As Neves, vivir sobre un polvorín

Los vecinos del municipio, en riesgo por incendios y con olas cada 5 años, admiten que “el miedo siempre está ahí”

PAULA ANTÓN

Publicado: 10 jul 2022 - 23:16 Actualizado: 11 jul 2022 - 02:09

Ermita, de 89 años, resistió varios incendios sin abandonar su casa, junto a Jose, otro vecino.
Ermita, de 89 años, resistió varios incendios sin abandonar su casa, junto a Jose, otro vecino.

“Cuando aparece el fuego te sale fuerza de donde no la tienes”, explica Ermita, vecina de As Neves que a sus 89 años conoce muy bien las llamas, pero no lo suficiente porque “el fuego es imprevisible”. Como ella, son muchos los vecinos de este municipio que ya están acostumbrados a convivir con los incendios, aunque aseguran que “el miedo siempre está ahí”.

Este ayuntamiento del área, situado en la frontera con Portugal, es un auténtico polvorín. Las altas temperaturas, unidas a rachas de viento, caracterizan esta zona lo que les obliga a estar alerta durante todo el verano, sobre todo cuando hay días sofocantes, que no son pocos.

Año tras año, el fuego aparece en As Neves de forma inesperada, llevándose por delante todo lo que se encuentra por el camino. A lo largo de la época estival es frecuente toparse con algunos conatos pequeños, pero cada cierto tiempo, la localidad sufre una masacre forestal. “Cada 5 años vivimos un gran incendio, parece que está programado”, señala Jose, vecino de la zona.

En 2006, 2011 y 2017, el fuego convirtió As Neves en un verdadero infierno, arrasando hectáreas y hectáreas, obligando a los vecinos a decidir si abandonar su casa o luchar por salvarla con los pocos medios de que disponen.

El último incendio, el de 2017, es el que todos guardan en la memoria y no por ser el más reciente. Aquel 15 de octubre, las llamas saltaron el Miño desde Portugal y se llevaron por delante viñedos, huertos e incluso un aserradero.

Por suerte, ese día no hubo que lamentar el fallecimiento de ninguna persona, pero si sentían que una parte del pueblo había muerto. “El 90% del municipio fue arrasado por las llamas, no sé si podríamos volver a superar algo así”, dice Jose Barbeitos.

“Ojalá no vinieran más de esos, pero es algo que no se puede controlar”, señala Ermita. Y es que los vecinos poco tienen de su mano para evitar que el fuego vuelva a llegar hasta sus casas. Algunos refrescan la zona con agua cuando ven que empieza a hacer mucho calor, pero todos coinciden en que lo fundamental es tener los terrenos limpios, “aunque eso tampoco te asegura nada”, reconoce Jose.

Puede que por esa resignación de que tampoco asegura que te vayas a quedar sin nada, o puede que simplemente el descuido, han llevado a que algunas zonas de As Neves estén llenas de maleza. “Nadie limpia nada, ese es el problema” José Gil.

Entre la vegetación que ya se ha recuperado de la última catástrofe forestal, aún quedan señales del fuego que arrasó con todo. “Sigue habiendo restos de lo que ardió en 2017 y encima de ello hay bosque ahora”, explica José Barbeitos. Algo que podría llevar a un desastre mayor. “De momento estamos bastante tranquilos, pero el día que vuelva el fuego va a ser terrorífico”, reconoce el vecino.

UN CAMBIO OBLIGADO

En 2017 Maderas Vial se quedó sin nada. El fuego arrasó su aserradero y calcinó toneladas y toneladas de madera, “era un polvorín”, reconoce Delia, trabajadora de la empresa. Durante algo más de dos años trabajaron en la reconstrucción, un trabajo largo y tedioso que no les permitió volver a abrir hasta 2020, con la pandemia. “Casi estábamos un poco arrepentidos después”, indica. Para evitar volver a perderlo todo, lo que antes era un aserradero abierto es ahora una nave de cemento, “más feo, pero hace más difícil que entre el fuego”, aunque, como reconoce Delia, “con las llamas nunca tienes nada asegurado”.

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