Los defectos ganaron a las virtudes

El Celta cerró ayer la pretemporada con una clara derrota ante el Eintracht en Frankfurt a poco más de una semana de comenzar la Liga. Lo malo no fue sólo el resultado, asumible en un amistoso, sino que el equipo volvió a demostrar cierta fragilidad en el aspecto defensivo –como le sucedió ante el Milan– y volvió a dejar muestras de dificultades para marcar. Todo en un partido en el que Berizzo empezó más tapado para salir a pecho descubierto con el 2-0 en contra. Queda tiempo y hay mimbres para solventar las dudas.

En los entrenamientos, cuando el cuerpo técnico divide en dos al equipo para realizar ejercicios tácticos, Eduardo Berizzo se queda con la retaguardia mientras Ernesto Marcucci se centra en la vanguardia. Al ex central le queda mucho poso de sus años como futbolista y, pese a soñar con la ofensiva y diseñar sus equipos en búsqueda de la portería contraria, sabe que sin una buena base el castillo de desmorona. Por eso ayer, tras probar un centro del campo liviano ante el Milan y sufrir lo indecible, se decantó por reforzar la medular dibujando un once que responde al dibujo táctico del 4-3-4 para que Pablo "Tucu" Hernández ponga más solidez. Esto obligó, lógicamente, a sentar a un atacante y el elegido fue Bongonda, dejando en el campo a Orellana, Aspas y Sisto, con el chileno por la derecha y el danés por la izquierda. Toda una declaración de intenciones de cara al inicio de Liga fijado para dentro de una semana.

La mayor solidez de la idea ejerció de tapón y evitó las pérdidas con contra del rival, tan repetidas en Reggio Emilia. Sin embargo, las marcas atrás no se ajustaron con propiedad, algo insólito en este equipo. El Eintracht tiró de dos delanteros y le añadió llegadores por banda, con lo que quién cogía a quién comenzó a ser un problema. La situación quedó retratada a los diez minutos, cuando un centro desde la derecha del ataque alemán cogió a Mallo adelantado y Sergi Gómez midió mal el salto. Su intento de despeje le cayó a los pies dentro del área a Meier, quien tuvo la calma suficiente como para bajar el balón y buscar un centro al corazón del área que fue rematado a gol por Hrgota totalmente solo, dado el desequilibrio de toda la retaguardia céltica.

La solución a tal problema no llegó enseguida, pero el Celta contaba con un centro del campo activo que limitaba las ocasiones de que se generasen dudas atrás. De hecho, el Eintracht, aunque dispuso de algún acercamiento con intención por el centro, no volvió a disparar a portería y Sergio Álvarez se fue al descanso inédito.

A partir de ahí, el Celta intentó funcionar con balón. Sin demasiada fluidez pero con mucha movilidad de sus dos interiores y de sus tres atacantes, con Orellana cayendo, como siempre, hacia el centro; Wass, como siempre, estando en todas partes; y Pione Sisto demostrando su habilidad malabarista en el uno contra uno. Las primeras apariciones ofensivas fueron en un cabezazo de Roncaglia en un saque de esquina y en un disparo desviado desde el borde del área de Orellana. Eso sí, la defensa adelantada de los alemanes, para acompañar su presión en la salida y en el centro y su mucha presencia en campo rival, era un caramelo al que había que hincarle el diente peleándose con el fuera de juego. Aspas estuvo a punto de aprovechar este arma, pero primero su vaselina se fue desviada y después fingió un penalti que no fue.

Los problemas en la marca volvieron a surgir en el arranque de la segunda parte y Hrgota volvió a aprovecharse, en esta ocasión tras un gran pase entre líneas que se bastó para romper la defensa celeste. Fueron minutos de incertidumbre y, de nuevo, de dudas atrás, con pérdidas que a punto estuvieron de costar algún gol más.

Cambio de dibujo

Desde el banquillo, Berizzo reaccionó con un cambio para leer entre líneas: se fue Marcelo Díaz y entró Bongonda. El ataque como solución a los problemas en defensa, por un lado, algo consustancial al estilo céltico. Y, por otro, una muestra de que el centrocampista chileno, delineante con el balón, genera más dudas en tareas defensivas sin él. Hasta la fecha, en Vigo no ha demostrado cualidades para la defensa al hombre y necesita del apoyo físico de algún compañero para sostener el centro del campo.

Con este nuevo planteamiento, el Celta ganó en verticalidad, la que le daban sus tres mediapuntas. De nuevo al 4-2-3-1 y, como el

Eintracht seguía con su defensa alejada de su portería, metros por explotar con la velocidad de Bongonda y Sisto. Un robo de balón y un buen pase de Orellana convitieron enseguida en efectiva la apuesta: gol de Pione Sisto al resolver bien solo ante el meta rival.

Restaba más de media hora y el Eintracht comenzó a cambiar a medio equipo mientras el Celta buscaba el empate arriesgando atrás. Tuvo minutos de irse a por el partido, pero acabó pagando más atrás que ganando arriba. El conjunto germano encontraba cada vez más éxito en la presión y más huecos en la retaguardia celeste, que vivía sobre el alambre. Sergio salvó el gol de Gacinovic primero, pero poco pudo hacer ante el tanto en propia meta de Mallo tras una brillante combinación germana que cerró el marcador. Y gracias. Una derrota y, de nuevo, dudas de solidez. Berizzo tiene trabajo.

Eintracht de Frankfurt:

Hradecky, Oczipka,Chandler (Regasel, m.86), Abraham, Varela (Michael Hector, m.64),Hasebe (Marco Fabián, m.64),Mascarell, Castaignos, Meier (Seferovic, m.68),Gacinovic (Bunjaki, m.86), Hrgota (Blum, m.74).

Celta:

Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Sergi Gómez, Facundo Roncaglia, Jonny Castro; Daniel Wass, Marcelo Díaz (Théo Bongonda, m.52), Pablo "Tucu" Hernández (Pape Cheikh, m.77); Fabián Orellana, Iago Aspas (John Guidetti, m.80), Pione Sisto (Josep Señé, m.74).

Goles:

1-0, m.10: Hrgota; 2-0, m.49: Hrgota; 2-1, m.57: Pione Sisto; 3-1, m.79: Hugo Mallo en propia puerta.

Árbitro:

Robert Kampka. Amonestó con una cartulina amarilla al céltico Hugo Mallo.

Incidencias:

Commerzbank Area, con 40.000 personas en la grada.