El Gran Peña empata a la Sarriana en un pacto de no agresión

El Gran Peña iguala sin goles ante la Sarriana del vigués Jorge Cuesta en el primer asalto del cruce inicial del play-off de ascenso, que se resolverá la próxima semana en Barreiro

Los once jugadores por los que apostó ayer Luis Bonilla para el encuentro de ida en Sarria.
Los once jugadores por los que apostó ayer Luis Bonilla para el encuentro de ida en Sarria.

Quedamos en quedar un día. Esta popular frase la pronunciaron ayer la Sarriana del técnico vigués Jorge Cuesta y el Gran Peña. El duelo entre ambos, que ayer abría la primera eliminatoria del play-off de ascenso a Segunda Federación concluyó sin goles y sin apenas ocasiones que llevarse a la boca. De este modo, y al contrario de lo que suele suceder con la indeterminación propia del mentado dicho, los dos rivales van a volver a verse con toda certeza. Será la próxima semana en Barreiro y ahí sí que habrá que concretar quién de los dos avanza a la segunda ronda.

El caso es que fue el conjunto vigués el que entró mejor al partido. El sensacional ambiente de A Ribela parecía acrecentar los nervios de los locales y el conjunto granpeñista -ayer de rojo- dominaba con balón ante una presión algo desajustada. Pero este gobierno no se traducía en ocasiones. Lo único reseñable, una buena transición de tres contra tres malograda por un mal pase.

Con los minutos, los pupilos de Jorge Cuesta se sacudieron los nervios para equilibrar el choque. La profundidad de sus laterales era su mejor arma. Susavila amenazó, pero fue Tijan Sohna el que más peligro llevó. Desde la izquierda, una gran maniobra suya acabó en un remate forzado del excéltico Miguel Fernández, que no pudo conectar de lleno.

No hubo mucho más en cuanto a ocasiones en la primera parte, que terminó bajo un intenso aguacero que cerraba el acto inicial a modo de telón. El sol abrió el paño del segundo con un guion muy similar. Las precauciones era máximas en ambos bandos, más centrados en no cometer errores que en provocarlos.

Paradójicamente, los cambios mudaron poco, muy poco o nada. Si acaso para mal. Porque el carrusel de sustituciones le quitó al partido el escaso ritmo que tenía, al tiempo que el paso de los minutos reforzaba cada vez más la idea de dejarlo todo para la vuelta.

El transcurrir del choque también abría las puertas a una idea opuesta. Porque la aparición del cansacio es sinónimo del surgimiento de los errores, lo que supone el florecimiento de las ocasiones. Esta combinación, unida al colmillo de Óscar Gil trajo la opción de la victoria para el Gran Peña. El exjugador del Choco vio cómo Millán malograba su asistencia y cómo Javi Liz desbarataba el único tiro entre palos de todo el partido. Fue de lo poco que se salió del pacto de no agresión.

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