Una noche de “Celtista no padecer”
El Celta perdió en su regreso a la Europa League superado por un Stuttgart superior en todas las facetas del juego
"Celtista no padecer", es una de las frases del Oliveira dos Cen Anos, ese himno del Centenario del conjunto vigués. Y ayer, con la casaca negra diseñada bajo el mismo nombre, el conjunto de Claudio Giráldez firmó muchos, muchos minutos conjugando el verbo padecer, sufrir, soportar, aguantar. El Stuttgart apretó mucho durante casi todo el partido porque superó al Celta en todas las facetas del juego y, sobre todo, mandó en la presión con un posicionamiento táctico superior y una salida del esférico notable con el conjunto vigués desbordado, de presión inexistente. La formación olívica tuvo que meterse delante de su área, el único lugar en el que parecía contener a los germanos. “Na ledicia son celeste” se esperaba y, en todo caso, estaba en la esquina de la grada con los 1.200 célticos dentro de un campo cuyo ambiente era de grandes noches, de auténtica competición europea, como el nivel del rival.
Curiosamente, antes de conocer todos estos detalles, la primera gran opción de gol resultó viguesa y muy clara en un mal despeje-pase del guardameta Nubel. Cayó en pies de Iago Aspas que golpeó según llegaba desde más de treinta metros y, sin el cancerbero, el balón se fue alto. Por poco y esperanzador. Con el tiempo, esa opción sería como una gota de agua en el desierto. Llegó la soledad, el páramo, la pobreza celeste ante un Stuttgart que dominó y se puede decir que lo hizo por tierra, mar y aire, porque tuvo el mando del encuentro en todas las facetas. Celtista no padecer.
El Celta es un conjunto diseñado para presionar en el campo rival, robar rápido y tener el esférico. Atacar con él y defender con él. No lo hizo en casi ningún momento. En gran medida porque todo eso lo hizo el oponente, que sobrepasaba líneas con una terrible facilidad, los centrales Hendriks y Jelish se comunicaban con Stiller y Chema Andrés con asombrosa sencillez. A partir de ahí, encontraban auténticas autopistas en las bandas en las que Jones y Mingueza, más atacantes que defensores, tenían más problemas que un libro del bachillerato ciéntifico. Los extremos Leweling y Bouanani encontraban la forma de encarar una y otra vez y, cuando dejaban la banda para irse al centro por allí aparecían los laterales germanos. Muchos, muchos aspectos a resolver que no terminaba de aplacar el Celta. Todo ello era negativo, aunque quizás la puntilla, lo que terminó de lastrar a Claudio Giráldez y sus futbolistas estaba en la presión. La que sí funcionaba era la del Stuttgart. Acostumbrado a encontrar soluciones desde su parcela del campo y con el regreso de Marcos Alonso, el equipo vigués trataba de sacar el esférico, pero nunca encontró la vía. Una y otra vez caía en la red de presión local con Beltrán e Ilaix Moriba completamente superados y, cuando se buscaba el pase largo, Jutglá perdió un duelo tras otro. Iago Aspas se descolgó y de sus botas salió la única transición con peligro vigués.
De por medio, una opción de gol tras otra del Sttugart. Intentos de Bouanani, de Demirovic de El Khannouss, que generó mil y un problemas desde la mediapunta. Y, entre todas, dos destacadas con paradas de nivel de Radu. Una de ellas a remate de cabeza de Chema Andrés y otra a disparo lejano del lateral Assignon -un prodigio físico-, que buscaba la escuadra. Celtista no padecer.
La esperanza en el intermedio pasaba por los ajustes de Claudio Giráldez, por que pudiera bajar algo el nivel físico germano y porque, sin duda, lo mejor era mantener el 0-0 en el tanteador. No obstante, lo único que se modificó tras el descanso es que el dominio del Sttutgart pasó del campo al marcador. Y, curiosamente, entre un rosario de llegadas, los tantos tuvieron como firma dos acciones de más táctica que toque. El primero, un saque del portero -ante un Celta echado arriba para una presión que no salía-, que buscó la espalda de Marcos Alonso. La explotó Bouanani, que tocó por encima de Radu: fácil, preciso, bello. Celtista no padecer.
Entró Borja Iglesias en el campo para intentar ganar algún balón largo porque el equipo vigués estaba asfixiado, prácticamente no salía de su campo y su posesión caía por debajo del 40%. Poco después llegó un triple cambio del preparador vigués, pero apenas cambió el partido. Llegadas y llegadas locales a un ritmo de juego muy superior al vigués y a casi cualquier partido de Primera División. Eso sí, el segundo tanto llegó en un saque de esquina mal defendido. El Khannouss sacó, combinó con Stiller y recorrió la frontal antes de cruzar ante Radu. Quizás, gran parte de la mala defensa llegó por la exigencia física del partido. Celtista no padecer, también en el campo.
Quedaron unos minutos de “na ledicia son celeste”. En los últimos diez, Ilaix Moriba robó un balón a Karazor en una de las pocas veces exitosas de la presión. Encaró Borja Iglesias y envió el esférico al fondo de la red en el 84. Quedaba tiempo y hubo un balón largo para el delantero que no tocó nadie y quedó para Bryan Zaragoza. Tocó de primeras fuera. Se rozó la “ledicia” en el final del descuento. Casi llega esa felicidad, pero la noche era de “Celtista no padecer”.
Stuttgart 2 - Celta 1
Stuttgart:
Nubel; Assignon, Jeltsch (Jaquez, min.25), Hendriks, Mittelstadt; Chema Andrés (Karazor, min.70), Stiller; Bouanani (Vagnoman, min.81), El Khannouss (Tiago Tomas, min.70), Jamie Leweling (Fuhrich, min.81); Demirovic.
Celta:
Radu; Javi Rodríguez, Starfelt, Marcos Alonso; Mingueza, Beltrán (Hugo Sotelo, min.83), Moriba, Jones El Abdellaoui (Williot, min.62); Aspas (Javi Rueda, min.62), Pablo Durán (Bryan Zaragoza, min.62) y Jutglá (Borja Iglesias, min.52).
Goles:
1-0 Bouanani, min.50; 2-0 El Khannouss, min.67; 2-1 Borja Iglesias, min.86
Árbitro:
Nicholas Walsh (Escocia). Amonestó a Demirovic (min.34) y Assignon (min.85) por el Stuttgart, y a Williot (min.63) e Ilaix (min. 94) por el Celta.
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