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El abanico de coches que ofrece el mercado permite a cada persona encontrar su modelo ideal. Pero es que la firma Cupra tiene en un catálogo coches con personalidad propia y diferencial con sus características identitarias. No obstante, todos con el dinamismo y al ADN deportivo como denominador común. Una experiencia digna de vivirse, que Copervi ofreció ayer a un grupo de sus clientes en la Ruta Rías Baixas.
Una jornada distinta, que comenzó con una charla en el hotel Nagari, de la mano de David Nafría, piloto de rallys catalán, que desgranó las cualidades de los tres modelos de la marca: el Ateca, el Formentor y el Born. Y después de la teoría siempre llega la práctica. El grupo de amantes de Cupra se desplazó a las dependencias de Copervi para coger la docena de coches participantes. Desde ahí, por autovía hasta Tui, luego Tomiño y el Miradoiro do Cortelliño, con unas espectaculares vistas de las Cíes, la Ría de Vigo y el Val Miñor, para bajar hasta el Hotel Talaso Atlántico y regresar a Vigo.
Amén de los fantásticos paisajes, la experiencia más memorable fueron los coches. Todos ellos vehículos con un dinamismo sensacional, como marca el ADN deportivo de Cupra. El Formentor, por ejemplo, con una respuesta espléndida y una estabilidad a prueba de bombas. Desde su versión de 150 CV en gasolina, a los híbridos enchufables, realmente interesantes para cualquier terreno, hasta los modelos más deportivos, el de 310 y, sobre todo, la joya de la corona: el VZ5 de 390 caballos. Un homenaje a los apasionados de la gasolina, que sienten el rugido de su motor de cinco cilindros como música en sus oídos.
Luego está el Ateca, tan polivalente y con excepcionales prestaciones, siempre sin perder su equipamiento deportivo. Y el Born, 100% eléctrico. El futuro hecho presente. Un coche muy divertido de conducir, ideal para recorridos cortos o urbanos, que entrega toda la potencia desde el primer momento. Eso sí, siempre bien agarrado en las curvas. Como si fuera sobre dos railes.
En definitiva, una experiencia difícil de olvidar para los apasionados de una marca que, en tan solo cuatro años de vida, ha logrado crear una identidad propia. Una tribu con un crisol de sensaciones.
Desde el momento que tomó la palabra en la charla matinal previa a la Ruta Rías Baixas de Copervi, David Nafría destiló una especie de pasión contenida. Que el motor es una religión para él se percibe en el cariño con el que explica cada detalle. Pero siempre con serenidad y un punto académico que hace muy ameno escucharle.
Son muchos años de experiencia en la automoción como piloto de rallyes, consultor y formador. Se nota. Además, evoluciona con el tiempo y por eso se erige como firme defensor del coche eléctrico, con el Cupra Born como ejemplo. “Quien se inventó eso de que el coche eléctrico no es divertido es porque no ha probado ninguno”, enfatiza. “No entiendo ese planteamiento”, añade el experto barcelonés, que pone en valor lo simple que resulta aumentar caballaje con respecto a la combustión “sin un encarecimiento notable del producto” en el proceso. “El mínimo en un eléctrico son 200 CV y hay coches de 300 con precios que no son prohibitivos”, indica Nafría. “Un coche de gasolina de menos de 100CV, eso sí que es aburrido”, remata con una sonrisa.
En ese sentido, el experto catalán tiene muy claro que el camino del vehículo eléctrico es de “no retorno” y aunque ese proceso se haya frenado por la pandemia, “el desarrollo de las marcas” continúa a buen ritmo. “Llegará un momento, y será pronto, en el que tendremos que justificar por qué no hemos comprado un eléctrico”, asegura. “Si van a ser 3 o 5 años no lo sé, pero no creo que el horizonte sea mucho más lejano", augura Nafría. Palabra de experto.
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