El móvil secuestra la atención del niño y lamina su desarrollo

Los problemas de atención o visión son las principales consecuencias del uso excesivo de estos dispositivos digitales

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El desarrollo cognitivo y motor de los menores se ve comprometido por un intenso uso de las pantallas digitales
El desarrollo cognitivo y motor de los menores se ve comprometido por un intenso uso de las pantallas digitales | La Región

La Asociación de Pediatría ha reafirmado lo que muchos ya se temían: el tiempo seguro de uso de pantallas entre los menores de seis años es cero. Aunque en un primer momento se valoraba que la utilización controlada de dispositivos como la televisión o el móvil entre niños de dos y seis años podía alcanzar la hora sin ninguna repercusión considerable en su desarrollo, esta afirmación ya ha sido desmentida.

“Si pasamos mucho tiempo en un mundo virtual, interfiere en nuestra interacción social, limitando el lenguaje no verbal y dejando de entender cómo funciona el proceso de socialización”, explica Cris Solé, pediatra en el Centro de Atención Primaria de A Valenzá. Un importante obstáculo en la socialización que confluye directamente con otra consecuencia directa del uso de pantallas en una edad temprana, la falta de entrenamiento en las habilidades motoras y, por ello, una tendencia más marcada hacia el sedentarismo: “Todo el tiempo que un niño de dos años se pasa delante de una pantalla mirando vídeos de Youtube, es tiempo que no está corriendo, colocando cubos o usando sus manos, por lo que no podemos esperar que se desarrollen unas habilidades motoras que no practicamos”.

2 AÑOS “Con esa edad, todo el tiempo que pasa un niño delante de una pantalla mirando vídeos , es tiempo que no está corriendo”

La tendencia ya adquirida entre los más pequeños de basar su entretenimiento en un uso continuado de pantallas, ya sea a través de un ordenador, de un dispositivo móvil o de algo tan común en un hogar como es el televisor, se traduce fácilmente en una menor socialización, un menor tiempo de juego sin interacción física y, además, una hiperestimulación que ya es una realidad entre los más jóvenes. “Hoy en día hasta en los dibujos infantiles te ponen muchos fotogramas por segundo”, reconoce Solé, quien alerta de un peligro real que está afectando incluso a personas adultas, incapaz de encontrar entretenimiento en ausencia de cortes y acción constante: “Todo lo que no sea rápido, cansa, porque buscas la satisfacción y la dopamina, que te vuelve un poco adicto. Y al final las cosas que van lentas no te atraen, y hay muchas cosas en el aprendizaje que son lentas”. El bucle de insatisfacción es señalado por la pediatra como uno de los principales retos a los que se enfrenta la población actual, en un contexto dirigido y marcado por el avance tecnológico. Y aunque uno de los mayores temores que se despiertan alrededor del uso de pantallas suele estar vinculado con el riesgo de obesidad, según Solé este es uno de los casos en los que se puede extrapolar el clásico caso de “¿qué fue antes? ¿el huevo o la gallina?”. A pesar de que sí que existe una asociación directa, no llega a ver tan claro cuál es el efecto que deriva del otro. Lo que sí señala la pediatra como otra de las consecuencias directas del uso desmedido de pantallas son los problemas visuales: “Cuantas más pantallas mires, más visión cercana y más miopía acabas teniendo”. Problemática que se da también entre las personas adultas.

Acoso infantil

Más allá de las respuestas físicas que genera el cuerpo humano ante la utilización de dispositivos electrónicos, estos son los principales responsables de un auge notable en el bullying y el acoso escolar que a día de hoy ya traspasa las pantallas de los menores. Lo que anteriormente se podía limitar a la presencialidad, se ha convertido en la actualidad en un problema que atiza con fuerza dentro y fuera del mundo virtual. “Lo que antes era un problema de un círculo pequeño, ahora se extiende muy fácilmente porque no se restringe al colegio y si te cambias de centro la situación de acoso migra contigo”, señala con preocupación la pediatra. Para ella, la imagen corporal, los estereotipos y el exceso de información no controlada son algunos de los factores que condicionan a los pequeños y derivan finalmente en problemas de salud.

El déficit de atención, el sobrepeso, los problemas en la visión, las dificultades de socialización o incluso la falta de conexión familiar al haberse virtualizado incluso momentos cotidianos como la hora de la comida, donde ya son comunes los dispositivos frente a la comunicación, se convierten en cuestiones que, aunque cada vez empiezan en edades más tempranas, sobrepasan el marco temporal y acaban afectando a quienes hoy ya son adultos y a quienes lo serán en un futuro.

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