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El Celta festejó ayer sus 100 años de vida de manera institucional, lo que significa un tanto fría. Aunque, paradójicamente, bajo un sol abrasador en las instalaciones de la ciudad deportiva en Mos. Sobre el césped que habitualmente utiliza el filial para sus entrenamientos, la entidad reunió a políticos, patrocinadores y una pequeña representación de los abonados, de los peñistas, de la cantera y del deporte vigués. Un poco de todo. Mucho de nada.
No hubo grandes sorpresas. Entre las presencias infrecuentes, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), el ourensano Alejandro Blanco, y el del Sevilla, Pepe Castro. Junto a ellos, una pléyade de políticos, con la Xunta de Galicia encabezada por los conselleiros de Sanidade, Julio García Comesaña, y de Medio Rural, José González, y varias alcaldesas y alcaldes del área. No el de Vigo, Abel Caballero, claro está.
Fue un acto con un par de vídeos y otro par de discursos, a cargo del presidente del club, Carlos Mouriño, y del COE. Sí pasaron por el escenario, para la foto de familia, cuatro exjugadores -Santi Castro, Atilano Vecino, Vlado Gudelj y Míchel Salgado-, los dos capitanes de la actual plantilla -Iago Aspas y Kevin Vázquez-, un representante del Celta Integra, dos pequeños canteranos, tres representantes de las peñas -con Pepe Méndez, de la federación, a la cabeza-, un sinfín de patrocinadores y dos invitadas de excepción: la abonada número uno, Alicia Barreiro -espléndida y estoica ante el calor a sus 91 años-, y la más reciente, María, de menos de un mes. Ellas rompieron el corsé sentimental del evento.
Hizo el presidente un discurso bonito. “Somos un sinfín de hermosas y de tristes historias. Las hermosas nos enorgullecen y las tristes… Las tristes nos unieron”, se le oyó decir. Y se atrevió a definir al Celta como “el nexo de unión, el elemento que aglutina a una tierra tan rica que en ella todo florece y todo cabe, como en el propio Celta”. Para terminar hablando de un futuro que “está por escribir pero la pasión será la misma, nuestra identidad será idéntica. Será el mismo Celta de hace 100 años, con sus valores, sus esperanzas y su vocación: ser un club de Vigo para todos los gallegos”.
Unas cuantas placas conmemorativas, muchas sonrisas, un montón de abrazos, comida y bebida. Y calor, mucha calor. El himno del Centenario, cantado por algunos de los presentes susurrando, cerró el acto antes de que “As Lagharteiras”, que son parte fundamental de la mentada composición, amenizasen los últimos minutos.
Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, fue la personalidad sorpresa en el acto del Centenario. El ourensano aseguró sentirse honrado por la invitación y elogió la labor de los clubes. “Vivimos momentos mágicos del deporte español y no podemos olvidar labor de los clubes. Todos los éxitos empiezan en un deportista, una familia, un entrenador y un club. Los visionarios generaron un sentimiento y una pasión que es hoy el Celta”, dijo.
En su discurso, el responsable del COE elogió la trayectoria. “Definimos el éxito como ganar pero se mide en dónde sales, dónde estamos y el camino recorrido. Más importante que los resultados es lo generado en la sociedad”, comentó. Y terminó remarcando la fuerza del deporte: “Une al país en momentos complicados”.
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