Al Celta B le dan calabazas

El filial cayó ante la UD Logroñés, que anotó un gran gol para lograr el triunfo en el 95

Publicado: 31 oct 2021 - 23:48 Actualizado: 02 nov 2021 - 00:02

Javi Gómez, que ayer actuó en punta, se lamenta de una ocasión errada durante la mañana de ayer.

JV LANDÍN
Javi Gómez, que ayer actuó en punta, se lamenta de una ocasión errada durante la mañana de ayer. JV LANDÍN

Una historia de terror. Y no como las de Halloween, con caramelos, trucos y tratos. Un cuento tan real como la vida misma en el que, de forma totalmente inversa, la cosa empezó bien y acabó muy mal para el Celta B. El filial céltico sucumbió ayer en el último suspiro ante la UD Logroñés, con un golazo de Duba que incrustó en la escuadra el peor de los tragos para los pupilos de Onésimo, que durante una hora dominaron el partido. Pero en el último tercio, el sentido del viento cambió, el filial no mejoró con los cambios y la escuadra riojana encontró los tres puntos en el suspiro final de la desapacible mañana viguesa.

Porque a falta de sofá, peli y manta, la grada de Barreiro apeló al abrigo del fútbol. Y su equipo respondió. El filial céltico salió punzante, enrabietado, con la amargura aún en la boca de la injusta derrota de la semana pasada. El segundo equipo del club vigués rumió durante toda la semana la situación y siete días después trató de replicar actuación para variar el resultado. Y en los primeros minutos logró, al menos, lo primero. Lo hizo con una salida firme en busca del gol, que le sirvió para encadenar varias ocasiones. Un cabezazo de Gómez, un remate de Gabri a las manos de Serantes y un disparo de Carbonell que se fue a córner tras tocar en un defensor, después de una fabulosa jugada de Castro y Losada por la derecha, con tres paredes consecutivas.

La cosa fluía. Pero, igual que la mañana, el fútbol se tornó desapacible en Barreiro. El Logroñés empezó a desactivar al Celta B por dentro. Un atasco que encontró vía de salida por fuera. El problema llegaba al volver a meterla dentro. Ahí faltaba claridad ofensiva local o sobraba pericia defensiva visitante. O las dos.

Como cualquier equipo experto, la escuadra riojana ejerció un trabajo de desgaste sobre el filial a la espera de una oportunidad. Un error. Así, en un balón largo, Duba encontró la espalda de los centrales para plantarse solo ante Gaizka Campos. Definición al palo corto y respuesta en forma de pierna izquierda salvadora. Los tacos del meta vasco repelieron la ocasión más clara del primer tiempo a costa de pinchar la pelota. Había más.

En la segunda parte, la dinámica fue similar. El dominio correspondía al equipo local. O, al menos, el control. El tándem que conforman Carbonell y Holsgrove en el centro del campo es de muchos quilates. De esa forma, el filial manejó la situación ante un equipo visitante que seguía esperando. Gabri Veiga, siempre punzante, encontró un remate a la salida de un saque de esquina que murió en el bosque de piernas riojano. Poco después, Alfon se inventó una acción fantástica con un control a un largo envío y un taconazo, con caño incluido sobre Tekio, para dejar a Pampín en línea de fondo. El centro del de Oleiros se paseó por el área y llegó a Losada en la otra banda. Otro balón al área le cayó a Holsgrove, que armó la zurda para disparar arriba.

El Celta B había gobernado los dos primeros tercios del encuentro, pero con 0-0 el partido se adentraba en la hora de la verdad. En un símil ciclista, y como acostumbra a decir el miembro del staff técnico del equipo Movistar, era el momento de la fuga de la fuga. De los cambios. Onésimo movió ficha con Fabricio, Cédric y Medrano para sacar del campo a Losada, Javi Gómez y Holsgrove. Especialmente arriesgada -e incomprensible- la salida del campo del escocés. Desde ese momento, el choque se rompió. El Celta B tuvo la suya con una cabalgada del atacante brasileño, que aprovechó un error de Herrado para plantarse mano a mano con Serantes, que se mantuvo firme para enviar a córner.

En ese descontrol final creció el Logroñes. Gaizka Campos le negó el gol a Iñaki por dos veces: primero en un remate dentro del área tras un error defensivo en cadena y luego en una falta directa. A la tercera, Duba no perdonó. El catalán la puso en la escuadra para echar el telón al partido. Una enorme alegría para el conjunto riojano, que se mete tercero. Y un mazazo tremendo para el equipo vigués, que encadena su segunda derrota consecutiva en casa y se queda en mitad de la tabla. Fue un Halloween de terror sin trucos ni tratos. Eso sí, al Celta B sí que le dieron calabazas.

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