"La realidad siempre supera la ficción, si un novelista hubiese escrito sobre los atentados de 2001 en Nueva York, le habría dicho que se le había ido la cabeza"

Vicente Vallés (Madrid, 1963) es un rostro familiar para la opinión pública al presentar los informativos que dirige en una cadena de televisión generalista. Con dos ensayos de análisis periodístico publicados, “Trump y la caída del imperio Clinton” (2016) y “El rastro de los rusos muertos” (2019), se estrena en la novela con “Operación Kazán”, distinguida por el Premio Primavera. En medio de gira de promoción, Vallés habló de su libro para los lectores de Atlántico.

“Operación Kazán” se vende como un libro de espías, pero es algo más.

Sí, resulta algo más complicado. Parte de una trama de espionaje, una historia de ficción inmersa en episodios reales que se remontan a hace un siglo. A los que le guste la intriga, el thriller y la novela negra van a encontrar motivos para leerla, pero también a los que como a mí, les atraiga la historia porque recoge sucesos importantes que surgen desde la revolución rusa de 1917 y llevan a un posible futuro en 2025.

Retoma los bloques de Occidente y de Rusia que están de plena actualidad con la guerra de Ucrania. ¿Puede ser otro enganche más de la novela?

Fue casualidad, pero su publicación coincidió con la invasión rusa de Ucrania. La acabé en los últimos meses del año pasado e incluyo personajes históricos, algunos con su nombre real y otros con uno ficticio entre los que hay uno que es el espejo del actual presidente de Rusia. Muestra lo que le sucedió a Putin y explica su personalidad, desde sus tiempo como hombre de la KGB como cuando vivió la caída del muro en Berlín, todo lo que fue forjando su forma de ser.

¿Está en la Historia la llave para analizar la actualidad?

La historia nos permite entender la mayoría de los hechos que ocurren hoy porque se basan en un suceso previo, casi siempre pasa algo que activa de alguna manera los acontecimientos.

¿Su profesión como periodista dejó huella en la novela?

En parte sí. Algunos lectores ya me han dicho que mientras la leen es como estar viendo un película. Es deformación profesional, al ser un periodista audiovisual, escribo como lo haría para televisión, de una manera muy visual.

¿Cuál fue el detonante para escribir esta historia?

Escribí tres libros, los dos primeros fueron dos ensayos donde analizaba la victoria de Trump en las elecciones norteamericanas y la injerencia rusa en el proceso, y un segundo, “El resto de los rusos muertos” que explicaba cómo era Putin. Tratando el tema de las injerencias surgió la idea de la novela, qué ocurriría si elevaba un poco más el grado de intervención a través de la ficción hacía unas futuras elecciones, en 2024. Quería plantear hacia dónde podían ir los acontecimientos.

¿Hace entonces verdad el dicho que la realidad supera la ficción?

Siempre la supera, por muy inverosímil que pueda parecer. Si un novelista hubiese escrito antes de 2001 sobre un atentado en Nueva York, donde los terroristas estrellan aviones contra las Torres Gemelas y las derrumban, todo el mundo habría dicho que se le había ido la cabeza.

¿Hay decisiones de alta política que se escapan al conocimiento de la opinión pública?

Hay muchas cosas de las que nunca nos enteraremos y hay otras que acabarán saliendo a la luz. Parte del trabajo de los periodistas es averiguar esas cosas y darlas a conocer a la gente, sobre todo en una democracia liberal con libertad como en la que vivimos. Aún así, seguro que hay temas que no llegaremos a saber nunca o cuando ya sea demasiado tarde.

¿Esperaba ganar el Premio Primavera con su primera novela?

Fue una sorpresa muy agradable. Yo no soy escritor de novelas o no me veía así a mí mismo. Hago ensayos periodísticos, algo normal en mi trabajo, donde me puedo explayar y explicar sin los límites de la información diaria, pero nunca me había planteado la ficción. No tenía mucha seguridad, creía que no iba a pasar de la página 20 y cuando lo acabé, no me atrevía a presentarlo a la editorial. Este premio ha superado en mucho las expectativas que tenía.