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No por ser esperada la noticia es menos trascendente. Fer López, prometedor centrocampista llegador que ya fue importante la pasada temporada en el filial, y el Celta certificaron ayer la renovación del contrato que los une, que ahora se extiende hasta junio de 2028. A sus 20 años, el canterano ha querido demostrar que pretende dar el salto al fútbol profesional en casa, pese a que disponía de múltiples opciones fuera. Ya al final de la pasada campaña señaló que su única baza era renovar y ha cumplido con la palabra dada.
Con todo, no es éste un caso como el de Hugo Sotelo y la renovación no implica la subida al primer equipo del vigués, madrileño de nacimiento por circunstancias pero formado en el Cristo de la Victoria antes de llegar al Celta con sólo nueve años para jugar en el benjamín. Desde entonces, ha ido creciendo no sin dificultades, por una tardía madurez física que llevó incluso a una cesión en el Rápido de Bouzas siendo cadete. Su campaña de escaparate fue la última, la primera como miembro de la plantilla de un filial en el que apenas había debutado cuatro minutos un curso antes.
El club confía en un futbolista con un don para ser vertical. Pero todavía no está en el escalón de Sotelo, Damián Rodríguez o Pablo Durán, elevados al primer equipo por el cuerpo técnico que encabeza Claudio Giráldez. Obviamente, no es que el porriñés no crea en el potencial de Fer López, al que empleó en el B 20 de 27 jornadas el curso pasado -siete de ellas como titular-, pero considera que está en un momento de madurez diferente al de sus compañeros. Por lo tanto, de entrada, será Fredi Álvarez el que disponga del centrocampista.
“Mi única opción era quedarme aquí. Se lo había comunicado así a mi agente, que quería quedarme aquí porque es donde soy feliz con mi familia y mis amigos. Mi sueño es jugar en el primer equipo del Celta”, señaló el jugador a los medios del club. “Me definiría como un jugador con buen pase, buen regate, buena conducción de balón y que intento ayudar al equipo en todos los aspectos, ya sea metiendo goles o dando asistencias”, añadió autodefiniéndose.
Fer recuerda que “hubo momentos que lo pasé muy mal porque no crecía, básicamente. Cuando tenía 14 o 15 años, parecía un niño y lo pasé muy mal porque venía de hacerlo bien anteriormente”. Y razona cómo pasó ese trance: “Gracias al apoyo de mi familia, sobre todo de mi madre, que es psicóloga, y también gracias a gente dentro del club. Por ejemplo, Claudio, que apostó mucho por mí en esas épocas en las que quizás no había tanta gente que apostase por mí. Muy agradecido a todos. Cuando ahora veo que mido 1.88 o así... Nunca pensé que fuera a ser tan alto”. Por último, reconoció sobre su dedicación universitaria, paralela al fútbol, que “es complicado compaginar Derecho y ADE con el fútbol. Sobre todo, porque tengo muy poco tiempo. Mis padres no me dejaban jugar al fútbol si no estudiaba…”.
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