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Javi Gómez Noya finalizó el martes segundo en el triatlón olímpico de Londres tras 'la carrera más rápida' en la que participó en toda su carrera
Veinticuatro horas después, ¿cómo se encuentra?
Un poco dolorido y muy satisfecho. Ahora, pensando un poco más en la carrera, cómo fue con calma y cómo estuve. Creo que corrí bien, que di el cien por cien y me encontré con un rival que no estaba a mi alcance como fue Alistair. Conseguí una medalla de plata, que es muy importante. Es una carrera que tienes una vez cada cuatro años y conseguí algo que no pude en Pekín, cuando por la entidad de los rivales parecía más fácil.
¿Fue la carrera de más nivel en la que participó?
Sin duda. Pensé sobre eso y hubo competiciones en las que a lo mejor también hemos corrido rápido, pero en la bicicleta hubo parones. En líneas generales, fue la carrera más rápida desde salida hasta meta.
¿Es una satisfacción verse tan en forma el día indicado?
Lo es porque no es algo fácil hacerlo. Y menos en un deporte como el triatlón, porque tienes que ajustar bien en tres deportes que son muy diferentes. A lo mejor, estás muy bien corriendo, pero nadando pierdes fuerza o estás fuerte en bici y no tienes agilidad corriendo. Es complicado, pero con la experiencia y a base de ensayo-error vas ajustando cosas y hemos hecho una buena preparación con un trabajo muy duro.
Durante la preparación pasó por una enfermedad, ¿temió no poder llegar a los Juegos?
Pasé por una enfermedad en mayo en la que estuve diez días sin entrenar nada y te pones un poco nervioso porque no sabes cuándo podrás volver. No sabía exactamente qué tipo de virus era y si iba a estar en cama tres días o sería algo más serio. Cuando volví a entrenar, tardé un par de semanas en volver a encontrarme bien. Pero una vez que volví, gané confianza y llegué en buena forma. Es complicado saber si sin la enfermedad hubiera estado mejor. También podía pasar que entrenara de más y llegara pasado de forma. El que más o el que menos siempre tiene algún percance en forma de lesión o de enfermedad. Es algo normal.
¿Se disfrutan los momentos después de la medalla o estás en una nube?
Realmente se disfrutan, pero es un poco estresante porque no te da tiempo a pensar demasiado. Desde que crucé la meta hasta estas horas, ha sido un no parar. Por ejemplo, casi no he podido ver a mi familia. En todo caso, no me quejo porque esto pasa debido a que he logrado algo bueno y la gente está pendiente de ti.
¿Cuál es el futuro deportivo de Gómez Noya a medio plazo?
Esta temporada me gustaría terminar el Mundial, competir en las pruebas que quedan, y hacer un gran final en el mes de octubre en Nueva Zelanda. Después, descansaré y planificaré no sólo la próxima temporada, sino también el siguiente ciclo olímpico. Me plantearé si ir a por todas en Río o fijarme otros retos, pero no es algo que me preocupe ahora mismo. Estoy motivado para seguir adelante y seguir trabajando. Dependerá un poco de lo que me vaya pidiendo el cuerpo.
En los últimos meses, ¿cuántas horas pasaba entrenando?
Entrenando o algo relacionado con el triatlón pasaba todo el día. De la mañana a la noche porque, al final, tienes el descanso y la alimentación, que todo va dirigido a rendir mejor. De entrenamiento puro, podían ser seis, siete u ocho horas tranquilamente. Cuando te acercas a la competición, subes la intensidad y bajas algo la duración de los entrenamientos y tienes algún día de descanso para asimilar el trabajo.
¿Tras ganar una medalla, se acuerda de la gente más próxima?
Es lo fundamental y lo más bonito. Tengo la suerte de tener a mucha gente que me apoya, principalmente mis padres, que han sido un pilar fundamental en mi carrera. También te acuerdas de otras personas que te apoyan y te facilitan las cosas.
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