El Celta B da su primer paso con un punto ante el Badajoz

El Celta B ya tiene un punto que echarse a la boca. No parece demasiado tras haberse disputado las dos primeras jornadas, pero hay que tener en cuenta las condiciones de improvisación en las que se llevó a cabo una pretemporada marcada por la pandemia y por la llegada de futbolistas nuevos. Ayer, en el primer duelo en casa y con el Badajoz como rival, al segundo equipo celeste le empezaron a crecer los dientes, pero fue incapaz de crear verdadero peligro en la meta rival.

Onésimo Sánchez, técnico de los celestes, varió su apuesta táctica respecto a la derrota (5-0) ante el Deportivo en Riazor, pasando de una defensa de cinco a una de cuatro. Iniciaba así en el centro del campo la necesaria convivencia entre tres jugadores de marcado carácter diseñador como son Jordan Holsgrove -que tuvo más libertad hacia arriba y, de hecho, probó suerte con disparos en varias ocasiones-, Álex Carbonell y Carlos Beitia. En el banquillo, incluso, esperaba su oportunidad el canterano Gabri Veiga, por ahora recurso de segundo tiempo.

Con el 4-3-3 y Lautaro ejerciendo de nueve -Miguel Rodríguez está con la selección sub-19 y al recién fichado Fabricio aún no se le ha visto-, el Celta B quiso el balón y el control del juego. Lo logró de salida pero sin llegada. Y se llevó un buen susto en una doble ocasión pacense cerca de la media hora. Gaizka, acertado ayer, y Álex Martín entre palos evitaron el tanto. Lauti devolvió el susto diez minutos después y paró Limones.

No variaba el partido en lo sustancial tras el descanso, pese a que Gaizka metió otra mano salvadora a disparo de Isi Gómez nada más empezar. Y llegó el turno de las variaciones desde el banquillo. Aparecieron sobre el césped de Barreiro, en parejas, primero Cedric y Javi Gómez; después, Medrano y Gabri Veiga. Pero el principal argumento ofensivo celeste seguían siendo los disparos de Holsgrove y alguno suelto de Lauti. No fue suficiente para que el marcador se moviese.

Un pelotazo de Javi Gómez en la cara, afortunadamente sin consecuencias, fue lo más reseñable de la recta final. Un punto para cada uno. Para ir creciendo.