El fiscal habla de “cascada” de pruebas contra Mina
Mantiene su petición de pena y la defensa de Goldar alude a las contradicciones de la denunciante
"La violencia se produjo, no solo por la falta de consentimiento, que fue expresa, sino también porque el acusado actuó de forma absolutamente sorpresiva, inesperada e imprevisible". Así describió ayer el fiscal la presunta agresión sexual que atribuye a Santi Mina, durante su alegato final en el que elevó a definitiva su petición de ocho años de cárcel. El representante del Ministerio Público consideró que existe un “cúmulo, una cascada de elementos probatorios" que acreditan que el delantero del Celta habría cometido los hechos. “Sinceramente, se me hace difícilmente comprensible que, con todos estos elementos, se pueda pensar que estos hechos no han ocurrido, cómo se puede articular que miente la víctima y no alcanzo a entender cómo se puede llegar a una sentencia absolutoria”. Para sostener su solicitud de condena, se basó en los seis informes forenses que revelan que las lesiones tanto físicas como psicológicas son “absolutamente compatibles con su relato de hechos” y en la “incongruencia” de la versión ofrecida por los acusados.
“Es un hecho insólito que, de forma sorpresiva, y en calzoncillos (finalmente todas las partes aceptaron que iba en ropa interior) apareciera erecto en la furgoneta a no ser que estuviera premeditado para hacer una acción que no es razonable. No hay que ir muy lejos para saber lo que quería”, dijo. Además, apuntó al testimonio de la amiga de la denunciante quien declaró que fueron a recriminar a los dos futbolistas lo ocurrido y que le contestaron que “lo habían intentado, pero que no había fluido”. La Fiscalía mantiene su postura sobre Goldar, a quien no acusa, ya que entiende que la acción de Mina fue sorpresiva y rápida y que le llegó a decir:"Déjala, déjala".
Pero la acusación particular discrepa. En sus conclusiones, que mantuvo en cuanto a petición de 9 años y medio para cada uno de los dos futbolistas, insistió en el rol de “cooperador necesario” en la presunta agresión sexual, “no actuó nada y esa falta de reacción solo revela que fue ”una actuación orquestada" al tiempo que añadió que Santi Mina “llegó a pedir perdón después de decir que creían que iba a fluir pero no fluyó”. Señaló asimismo que la joven no intentó aprovecharse de la fama de los acusados, ni siquiera aceptó “la oferta de 400.000 euros de la otra parte para que viniera aquí a mentir”.
Contundente se pronunció también la defensa de Goldar (la de Santi Mina hará hoy su intervención), quien se refirió a la “duda razonable” y expresó su “sorpresa” por que “parezca divina la palabra de la denunciante”, ya que “no es testigo al uso”. Calificó de “insólito, inverosímil y materialmente imposible” el relato de los hechos “sin ninguna prueba de cargo” y desgranó “contradicciones relevantes y sustanciales” en la declaración de la denunciante. Calificó de vergüenza que se sacaran a la luz conversaciones privadas (con respecto a posibles conversaciones previas al juicio) y afirmó que ella pidió algún cero más.
“Ella se agobió, le dijo que parara, él paró y se disculpó"
La jornada de conclusiones finales permitió conocer la versión de los hechos que ofreció Santi Mina durante su declaración y a la que no se tuvo acceso por producirse a puerta cerrada. Fue la defensa de Goldar quien relató que en el caso de su patrocinado “hubo consentimiento y lo dijeron los tres. Ella se agobió por estar con dos personas y dijo ‘hasta aquí hemos llegado’. Santi Mina se disculpó y cuando le dijo que parara, él paró. Si cesa el consentimiento, cesa la conducta que antes había. Pensaron que iba a fluir y no fluyó", señaló.
Según lo que reveló el letrado, el delantero del Celta aseguró que su compañero y la joven se fueron voluntariamente a una furgoneta. Cuando a él le entró sueño se fue a dormir a este vehículo, quitándose la ropa fuera y quedándose en calzoncillos (no desnudo) por el reducido espacio del automóvil. Señaló que entró para buscar un reloj que había perdido (algo que fue cuestionado por el fiscal al ser contrario a la versión de que fue porque tenía sueño) y se tumbó en el interior de la furgoneta, de forma que fue la mujer la que, afirmó el abogado, le habría realizado tocamientos. Cuando ella se dio cuenta de que no era Goldar, añadió, habría abandonado el lugar y llamado a sus amigas, señalando entonces que había sido agredida sexualmente.
Precisamente, en la última sesión del juicio y antes de las conclusiones, testificaron los peritos de parte propuestos por las defensas quienes cuestionaron el diagnóstico de la denunciante en el que han coincidido hasta “ocho profesionales médicos” tal y como resaltó el fiscal.
Dichos peritos aseguraron que los síntomas que presenta “son muy comunes en otro tipo de trastornos” y que el estrés postraumático es “paralizante, bloqueante y produce una destrucción de la vida de la persona”. A su juicio, “si no hay lesiones psíquicas o hay mala praxis o no hay un trastorno de estrés postraumático”. “Es una intervención médica invertida, en la que parten de un diagnóstico y van buscando síntomas”, remarcaron.
La abogada del delantero tiene la última palabra
Finalmente, el juicio contra Mina y Goldar se prolongará más de la cuenta. La Audiencia de Almería tuvo que añadir una jornada más, la de hoy, al haberse prolongado las conclusiones finales de las partes que impidieron a la abogada del delantero del Celta tomar la palabra. Más teniendo en cuenta que para su intervención, según se supo durante la vista, será bastante más larga que las de ayer, superando incluso la hora. Hasta el momento, ha sido el letrado del jugador del Ibiza quien ha llevado la voz cantante en los interrogatorios, incluso a los testigos llamados por la propia abogada de Mina. También su exposición fue especialmente incisiva y calificada por su contrario de “brillante”, a pesar de que su cliente no está acusado por la Fiscalía, solo por la acusación particular.
Tras el informe de la letrada, la vista concluirá con la última palabra de los dos acusados. Será la presidenta de la sala quien les dé la opción de decir algo en su defensa después de todo lo que ha sucedido en el juicio. Si ambos jugadores optan por aceptar ese derecho, sería la oportunidad para conocer públicamente su alegato que no ha podido conocerse excepto a través de terceros, al haber sido su declaración a puerta cerrada.
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