El Celta Fortuna vence al Deportivo en Riazor
Pablo Durán anotó el único gol del partido en la primera mitad y agrava la crisis deportivista
El Celta Fortuna tiró de veteranía frente a, posiblemente, el rival más añejo de todos los que componen la Primera Federación. Una victoria que vale oro, disipó las pequeñas dudas que se pudieron generar en el cuadro de Claudio Giráldez y agravó la crisis deportivista, que no termina de carburar en la competición. Actualmente, los celestes aventajan en cuatro puntos a sus vecinos norteños, que ven de reojo el abismo del descenso. Y todo gracias a Pablo Durán. De su alegría llegaron los tres puntos, para hacer sonreír a todos los aficionados celestes. El tomiñés cuajó un gran partido hasta que le duró la gasolina, y fue un peligro constante para la floja defensa rival que, cuando se vio exigida, empezó a hacer aguas.
Salió el Celta más fresco y entonado, aunque la posesión se la repartieron entre ambos equipos. Como si fuesen turnos en un duelo de ajedrez. Con el equipo de gala los olívicos, salvo las bajas obligadas en defensa y con una línea de cinco atrás, El técnico Giráldez sacrificó la calidad de Hugo Álvarez para defender las bandas, seña de identidad de Idiákez. Por ese costado izquierdo del Celta buscó los huecos el conjunto coruñés en los primeros diez minutos de juego. Luego, desapareció en la primera parte, ante la tozudez de buscar los espacios por dentro. Ahí, Javi Domínguez fue el rey. El partido, tras el empuje inicial local, giró para los celestes, ayer luciendo un rojo casi grana. Ya sea de juego combinativo o buscando los espacios, el Celta Fortuna crecía mentras el Dépor menguaba. El cerebro olívico Raúl Blanco estuvo muy vigilado. No así Pablo Durán. El de Tomiño a punto estuvo de marcar tras un centro de Javi Rueda. Incrustado entre los centrales y el mediocentro defensivo, Durán empezó a encontrar espacios y a asociarse con sus compañeros.
El gol sale de sus botas en el minuto 31. Escorado al borde del área, rompió a su defensor con un quiebro y cambió de orientación al ver la entrada de Hugo Álvarez. El ourensano no se lo pensó y remató, siendo bloqueado. La fortuna (o pillería) hace que el rebote se dirija a Durán que, bajo la atenta mirada de hasta cinco defensores coruñeses, coloca el cuerpo encima para enchufar el balón al palo largo. Volea de manual. Quedaba mucho partido, aunque el Deportivo apenas había inquietado a Coke. Alfon, de jugada individual, a punto estuvo de ampliar la ventaja, pero se encontró con los reflejos de Ian Mackay. La frescura del Celta chocaba contra la pesadez de los coruñeses, que solo amenazaron a base de balones frontales y córners a favor. En uno de ellos, Pablo Vázquez cabeceó sin premio antes del descanso. La segunda parte, como era de esperar, hubo un cambio en los herculinos. El excanterano celeste Hugo Rama saltó al césped y lavó la cara a su equipo. Pero seguía sin ideas claras. Tan solo David Mella desde la banza zurda intentó poner un poco nerviosa a la defensa viguesa, excesivamente cómoda. Los de Claudio Giráldez renunciaron al ataque a costa de la solidez defensiva y les salió bien, frente a un Deportivo que a cada minuto que pasaba, su desesperación iba en aumento. Tan sólo un disparo de Rama en el 68 inquietó al cancerbero vigués. Nada más hasta el descuento. Con más corazón que cabeza, con más ímpetu que fútbol, los locales se fueron a por todas gracias a las casi 26.000 gargantas que los animaban. De poco les sirvió.
Sabedores de la ventaja competitiva que les da el balón parado frente a un equipo más joven e inexperto, esa fue su arma en los quince últimos minutos. Pablo Martínez no encontró portería. El joven Martín Ochoa a centro de Rama, tampoco. Y con un disparo sin mordiente de José Ángel finalizó el partido. Tres puntos para un filial celeste que mostró acierto en la primera parte y madurez en la segunda para ganar en una plaza muy complicada. O, al menos, lo era. El Deportivo no funciona en su cuarta temporada en Primera Federación y, con siete puntos y todavía sin ganar como local, los pitos empiezan a ser habituales. El Celta, con 11, ya enganchó el tren de los que pelearán por el ascenso. Uno de ellos, el Real Unión, visitará Vigo la próxima semana.
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