El Celta B debuta con derrota ante la Ponferradina

De no ser por los dos penaltis de los que dispuso y que aprovechó la Ponferradina, el Celta B habría estado muy cerca de ganar en El Toralín. Frase absurda futbolísticamente hablando pero que trata de explicar que el filial celeste no fue inferior a un rival que se presume poderoso y opositor al ascenso desde la primera jornada de Liga. Fueron dos manos dentro del área de Javi Domínguez, uno de los tres centrales célticos ayer, en apenas cuatro minutos las que convirtieron el partido, mediada la primera mitad, en casi un imposible, pues los locales hicieron gala de sabiduría defensiva y el tanto de Raúl Blanco, gracias a una genialidad de Hugo Álvarez, no bastó.

No sorprendió Claudio Giráldez de salida en el dibujo. Ni tampoco lo pretendía. Con sus tres centrales puede desplegar la creatividad de los suyos y, habitualmente, llevar la manija de los partidos. Damián y Miguel Román -dejó muy buenas sensaciones el gondomareño- formaron en el centro y Pablo Durán ocupó la punta de ataque.

Los dos goles en contra permitieron todavía más al filial asumir el mando del balón. Claro que superar la muralla de la Ponferradina exige gran habilidad trepadora. La tuvo Hugo Álvarez podo después de la hora de juego para internarse en el área rival con calidad y ceder al corazón del área para que Raúl Blanco marcase. Quedaba casi media hora de juego pero el segundo tanto no llegó. No por no merecerlo. Tiempo habrá. Hay tiempo.