La amistad del balón pedalea en la grupeta

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Los exfutbolistas Javier Maté, Vicente Álvarez, Rafa Sáez y Jorge Otero riegan el vínculo que comparten hace décadas a través de su pasión por el ciclismo

Publicado: 04 ago 2025 - 10:22 Actualizado: 04 ago 2025 - 17:05

Nel Santos (izquierda) forma parte de la grupeta, que habitualmente suele quedar en A Ramallosa, junto a los exfutbolistas y ahora ciclistas Jorge Otero, Vicente Álvarez, Javier Maté y Rafa Sáez.
Nel Santos (izquierda) forma parte de la grupeta, que habitualmente suele quedar en A Ramallosa, junto a los exfutbolistas y ahora ciclistas Jorge Otero, Vicente Álvarez, Javier Maté y Rafa Sáez. | Juancho Everman

El fútbol cruzó sus vidas hace varias décadas. Los campos, los vestuarios y las vivencias crearon una amistad que los años han ido fortaleciendo. Como en cualquier conexión personal, los nexos son variados. Pero si el que ató el lazo fue el balón, la bicicleta es la que lo ha hecho indestructible. Así lo sienten Javier Maté, Vicente Álvarez, Jorge Otero y Rafa Sáez, que se engancharon al ciclismo tras terminar sus carreras como jugadores y que forman parte de una grupeta muy especial que no perdona una salida a la semana -como mínimo- por el Val Miñor, A Louriña, O Baixo Miño y hasta el norte de Portugal y de la que, eventualmente, forman parte otros exfutbolistas como Vlado Gudelj o Pichi Lucas.

Lo que teníamos que hacer en el deporte ya lo hemos hecho. Ahora lo que nos queda es divertirnos”. Con esta frase lapidaria resume Maté el espíritu de este grupo. No se equivoca. Él es el quinto futbolista que más partidos ha disputado con la camiseta del Celta (369); Vicente es el sexto (351) y Otero, el 19º (252). Casi mil partidos de celeste van a rueda. Rafa Sáez, por su parte, compitió en el Arosa y en el Pontevedra. Luego, como entrenador, firma una extensísima carrera con pasos, entre otros muchos lugares, por Coruxo, Rápido y la cantera céltica -Juvenil A y Celta B- . Precisamente, en A Madroa es donde se enganchó al ciclismo de la mano de Maté. Han pasado 25 años y no se han vuelto a bajar.

“Se puede decir que es un modo de vida”, confiesa el pontevedrés. “No es que salga todos los días, pero al cabo del año hago tantos kilómetros en la bici como en el coche”, desvela Sáez, que alterna un grupo en su ciudad con la “grupeta futbolera” que acostumbra a quedar en A Ramallosa. “El denominador común que nos une a todos es el fútbol, cada uno dentro de nuestros niveles. Pero es curioso porque es de lo que menos hablamos”, explica Rafa, que valora con una sonrisa cómo charlan sobre lo divino y lo humano sobre sus monturas. “Más que un grupo de deportistas, es un grupo de amigos”, expone.

“Se puede decir que es un modo de vida: hago tantos kilómetros en bici como en coche al final del año” — Rafa Sáez

En ese cultivo de la amistad, el parón para el refrigerio del medio de la ruta es clave. “A veces hacemos más de café que de etapa”, bromea Jorge Otero. El exlateral nigranés es al que más le da el aire en el morro. “Jorge tiene una gasolina impresionante. Anda que no te puedes imaginar”, incide Maté. El mundialista encoge los hombros y sonríe. “También soy el más joven”, apunta en una respuesta más puntiaguda de lo que parece.

“Amigos no se suelen tener muchos y ellos siempre están ahí, tanto para lo bueno como para lo malo” — Jorge Otero

Como sus compañeros, el ex de Celta, Valencia, Betis y Atlético se enganchó tras el retiro. Y coincide, igual que sus amigos, en lo atractivo que es el ciclismo para los exfutbolistas por la ausencia de impactos. “Me operé de la cadera y al principio me molestaba. Ahora, sin problema. Cuanto más andas, mejor te encuentras”, destaca Otero, encantado de seguir compartiendo vida con Maté y Vicente. “Me acogieron con los brazos abiertos cuando llegué al primer equipo”, recuerda. “Les tengo un cariño especial porque me crié con ellos. Me enseñaron lo que es el fútbol”, confiesa Jorge, con un punto de emoción. “Amigos no se suelen tener muchos y ellos están para lo bueno y para lo malo”, expresa, para pasar rápidamente a la broma. “Siempre me sorprenden porque a Maté aún no se le acabaron las batallitas. Con Vícen teníamos menos relación, pero gracias a la bici retomamos”, revela.

