Alcaldes y trabajadores afectados protestaron en Salvaterra

Piden apertura de las fronteras

Los alcaldes de los municipios del Miño protagonizan una segunda protesta, en esta ocasión en Salvaterra, pidiendo la apertura de más pasos para los trabajadores transfronterizos

Redacción. salvaterra

Publicado: 09 jun 2020 - 02:08 Actualizado: 10 jun 2020 - 03:05

El puente internacional de Salvaterra, donde se llevó a cabo ayer la concentración, tenía antes del cierre un tráfico de 10.000 coches diarios.
El puente internacional de Salvaterra, donde se llevó a cabo ayer la concentración, tenía antes del cierre un tráfico de 10.000 coches diarios.

nnn Los alcaldes de los municipios del río Miño se concentraron ayer sobre el puente internacional de Salvaterra a Monçao para exigir la apertura de los pasos para los trabajadores transfronterizos, de modo que puedan ir a trabajar sin tener que dar largos y costosos rodeos para llegar a Tui, único paso habilitado. En esta ocasdión, la segunda en menos de una semana, participaron los regidores de Tomiño, O Rosal, Tui, Salvaterra, Arbo y As Neves, acompañados de los presidentes de las cámaras municipales portuguesas de Melgaço, Monçao, Valença, Vilanova de Cerveira y Camiña. Todos quisieron dejar claro que su reivindicación nada tiene que ver con la “apertura del turismo con carácter general para los dos países”. “Ese es un tema mucho más complejo que tendrán que decidir entre los dos estados. Estamos reivindicando algo mucho más justo y mucho menos preocupante en términos sanitarios, simplemente reivindicamos que los trabajadores transfronterizos no tengan que trasladarse distancias kilométricas cuando tienen un puente para cruzar tranquilamente”, explicó Uxío Benítez, director de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial Rio Minho que respalda a los alcaldes.

Se trata de trabajadores como Cecilia Puga, una mujer residente en Arbo, que abrió hace 19 años su peluquería en Melgaço y que acudió a la concentración de los alcaldes para servir de ejemplo de lo que viven miles de trabajadores como ella.

“Mi trabajo me queda normalmente a seis minutos de casa y ahora me veo obligada a hacer una hora y media o una hora y 40 minutos”, explicó. “La semana pasada tardé cinco horas en llegar a mi trabajo porque la señora de la frontera se empeñó en que mis papeles no servían”, aseguró.

“Yo simplemente pido que nos dejen trabajar. Ya sabemos que no pueden abrir a lo mejor a todo el público, pero al menos a los trabajadores que, ya que estamos pasando, que nos dejen pasar por nuestros pasos habituales. Si sé que tengo que hacer estos kilómetros nunca en la vida habría montado mi negocio ahí. Es una locura”.

Cecilia explicaba ayer en la concentración que tuvo lugar en mitad del puente internacional que trabaja “a medio gas” porque los clientes españoles no pueden acudir a su peluquería en territorio portugués, situación que está poniendo en jaque la viabilidad de muchas pymes, tanto españolas como portuguesas que tienen clientes de ambos lados de la frontera.

El puente internacional de Salvaterra donde se concentraron ayer los alcaldes soportaba antes del 17 de marzo el paso diario de 10.000 vehículos y ahora mismo no lo cruza nadie. Los alcaldes reivindican que es una cuestión de voluntad política, pues basta con instalar controles en cada uno de los puentes para que a los trabajadores les siga compensando económicamente ir a su puesto de trabajo. n

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