Una invasión celeste en el sur de Madrid con un final feliz

La afición celeste recibió al autobús dando ánimos al equipo y los miles de aficionados celebraron la victoria y el billete a Europa al finalizar el encuentro

Las bufandas celestes brillaron en el Coliseum de Getafe como si fuera Balaídos; una foto ineludible.
Las bufandas celestes brillaron en el Coliseum de Getafe como si fuera Balaídos; una foto ineludible. | Área 11

Getafe se convirtió ayer en algo parecido a un barrio de Vigo. Es realmente complicado cuantificar el número de aficionados llegados al sur de Madrid en autobús, tren o vehículo particular, pero, sin duda, se cuentan por miles. Una plaza aledaña al estadio se convirtió en escenario de una previa masiva y kilométrica, como si fuera un pequeño Balaídos.

La temperatura fue subiendo a lo largo de la tarde, hasta que se disparó con el recibimiento al bus del conjunto celeste. Luego tocó entrar al estadio. Uno de los fondos se tornó completamente de un color celeste que estaba en las cuatro esquinas del recinto. Hubo silencio sepulcral con el gol de Mayoral, recuperación de la fe con el de Borja Iglesias y locura desatada, que ya no volvió a mirar atrás, con el de Aspas.

Así, un estadio tantos años maldito para el Celta se convirtió en la tierra prometida. La fiesta continuó tras el final. Primero dentro, luego fuera. Getafe es ya la inolvidable puerta de entrada a Europa.

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