La grupeta futbolera posa perfectamente equipada para empezar a rodar.
La grupeta futbolera posa perfectamente equipada para empezar a rodar. | Juancho Everman

Así es. A Vicente Álvarez, gran capitán del Celta, siempre le encantó el ciclismo. Sin embargo, su llegada a la grupeta es la más reciente. “Con la jubilación tengo más tiempo”, explica. Para él, la bicicleta es "un ejercicio de puta madre" para sus rodillas. Pero, sobre todo, “el cafecito, la cerveza y la compañía” son lo que más le gusta. “Disfrutar de esta grupeta tan maja es lo mejor”, subraya el ourensano. “Esto sigue siendo el vestuario. Cuando vas tan a gusto y ves que ellos te ayudan, uno se engancha con unas ganas tremendas para intentar que no me tengan que esperar mucho”, bromea.

“Disfrutar de esta grupeta tan maja es lo mejor; esto sigue siendo el vestuario” — Vicente Álvarez

Los cuatro resumen las diferencias entre el fútbol y el ciclismo en una frase: “En la bici no hay mentiras”. Y Maté lo desarrolla: “Aquí no hay excusas. No hay decisiones arbitrales que te perjudiquen. Si no puedes, no puedes”, apunta. Otra cosa que todos valoran es la menor toxicidad de los aficionados: “Cualquiera puede encontrar su referente sin ir en contra del oponente. Todos son héroes”, destaca Rafa.

El alma máter de la grupeta es Javier Maté, encantado de dar y recibir cariño con sus amigos. “Es una manera de compartir nuestras vidas”, resume. “Siempre vamos en armonía, pero cuando la carretera se empina, ya sabemos que cada uno tiene su gasolina. Y a mí no me conviene cabrearme con ellos porque siempre me dejan tirado”, bromea el segoviano.

“Cuando monto en bicicleta siento que voy a hacer lo que me dé la gana; es la verdadera libertad” — Javier Maté

“El ciclismo es el reflejo de la vida”, espeta Otero como conclusión. Maté asiente. Y va más allá. “Es la primera vez que elijo si subo, si bajo o si continúo. A mi edad, me doy cuenta de que he tenido que chupar muchas decisiones de los demás”, reflexiona. “Y sobre la bici, las tomas tú”, contrapone Javi, antes de un último alegato, quizá el más bonito, a favor de la bicicleta. “Cuando monto, siento que voy a hacer lo que me dé la gana. Es la verdadera libertad”, concluye en un mensaje común de toda la grupeta futbolera.

El torturador Jorge Otero

Por mucho que la diversión sea lo principal en la grupeta, es imposible que con gente tan competitiva no haya piques. “¡Rafa anda bien, eh! Alguno hay con él”, desvela Otero, al que de vez en cuando le sale el lado maléfico cuando la carretera se empina. “A veces sí que me gusta meterles un poco de caña”, confiesa.

“El que no tiene ni media hostia soy yo”

Vicente Álvarez se enganchó a la grupeta hace poco. Por eso, está en progresión. Y por eso, también, le ha tocado sufrir en más de una subida. En alguna de las salidas participó Álvaro Pino. “Cuántos puertos me tiene subido”, recuerda sobre el ponteareano. “Lo ves ahí, menudo, que parece que no tiene ni media hostia. Pero luego, cuando la carretera se empina, te das cuenta que el que no tiene ni media hostia soy yo”, resume.

“A mí ya me falta el aire a los 300 metros de altitud”

Su pasión por el ciclismo lleva a Javi Maté a viajar todos los veranos a puertos míticos. “Siempre me preguntan qué se siente al superar los 2.000 metros y si falta el aire”, inicia. “Para uno que fuma dos paquetes como yo, a mí ya me falta a los 300”, bromea. “La altitud no es un problema porque no siento nada. Voy muerto. Y si dices algo, encima te vacilan”, resume con su habitual gracejo el exportero del Celta, que apostilla: “Pero lo llevo con mucha dignidad”.

“En el Aubisque, Rafa iba silbando”

Con esta sentencia recuerda Maté el desempeño de Rafa Sáez en el coloso pirenaico. Un clásico del Tour. El protagonista se ríe. “No, pero a nuestra velocidad. Nada que ver con los profesionales”, subraya el pontevedrés, que tiene un ordenador de a bordo en la cabeza en lo que respecta a altimetrías, distancias y porcentajes de montañas legendarias de la ronda gala, del Giro y de la Vuelta.

