Carla Simón presenta en Cannes 'Romería', rodada en Vigo

La cineasta Carla Simón ha presentado en el Festival de Cannes su nueva película, 'Romería', rodada en Vigo, y con la que aspira a la Palma de Oro. La obra se sumerge en los recuerdos de la generación de sus padres, fallecidos a causa del sida, una época que, según ha dicho, quedó "olvidada" y que transformó profundamente los valores de la sociedad española.

En rueda de prensa junto a la productora María Zamora, los actores Mitch Martín y Llúcia Garcia, y la directora de fotografía Hélène Louvart, Simón ha explicado cómo esa generación vivió la transición tras la dictadura franquista. "En España, el sida estuvo muy ligado a la heroína. Fue un tiempo de búsqueda de libertad, pero sin conciencia de los riesgos", ha afirmado. La falta de información y prevención provocó una alta mortalidad entre jóvenes, especialmente los que participaron activamente en la oposición política.

Simón considera que su película no solo aborda una historia personal, sino un fenómeno social más amplio. "Muchas familias cargan con un duelo silenciado. Esta generación cambió el rumbo de la sociedad y aún no se le ha dado el lugar que merece en la memoria colectiva", ha subrayado.

Con 'Romería', la directora busca recuperar esa memoria histórica, dar voz a esas historias llenas de tristeza y humanidad, y provocar empatía en el espectador. "Hasta que hice mi primera película, no entendía cuánto compartía mi historia con otras personas", ha dicho. A través de sus personajes, comprendió la magnitud del impacto del sida en toda una generación.

Uno de los aspectos que distingue esta obra es su tono positivo. La protagonista, interpretada por Llúcia Garcia, no se define por un conflicto, sino por la curiosidad por su historia familiar. Simón destaca que esto permitió enfocar la película como un viaje de descubrimiento, más que como una confrontación dramática.

Un reto importante fue conectar con una parte de su familia lejana, con la que apenas tenía contacto. “Tuve que mantener una cierta distancia emocional para crear una ficción, aunque partiera de elementos reales”, ha reconocido. La mezcla de realidad y poesía le supuso un gran desafío, al querer narrar los hechos con una dimensión más onírica sin perder la conexión con el público.

Además, Simón ha reflexionado sobre cómo funciona la memoria, señalando que muchas veces los recuerdos no coinciden con la realidad. “Me contaron versiones distintas de los mismos hechos, y entendí que eso también debía reflejarse en la película”, ha afirmado.

La directora ha elogiado el poder del cine para construir relatos e imágenes que no existen en la memoria individual, pero que ayudan a darle forma. Gracias a los escritos de su madre, como su diario, Simón ha podido reconstruir una visión íntima y poética de una época que, aunque lejana, aún resuena con fuerza en muchas familias.