Del Aconcagua a As Lagoas

Emilio Brizuela roza los 190 centímetros y está en los 130 kilos. Al distinguir su figura cualquiera lo sitúa en el pilar cerrado de la melé. Es alto y ancho y, con estas características, es un jugador que necesitaba el Kaleido Vigo Rugby para dejar de estar con el agua al cuello en cada melé debido a la escasez de jugadores en la primera línea. Debutó ante el CRAT en un enfrentamiento que terminó con un sabor amargo para los locales por la derrota y con una actuación personal correcta, pero no brillante. La causa la explica el propio jugador argentino. "Llevaba cinco semanas sin jugar y estoy sorprendido por el nivel porque aquí se juega mucho más cerrado. Hacía unos quince años que no me veía en tantas melés. Es algo nuevo, distinto, que me gusta y que vamos a intentar procesar. Es una nueva aventura", señala.

Durante las continuas sucesiones de "pick and go", Brizuela optaba más por la continuidad que por el choque directo e incluso levantó "rucks" sin esperar la llegada del medio melé. Opciones de juego que, en un pilar, sorprenden a rivales, compañeros y público. "Tuvimos errores no forzados que los grandes equipos no cometen y son los que hacen la diferencia. Hay que evitarlos y también aprovechar los fallos del rival porque creo que los desaprovechamos al tomar malas decisiones", explica.

Ahora, en plena Navidad, deberá adaptarse a un equipo al que llegó casi sin pensar. Tal y como reconoce, tuvo que buscar información porque el Kaleido Vigo era un desconocido para él. "Al terminar la temporada en Argentina me contactó un amigo y me comentó que hacían falta pilares en España. Me pasó el contacto del club y me invitaron a jugar. Siempre tuve ganas de viajar y jugar en otros lugares, no tenía grandes responsabilidades allá y, me dije, ¿por qué no? Son como unas vacaciones en las que tengo la oportunidad de jugar en otro país y conocer gente nueva", expresa Brizuela. "Del Vigo Rugby no tenía ni idea. Lo fui conociendo y buscando información mientras se gestionaba el pase. Averigué yo, unos amigos, también mi novia. En Argentina hace calor ahora y yo no tenía ni idea. En 48 horas tramité el viaje y me vine. No tuve mucho tiempo de pensar", añade el nuevo jugador del Universidade de Vigo.

Hasta hace poco, el primera línea "jugaba en Mendoza, que para la gente de aquí es muy lejos. El club de allá todavía es más joven que el Vigo Rugby y también participé en el seleccionado mendozino de Argentina, que es el torneo que estaba haciendo antes de venir".

Al saltar al campo en su debut, Brizuela tuvo una pequeña alegría porque "en Argentina hay un nivel de rugby superior y, por este motivo, vienen tantos jugadores. De hecho, en el CRAT había un jugador contra el que jugué toda la vida como rival en distintas formaciones. Fue divertido encontrarlo aquí". Después, ya en el juego, comprobó que "allí jugamos mucho más rápido, con otra dinámica. En la melé, es sacar rápido el oval y jugar. Aquí es más trabado, con mas interrupciones".

En esta dinámica de partido, el pilar cerrado también comprobó una situación clásica para los delanteros recién llegados al Vigo Rugby: el arbitraje. En su día se quejaron Talakai, Campbell Johntone, Carlos Blanco y el propio entrenador actual de la formación viguesa, Norm Marwell. El argentino también explica que "no me quiero quejar del árbitro, pero hay mucha diferencia en lo que permite jugar en el piso con la pelota. No es malo, pero en ocasiones necesitan escuchar una interpretación del reglamento diferente. En función del país, se interpreta de forma diferente. Ya estuve en Inglaterra y en Francia, y cada uno lo aplica de manera diversa, no todos tienen la verdad y deberían mejorar el arbitraje para así tener un juego más dinámico, con menos cortes".

Es otro aspecto al que se debe adaptar en la División de Honor B del rugby español. Disputará el próximo encuentro el 14 de enero ante el Bera Bera en As Lagoas. Mientras tanto, podrá "entrenar y conocer Vigo y los alrededores. Aprovechar que ellos tienen vacaciones para que me inviten a pasear y descubrir. Quiero ir a las playas y ver todo lo hermoso que es el país que estoy visitando ya que en Mendoza no hay mar, esto es muy diferente. De donde vengo sólo hay montañas y montañas muy altas". De hecho, llega del interior de Argentina, de Mendoza, la provincia del techo de América con el Aconcagua y sus 6.960 metros.n