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TRAINERAS
Juntarse a eso de las 20:00 horas es la costumbre. El momento de reunión para una veintena de remeros que conforman la trainera de Samertolameu. Un equipo de élite por trabajo físico, con seis entrenamientos semanales de mínimo, pero totalmente amateur. Antes de la sesión de pesas, remoergómetro o series encima de A Terca, cada uno desempeñó su labor diaria, que puede consistir en buscar fugas en tuberías, recoger mejillones en las bateas, coordinar un taller de metalurgía, dar clases o, incluso, dar forma de pájaro a un seto. Estas son algunas de las actividades comunes de los remeros del club moañés.
“Hace unos meses me puse por libre con Manu Gardens”, afirma el joven Manu Bernárdez (23 años), jardinero de profesión. “Me levanto temprano y hago jornadas continuas para poder descansar un poco por la tarde e ir a entrenar. Se hace duro porque hay días que son difíciles. Tienes que aprender a gestionar ese cansancio”, admite. Dio el paso a montar una empresa porque “vi que había futuro. Estudié forestales y, en el confinamiento, había pocas empresas para hacer las prácticas. La única fue una de jardinería y entré ahí. Al poco tiempo de estar en ello, ya vi que podía dedicarme a eso. Con trabajo y mucha dedicación, pero había opciones de hacerlo", relató Bernárdez. De esta forma, pasó unos meses por diferentes empresas, ganó clientes por su cuenta y dio el paso. “Tienes que aprender a vivir con el cansancio. Ahora, al ascender, tendré que organizarme para intentar hacer todo de lunes a jueves y quedar más libre el viernes para viajar”, relata el canterano de Meira. En su caso, el mantenimiento de jardines es la clave, pero también “estoy comenzando con el diseño, que es lo que da dinero de verdad”, amplía.
Una situación similar vive el veterano Jacobo Lusquiños (38 años), aunque en otra escala porque “junto con mi hermano tenemos una empresa de metal (Metalusqui). Intento organizarme para hacer jornada continúa de 7 a 15:00 horas”, relata. Eso sí, su día a día está entre tubos de metal, máquinas y ordenadores porque “organizo el trabajo del taller. Y, después, lo que haga falta", relata.
Ya de tarde, se desplaza a Moaña para entrenar pese a vivir en Redondela y tener una hija que no llega al año. “Prefiero ir allí para entrenar con el grupo. Lo hice el primer año para conocer a los remeros y me gusta el ambiente que se formó, aunque sé que es más duro. Muchas veces me acompaña Alba (pareja) con la niña y así estoy más tiempo con ellas”, describe.
Es el trabajo para compatibilizar todo, una tarea que también realiza Dani Fernández Rúa (33 años), un moañés que pasa más tiempo cerca del mar que en cama. “Trabajo en las bateas. Conozco toda la ría”, explica. En su caso, el principal sacrificio consiste en abandonar el colchón porque “empezamos a las 6:00 de la mañana y, en esta época y hasta febrero, incluso antes. Es cuando están todos los polígonos abiertos y cuando más trabajamos. Hay días en los que el cuerpo tarda varias horas en responder por la mañana", relata. En su caso, todavía medita el remar en la Liga ACT, ya que “al final, es irte todos los fines de semana fuera. En el trabajo se haría difícil pero esos meses se llevan mejor porque también paramos y, además, suele haber toxina. No tendría problema porque somos de una empresa familiar, pero, por otra parte, de los 3 que estamos, se quedarían dos algunos días y tendrían difícil sacar el trabajo adelante".
Más clara tiene la intención de continuar Marco Antonio Castelao (46 años). El remero de Chapela volverá a la ACT como veterano tras “estar en 2004 con Mecos. Fue la única temporada en la que la hice". En su caso, de forma especial porque “tuve una temporada mala, con muchos problemas y ya iba a dejarlo. Mi idea era subir en 2021 y este año estar arriba y dejarlo, pero no pudimos subir el pasado año y en abril ya tenía decidido parar”, continúa. Sin embargo, llegó el ascenso y, tras un verano malo con problemas respiratorios, “recuperé poco a poco y sí que terminé bien”. El impulso para seguir, pero “seguramente tenga que ir en avión a las regatas porque trabajo en un almacén y tengo que hacer varias horas el sábado a la mañana. Este año, las hacía el viernes de noche después de entrenar y así, descansaba todo el sábado antes de la regata”.
Uno de los que vivió un año peculiar fue Fran Riobó (23 años). Su puesto de trabajo está en una empresa de suministro de agua. El horario es de jornada continua y con tareas físicas porque “en ocasiones, vas a reparar una avería y te pasas horas con la pala hasta que la encuentras. Después, tapar y ese día llegas muy cansado a entrenar”, expresa. No obstante, la peculiaridad viene dada porque “tenemos guardias por si hay algún accidente. Este año, me perdí la regata de Meira, de casa, porque me sonó el teléfono justo al llegar al vestuario. Y tuve que ir a la urgencia”. Una circunstancia que le obliga a entrenar pegado al móvil cuando tiene esa guardia. “Iba al mar con el teléfono. Y, si suena, tienes que cogerlo, parar e ir a la urgencia. No queda otra”, relata.
En todo caso, sí tiene previsto seguir en la ACT y, en el medio plazo, “terminar la carrera de Actividades Físicas y del Deporte, que me quedan dos asignaturas, e intentar sacar la plaza de bombero”. Es su idea a los 23 años.
En el caso de Manu Bernádez, además del remo y la jardinería, todavía tiene otro deporte. “Normalmente, voy a andar en bici antes de entrenar. Salvo los días que estoy muy cansado o toca una sesión muy fuerte que duermo un poco”, amplía. Se trata de la pasión por la bicicleta, en concreto, las modalidades de bmx y enduro. Menos exigentes físicamente, pero sí técnicas. “El remo te quita mucho tiempo, pero me gustan los dos deportes y sería una pena dejarlo de lado y más cuando tengo cierto nivel. Voy al monte bastante, aunque con cuidado”, matiza. Esto se debe a que tanto en bmx como en enduro es relativamente sencilla una caída y, si es complicada, que termine “en una lesión y puedes enviar a la basura toda la temporada. Por eso hay que ir con cierto cuidado. Pero se pueden compaginar los dos derportes”, añade Manu Bernárdez. Es el particular remero orquesta de Samertolameu, con la profesión de jardinero y la bicicleta.
Como todo colectivo deportivo de carácter amateur, en la trainera de Samertolameu confluyen multitud de profesiones. Eso sí, todos los deportistas con la misma pasión por el remo. Alguna ligada al mar, otras sin nada que ver. El listado está formado por Dani Fernández (bateeiro), Marco Antonio Castelao (almacén), Manu Gondar (estudiante), Victor José Rodríguez (saneamiento), David Costa (marinero), Fran Abreu (industria), Ismael Curro (estudiante), Dani Folgada (industria), Martín Leborán (soldador), José Luis Macey (metal), Jacobo Lusquiños (metal), Alejandro Rivas (estudiante), Manu Bernárdez (jardineria), José Boubeta (automoción), Adrián Fragueiro (mecánico), Fran Riobó (saneamiento), José Ramón Durán (profesor) y Rubén Iglesias (industria).
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