El Celta fija 2028 como tope para subir 20 millones sus ingresos sin venta de jugadores
El plan estratégico apunta a rendir en lo deportivo por encima del ránking de gasto y a llegar a 75.000 carnés celtistas
El Celta ha diseñado un plan estratégico de futuro denominado Senda 2028. En palabras de Jose Gainzarain, CEO del club, “el camino que queremos seguir para alcanzar nuestros objetivos”. Y estas metas las fue definiendo en torno a tres grandes campos: competitividad deportiva, conexión con el celtismo y consistencia económica. En el primer campo, el deseo expresado es “acabar en la clasificación por encima de nuestro gasto”, en base a “una apuesta decidida por la cantera. Que ya existía pero ahora hacerla totalmente sistemática”.
Más sabroso fue el punto de la conexión con el entorno. Porque el primer punto es mantener “una excelente relación con todas las instituciones, que reflejan a toda la ciudadanía”. Puesto en números, Gainzarain recordó los 30.000 carnés celtistas que existen a día de hoy y fijó un objetivo de 75.000 para 2028, con 25.000 abonados y 50.000 carnés celtistas.
Por último, en lo económico, la idea central es “mantener la deuda cero”, aunque con el matiz no verbalizado pero sí escrito: salvo la necesaria para financiar Afouteza. Y marcador un margen económico: “un patrimonio neto por encima de 60 millones”, que ya existe; “pasar en ingresos operativos de 70 a 90 millones, un reto mayúsculo”, teniendo en cuenta que en los dos últimos años se ha subido en 7 y restarían 13; “contener el límite salarial para que suponga un 60% de los ingresos, que es un ratio prudente. No se nos puede ir la cabeza”; y, por último, “volver a los beneficios”.
Autodiagnóstico crítico
Todo lo expuesto parte de un autodiagnóstico que también especificó y en el que se mostró autocrítico. En lo deportivo, por un “desempeño por debajo del gasto deportivo”, lo que ha conllevado que “la plantilla ha ido perdiendo valor”. Y también se remarca que “el estilo de juego del primer equipo no siempre estaba en sintonía con la cantera”. En cuanto a la conexión social, se apuntó a una “débil relación con las instituciones” y a “una falta de mimo al celtista”.
Por último, en lo económico, Gainzarain reconoció que “heredamos un balance saneado, sin deuda, una herencia muy buena”. Aunque sí apuntó a las pérdidas del ejercicio 22/23 y remachó que “este año sin las indemnizaciones estaríamos cumpliendo”. Y acabó pidiendo colaboración: “Necesitamos que el celtismo nos siga nutriendo de ideas y mejoras”.
“Con Benítez se tuvo toda la paciencia que se pudo tener”
Marco Garcés, con su habitual estilo desenfadado y cercano, dio cuenta del balance deportivo sin detenerse en la figura de Rafa Benítez, cuya contratación y destitución ha marcado en lo futbolístico y en lo económico a la entidad en los últimos tiempos. El colofón a su exposición es que el club propugna “un modelo atractivo de juego. El primer y el segundo equipo están plagados de canteranos; el Celta B juega con hasta seis juveniles y el juvenil A con cadetes. Esperamos poder brinsdar resultados deportivos y la revalorización de la plantilla”. Sí habló del técnico madrileño, aunque sin mentarlo, José Gainzarain. Al señalar como una de las metas deportivas para la Senda 2028 “la paciencia y estabilidad en el primer equipo”, enseguida remarcó que “el año pasado se tuvo toda la que se pudo tener. Se tuvo bastante”.
Tanto Garcés como Gainzarain hicieron hincapié en dos conceptos ya conocidos: alinear primer equipo y cantera, con las consabidas verticales, y las aceleración de procesos en la cantera. “El 80% de los futbolistas que están jugando en Liga de Campeones debutaron a los 18 años o menos”, especificó el mexicano. E insistió en su filosofía de trabajo: “Ya no hay jugadores del filial o del juvenil, son todos jugadores del Celta. Por eso es importante que todos juguemos a lo mismo. Con plantillas cortas para que el flujo sea más frecuente y para acelerar procesos”.
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