Dos caramelos bastan

segunda división b

El Coruxo superó con claridad al Sanse en un partido que no acabó en goleada por la falta de acierto local

borja refojos. vigo

Publicado: 06 ene 2020 - 03:21 Actualizado: 07 ene 2020 - 01:11

A Mateo solo le faltó el gol para redondear una actuación extraordinaria en la mañana de ayer.
A Mateo solo le faltó el gol para redondear una actuación extraordinaria en la mañana de ayer.

La cabalgata de reyes futbolística de ayer en O Vao no decepcionó. Algarabía, ilusión y diversión. Y victoria. El Coruxo fue muy superior al colista, un San Sebastián de los Reyes que, con todo, tuvo sus opciones. Fue así porque la lluvia de caramelos en forma de ocasiones que lanzaron las carrozas verdes no se canjearon en goles. Como una madre prudente, que solo permite a su hijo comerse dos caramelitos y guarda el resto para administrarlos en los meses venideros.

Todo ello en un desfile en el que la carroza que más brilló fue la número 21, procedente de Redondela. Mateo Míguez está volando esta temporada y ayer regaló una nueva exhibición a la grada de O Vao. Apareció por todas partes y repartió caramelos a todo el mundo. Incluso también para él. Pero quizá por aquello de cuidar la dieta, no las materializó en gol. Fue lo único que le faltó.

Porque tanto el mediapunta redondelano como todos sus compañeros jugaron cuesta abajo en los primeros 20 minutos. La cabalgata parecía una apisonadora. Añón metió en la jaula la primera que tuvo a los dos minutos. Pero, como pasa a veces con los regalos que le pides a los Reyes, lo que parecía que iba a ser una cosa, se convirtió en otra. El Coruxo generó situaciones para dejar el partido resuelto en el descanso. Barril y Silva erraron las suyas tras brillantes asistencias del propio Mateo y de Álex Ares. El redondelano tuvo dos más dentro del área, pero ambas, primero a pase de Silva tras una pared y luego con un remate al vuelo a un centro de Añón, cayeron en su pierna derecha. La menos buena. Irureta emergió para salvaguardar su portería.

El portero vasco estuvo excelso toda la mañana. Como un dique de contención anticabalgata. Como un grinch antinavideño. Sus compañeros lo aprovecharon para encontrar sus opciones en el partido, que llegaron un un centro chut de Pipe Sanz, que se estrelló contra la parte exterior del palo.

Así concluyó la primera parte de una cabalgata muy animada, con muchos dulces pero solo un regalo. Una tónica que se mantuvo a la vuelta de vestuarios. El equipo vigués siguió manejando el juego con balón siempre a partir del primer pase de Yebra y de las diabluras de Añón, Mateo y un inesperado Áles Ares que entró en el once por la lesión de Youssef en el calentamiento.

Precisamente de esa línea de mediapuntas verde brotaban los mayores espectáculos de la Cabalgata. Mateo bailaba, Álex bailaba y Añón picaba. Pero, una y otra vez, el aguijón se quedaba sin perforar la piel madrileña. Y en esa tesitura surgió el fantasma de morir por no matar. El Sanse creció poco a poco en el partido y, casi sin darse cuenta, encontró una fase de dominio en la que al Coruxo no le quedó más remedio que remangarse y achicar agua. Era el turno de Alberto Domínguez. El meta compostelano emergió para sacar dos cabezazos picados abajo, de los venenosos. En uno de ellos, a costa de golpearse contra el palo. Una demostración palpable del gran momento de un Coruxo en el que todos sus integrantes suman.

Pero en medio de ese fantástico engranaje colectivo de la cabalgata verde, la iluminación más radiante seguía fluyendo desde las botas de Mateo. El de Redondela estuvo a punto de anotar un gol memorable. Corrió a la profundidad y aguantó la carga de Tomás para demostrar que físicamente atraviesa una segunda juventud. Acto seguido, sacó a relucir su calidad para pinchar el envío largo, quedarse solo ante la salida de Irureta y superarlo por alto, esta vez sí con la zurda. El travesaño de la portería se empeñó en negarle el regalo a él y a la grada de O Vao que, aunque poco poblada, disfrutó con júbilo del pasacalles.

Pero la esencia de los regalos es hacérselos a los demás. Y ahí sí, Mateo volvió a demostrar que esta temporada es el número 1. Primero, en una asociación con Añón, que el coruñés, ya con el colmillo afilado, estrelló contra el palo. Y luego, en una cabalgada con disparo escorado, que Irureta sacó con la cara. Álex Ares recogió el rechace y cerró el partido de cabeza.

El carpetazo definitivo a la cabalgata llegó cinco minutos después con la expulsión de Tomás por una dura entrada sobre -cómo no- Mateo. Los compases finales sirvieron para que la afición disfrutase del debut de Aitor Aspas, aplaudiese a rabiar al redondelano cuando fue cambiado y viese cómo Añón disparaba fuera tras un gran recorte y Lucas casi metía un golazo desde el centro del campo. El Sanse también la tuvo con un remate al larguero de Fer Ruiz. Una cabalgata memorable para cerrar una gran primera vuelta del Coruxo.n

Contenido patrocinado

stats