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En estos casos, el entrenamiento es personalizado, no vas a meter a estos niños en un grupo porque no les darías la atención que se merecen", explica Celso Comesaña, directivo y entrenador del Delikia Vigo, el club vigués presidido por la campeona paralímpica Susana Rodríguez Gacio y que tiene entre sus deportistas a jóvenes con discapacidad. El fin de semana del 18 y 19 de marzo acudió a Toledo con dos de sus atletas, Carla Santoro, de 13 años, e Izan Castro, de 9. Ambos consiguieron la victoria en su categoría en el Campeonato de España de jóvenes promesas. “Son las pruebas que se hacen para observar a los niños que, en el futuro, pueden ir a unos Juegos Paralímpicos”, relata el técnico.
Especialmente buenos fueron los resultados de Carla, porque se impuso con mucha claridad en 80 metros (11.96), 1.000 (3:48.79) y salto de longitud (4.17). “Tiene la misma discapacidad que Susana Rodríguez y ya nos conocía de antes. Al fundar el club, se vino a entrenar con nosotros y tiene mérito porque es de Ponte Caldelas”, explica Celso Comesaña. Por el momento, está en la categoría T12. “El día que vaya a competir de forma internacional es cuando la valorarán de manera definitiva entre T11 y T13”, explica el preparador. Aclara que “ve algo, pero muy poco. En pista, al ser un entorno conocido y medido, puede ir sin guía, como la lucense Adiaratou Iglesias, pero si va a correr una prueba popular, como la de Samil que haremos en mayo, tengo que ir yo con ella de guía”, describe.
Izan Castro llegó al Delikia por medio de Discamino y, en su caso, forma parte del grupo de parálisis cerebral. Todavía está por debajo de los diez años y “en Toledo fue su primera competición”, resume Celso Comesaña. De hecho, fue el único participante de su categoría y edad en los 60 metros (32.07). Poder estar ya fue todo un logro, debido a que “debe usar una Run Bike que cuesta 2.200 euros y la necesita para competir. Tiene 9 años y la familia, seguramente, no puede llegar a ciertas cosas. La bici, en este caso, la compró el club y nos la quedaremos. Si viene después otro niño, quedará para él. Así lo haremos”, expresa el entrenador. Es la manera de trabajar con deportistas con discapacidad y, en este caso, niños. “Los gastos son mayores”, admite Celso Comesaña, pero también reconoce que “llegar a este evento es algo brutal. Ves a un montón de niños con discapacidad que se esfuerzan, que hacen deporte y tienen una actitud que, la verdad, es de un 11 sobre 10. Es algo increíble. Es algo increíble verlos”. Y esta recompensa es la que mueve al equipo técnico del Delikia, que suma una veintena de deportistas paralímpicos y sobre un tercio son menores.
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