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Ambos se han integrado en el trabajo diario de la plantilla para aportar su experiencia en situaciones límite. Como, por ejemplo, la vivida en la temporada 12/13, que acabó con el buen sabor de boca de la salvación.
Los ahora consejeros eran por entonces importantes integrantes de la plantilla que dirigió primero Paco Herrera y, después, Abel Resino. Y encararon esa recta final de 12 partidos queriendo asumir peso en el grupo dentro y fuera del campo. De hecho, ambos anotaron sendos goles en esos seis últimos partidos en casa de aquella agónica campaña.
Sorprende tal hecho, especialmente, en el caso de Oubiña. El capitán no era muy dado a la suerte realizadora y, de hecho, en toda su carrera apenas anotó cuatro goles en el primer equipo celeste. Pues uno, el tercero en su cuenta, lo anotó en el encuentro ante el Barcelona de la jornada 29. Y no un tanto cualquiera, sino en el descuento para empatar ante tan poderoso rival y sumar, al menos, un punto. Su cabezazo en plancha fue de lo más estético.
Más asiduo a los goles, como buen delantero, era Bermejo. Pero por entonces no contaba como titular indiscutible y en aquella temporada apenas anotó cinco goles. El último se produjo en la jornada 32 ante el Zaragoza y en Balaídos y, también, en la recta final del partido, aunque su tanto sirvió para sumar los tres puntos. Tres jornadas después, se lesionaría de gravedad y tuvo que vivir la salvación en la última jornada desde fuera del campo. Aquellos dos tantos significaron puntos de oro en un momento de gran necesidad.
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