pronósticos establecidos.
En hombres, la prueba se presenta abierta porque falta el ganador del pasado curso, Anxo Castro, mientras que los dos primeros de la Run Run Vigo, Pablo Camescasse y Aitor Montero, no aparecen en la lista de salida. Debido a ello, el nombre de Jorge Puig Malvar, ganador en 2023, es el más destacado. Buscará unirse al selecto grupo de atletas que consiguen repetir victoria en la prueba. La oposición puede llegar por parte de jóvenes, entre los que está el céltico Hugo Suárez Martínez, uno de los discípulos de Manu Martínez.
En la categoría femenina, aparecen dos nombres claros ante la ausencia de la gala Alice Finot, centrada en la temporada de pista. Sí acude a defender la victoria Sonia Abad, que se estrenó en el palmarés el pasado año y busca el ‘doblete’. Tendrá competencia, fundamentalmente, de la líder del certamen municipal Run Run Vigo, Lea Breinholt, la danesa residente en la ciudad desde hace una década. Noemí Álvarez aparece como tercer nombre destacado, aunque no se descarta que otras atletas puedan aparecer para destacar en la carrera.
Como es habitual, el evento está abierto a posibles sorpresas y apariciones inesperadas. La última de ellas se vivió en 2022 con la victoria del letón Dimitri Serjogins, un corredor de gran nivel y que optó por la prueba viguesa contra pronóstico para realizar una verdadera exhibición. En esa edición, compartió primera plaza con la lusa Diana Sousa y, de nuevo, los corredores llegados desde el sur del río Miño volverán a tener su cuota de protagonismo. Menos habituales en Galicia, sí entra la cita entre Vigo y Baiona en sus planes. Cada año hay grupo que acude al evento y no es descartable que alguno de ellos tenga nivel para meterse en los primeros puestos e, incluso, pelear por la victoria.
El volumen de participación en 2025 es de tal magnitud que también lo es la opción de sorpresa. En todo caso, la lucha por la victoria es el objetivo más visible, lo que acapara los focos, pero el gran reto del pelotón de corredores pasa por establecer una mejor marca personal en la prueba. Al menos, esto es lo habitual para los que repiten porque los nuevos tienen como misión realizar una buena actuación a la par que descubren una media maratón que es dura, pero que tiene como aliciente el notable paisaje desde la salida a Samil hasta la llegada a Baiona. Durante muchos kilómetros se observa el mar y, en el último tercio, se corre al lado. Con dos zonas muy especiales como son praia América y Monte Lourido, que termina en una dura rampa.
Sobre el cierre de la inscripción, la organización aumentó en 150 personas el número de corredores
A falta de días para disputarse la Vig-Bay, la previsión del tiempo es que será desfavorable para la consecución de buenas marcas. La lluvia no está descartada al 100% porque dependerá del movimiento de borrascas de los próximos días, pero parece que se ausentará en la matinal del domingo. Lo que no cambiará es la dirección de viento que será del este o del sur y superior a los 10 kilómetros por hora. Irá en aumento a lo largo del día. Es decir, dará de cara o de forma lateral a los corredores durante la mayor parte del recorrido.
Al menos, sí es un buen pronóstico para la organización y las medidas sanitarias porque no está prevista una jornada de calor, que siempre incrementa el número de incidencias médicas por deshidrataciones o, incluso, golpes de calor. Los modelos establecen que no se alcanzarán los 20 grados y el viento rebajará la sensación de calor. Si se cumple esta previsión, no será un día de marcas, ni de sustos.
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