“Pogacar es el único que se puede comparar con Merckx”

La grupeta futbolera vive el ciclismo sobre la bici pero, muchas veces, también desde el sillón. Al menos, unos más que otros. "Maté y Rafa se ven todo. Son unos pesados. A mí lo que me gusta es andar y salir e ir por aquí y por allá", desvela Otero, que por supuesto, también disfruta de las carreras. “El ciclista que más admiro es el que baja a por los bidones y los comparte con los compañeros”, subraya el nigranés. Una línea compartida por todos, pero que se amplía ante esta edad dorada que vive el pelotón mundial. “Los que vivimos esta época somos igual de afortunados que los contemporáneos de Eddy Merckx, Anquetil, Ocaña, Poulidor o antes con Bartali y con Coppi”, explica Rafa Sáez, a quien Vicente Álvarez llama “enciclopedia”.

El que fuera capitán del Celta se alinea más con Otero. “A mí me gusta andar”, apunta. Pero eso no evita que sus ojos miren a la estrella que más brilla en el firmamento ciclista. “Tadej Pogacar es un fenómeno. Siempre lo veo porque es un espectáculo. Tiene esa confianza y esa fuerza que los demás lo ven superior. Y él sabe que es superior”, explica.

En ese sentido, los cuatro tienen pocas dudas con el reciente ganador de Tour, el cuarto con tan solo 26 años. “Va a batir el récord de los cinco”, comenta Javier Maté, en nombre de todos. “Es el único que se puede comparar con Merckx. Solo él alcanza ese nivel de grandiosidad”, destaca el exportero del Celta.

Vicente encabeza la grupeta futbolera en una de sus salidas.
Vicente encabeza la grupeta futbolera en una de sus salidas. | Juancho Everman

Como es normal, el fuera de serie esloveno centra todas las miradas, aunque Maté hubiera preferido un Tour con “alguien que estuviera más cerca” ya que “Vingegaard se quedó un poco corto”. Pero más allá de lo sucedido en la Grande Boucle, el panorama actual ofrece espectáculo desde febrero hasta noviembre en las múltiples vertientes que tiene el ciclismo. “Tenemos un ramillete de corredores extraordinarios”, proclama Rafa Sáez.

Y de carreras, tal como explica el guardameta excéltico. “Hemos descubierto muy tarde las clásicas en este país. Porque no teníamos clasicómanos o porque sí los teníamos, como con Óscar Freire, y parecía que no hacía nada cuando ganó tres Mundiales”, subraya Maté, enamorado de todo lo que sucede en una carrera. “Cuando Van der Poel se pone a tirar en llano es una auténtica barbaridad”, expresa.

Pero la admiración es global y así lo refleja Rafa en nombre de todo el grupo: “Cuando vamos a alguna etapa de la Vuelta, siempre nos quedamos hasta el final en la meta para aplaudir al último. Sabemos el sacrificio que hay detrás y valoramos muchísimo el esfuerzo que hacen para evitar el fuera de control”. Amén.

Viajes cada verano a los Alpes, los Pirineos y los Dolomitas

El amor por el ciclismo ha llevado a la grupeta a ampliar horizontes más allá del área viguesa. De esta forma, nació la costumbre de viajar cada verano a puertos míticos del panorama internacional. El primero fue en 2018 al Tourmalet. “No es fácil conciliar fechas entre tanta gente y aquel año solo fuimos Javi y yo”, recuerda Rafa Sáez. Hace un mes, ambos repitieron en los Alpes. “Estuvimos reconociendo las etapas del Tour”, bromea Maté, que valora mucho esta sana costumbre: “Nos gusta mucho y descubrimos paisajes maravillosos”.

“Lo pasamos muy bien esos siete días subiendo las montañas que luego vemos en la etapa por televisión y comentamos 'mira tal curva, o te acuerdas de tal rampa”, explica Rafa. “Pero también son muy gratificantes los seis meses que estamos preparando el viaje, mandándonos enlaces, fotos. El viaje no es una semana porque lo disfrutamos los seis meses de antes y los siguientes. Es un disfrute pleno”, subraya el pontevedrés, encantado de conocer tantos lugares especiales con sus amigos.

Uno de ellos es Maté, un fijo en estas escapadas. Por el camino, ha conocido los Alpes, los Pirineos y los Dolomitas. Precisamente en Italia está su puerto favorito. “En cuanto a belleza y grandiosidad, me quedo con el Stelvio y sus 2.757 metros”, afirma. “Encima, cuando lo coronamos se puso a nevar y no pudimos bajar. Tuvimos que llamar a un taxi y era 8 de julio”, recuerda el exportero del Celta, que también tiene otras elecciones en mente. “El Galibier es colosal y el Tourmalet es el que más huele a ciclismo”, conlcuye.

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