Sigourney Weaver, en el Festival de Venecia: “Soy una entusiasta de Kamala Harris”
Festival de Venecia
El Festival de Venecia reconoció la labor de la actriz con el León de Oro por toda su carrera
Sigourney Weaver aterrizó el martes en Venecia para ser una de las grandes estrellas de esta edición. Ayer, en la rueda de prensa previa a la entrega del León de Oro por toda su carrera aludió a la actualidad política en EEUU y no tuvo reparos en destacar que se siente “entusiasmada” ante la posibilidad de que la candidata demócrata Kamala Harris pueda ser la primera presidenta de Estados Unidos. “Pensar por un momento que mi trabajo haya podido tener algo que ver con su ascenso me hace muy feliz”, reconoció la actriz.
La actriz neoyorquina fue distinguida con el León de Oro veneciano por su dilatada carrera en cine y teatro, pero, sobre todo, por haber acuñado desde los ochenta “la imagen de una heroína sin precedentes, capaz de salir victoriosa ante modelos masculinos que habían dominado hasta entonces el género de acción”.
Entre estos papeles destaca el de la inolvidable teniente Ellen Ripley de la saga “Alien”, ideada por Ridley Scott y continuada por directores como James Cameron, pero también por otros trabajos como “Gorillas in the Mist” (1988) o el universo de “Avatar”. “A lo largo de mi carrera he tenido la suerte de recibir historias en las que quería participar, películas que son más que las personas que aparecen en ellas”, reconoció ayer. “Ridley pensó mi personaje como una persona, no como una mujer. Todas esas ideas son estupendas, porque las mujeres pueden ser todo lo que deseen, pero yo he tenido la posibilidad de hacer una mujer real”, explicó.
En este sentido, defendió que son las mujeres de todo el mundo quienes están en la línea de frente de las principales crisis, como el cambo climático, y son ellas las que la inspiran. “Siempre me preguntan por qué interpreto a mujeres fuertes pero esa para mi es una pregunta rara. Yo interpreto a mujeres y las mujeres son fuertes, no renuncian… Porque no pueden”, zanjó.
En su memoria como actriz, brilla el recuerdo de antecesoras de los años treinta y cuarenta, como Bette Davis o Ingrid Bergman, con quien en su juventud compartió meses de gira teatral, pero también de maestros del cine italiano, como Fellini o De Sica. Su legado reforzó su decisión de dedicarse a la interpretación y de estudiar en Yale, gracias también a su voluntad inquebrantable, ya que lo hizo pese a las advertencias de su padre, empresario televisivo, y de su madre, la actriz británica Elizabeth Inglis. “Mis padres no creían que pudiera tener éxito y siempre hablaban fatal del mundo del espectáculo. Cuando vieron que salía adelante les sorprendió verdaderamente”, aseguró.
Por el momento Weaver, a sus 74 años, no tiene ninguna intención de dejar de trabajar y mucho menos ahora, que la industria ha aceptado aumentar la edad de jubilación de las actrices: “De repente han decidido que las mujeres mayores podían interpretar personajes interesantes porque el público son personas reales”, celebró.
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