Aluvión de guitarras en Paredes de Coura

En los últimos veinte años se repitió en innumerables ocasiones la coletilla de que el rock ha muerto. Sin embargo, festivales como el de Paredes de Coura demuestran lo contrario. En la edición celebrada entre el 13 y el 16 de agosto en la villa portuguesa del mismo nombre, a tres cuartos de hora de Vigo, las guitarras volvieron a ser protagonistas.

El rock sigue vivo, aunque más lejos del foco del ‘mainstream’, cada vez más ocupado por la música urbana, el reggaeton o el pop. Mientras otros eventos buscan atraer a las masas con esos sonidos, Paredes de Coura se consolida como cita de referencia para quienes aún persiguen la energía del rock, hoy más experimental y diverso, sin tener que recurrir a la nostalgia. El festival colgó el cartel de abonos agotados y reunió a más de 120.000 asistentes en cuatro jornadas que registraron más aglomeraciones que en años anteriores.

Entre los conciertos más celebrados destacaron nombres ya consolidados como los estadounidenses Vampire Weekend, que desplegaron una cuidada instrumentación barroca, mientras que los escoceses Franz Ferdinand demostraron que dos décadas después de sus grandes éxitos mantienen intacta la energía en directo. Alex Kapranos no dejó de saltar sobre el escenario y la banda aprovechó la ocasión para felicitar el cumpleaños a su bajista Bob Hardy. Otro de los momentos más recordados fue el de los veteranos franceses Air, que interpretaron al completo su disco “Moon Safari” de 1998.

La programación también dio espacio a propuestas emergentes. El virtuosismo de los británicos Black Country New Road, el rock histriónico y lleno de improvisaciones de Geordie Greep o la potente presencia escénica de la francesa Zaho de Sagazan dejaron actuaciones muy comentadas. Esta última escribió en sus redes sociales tras la actuación que el de Coura fue uno de los mejores conciertos de su vida. A ellas se sumaron otros conciertos destacados como King Krule, MJ Lenderman, Sharon Van Etten, Nilüfer Yanya o Perfume Genius.

Más allá de la música, el ambiente de este festival es uno de sus grandes atractivos. Situado a hora y media de Oporto y lejos de las grandes ciudades portuguesas, el público que acude a Coura no busca solo un plan de fin de semana, sino una experiencia compartida con la música como protagonista absoluta. Los teléfonos móviles aparecieron menos que en otros festivales, con más gente bailando y saltando, y momentos como el concierto de Franz Ferdinand se vivieron con decenas de personas haciendo ‘crowdsurfing’, es decir, surfeando sobre el propio público, dejándose llevar sobre las manos de la marea de gente asistente.