El Celta vuelve a ganar en Balaídos

Mina, con gol histórico, Aspas y Denis (3-1) tumban al Espanyol antes del parón de la Liga por Navidades. Primera victoria en casa desde septiembre.

Publicado: 18 dic 2021 - 00:11 Actualizado: 18 dic 2021 - 18:19

El vigués Santi Mina marcó el primer gol del partido, que fue el 2.500 del Celta en Primera.
El vigués Santi Mina marcó el primer gol del partido, que fue el 2.500 del Celta en Primera.

A nadie le amarga un dulce. El Celta saboreó ayer su primer partido cómodo de la temporada en casa, uno de esos encuentros en que son los frutos los que provocan los méritos y no al revés. Sendos goles en el arranque de cada parte le sirvieron al equipo celeste para dar cuenta de un Espanyol que pasó desapercibido. El peor local se redimió, en parte, ante el segundo peor visitante, que hizo honor a su papel previo.

Tal y como se esperaba, Eduardo Coudet, técnico celeste, tiró del doble pivote -más romboide, más horizontal según el momento- formado por Renato Tapia y Fran Beltrán. Pero lo que destacó desde el primer momento en la intención de meterle ritmo al duelo, lo que pareció coger al Espanyol a pie cambiado.

Presión y velocidad. Antes de poder apreciar si era un calentón o una tendencia, el marcador le sonrió al equipo vigués porque le obligó a hacerlo Santi Mina. El delantero vigués recibió de espaldas un pase de Araujo pero hizo un control orientado que le abrió el área visitante. Se apoyó en Aspas para alcanzarla y, ya dentro de ella, resolvió con un par de toques.

Esperaba el equipo que el viento le soplase a favor y, escarmentado por los precedentes, en los minutos tras el gol se centró más en no perder lo logrado. Fueron minutos en los que el partido parecía dudar de a qué lado caer, momento que el Espanyol pudo haber aprovechado para demostrar que había volado hasta Vigo con aviesas intenciones. No lo hizo.

Porque el Celta se mostró seguro y, sobre todo, porque sus jugadores de buen toque se encontraron cómodos. Especialmente, Brais Méndez, que siempre quiso estar y siempre estuvo. Se atreve y cuando no acierta, es capaz de enmendar con su presión tras pérdida. Su intención continua por ofrecer acciones de valor cuadró a la perfección con un Iago Aspas que no acusó en absoluto su reciente convalecencia y con un Santi Mina que vive en estado de excelencia. Con Beltrán como peonza y Tapia levantando el listón de la intensidad de forma continuada.

El Celta no sufría porque el Espanyol no llegaba. Brais rondó el gol y había mucha más sensación de peligro en el entorno del área visitante que en el de la local. Sin embargo, la mejor ocasión fue del equipo visitante, en una jugada que pudo cambiar el encuentro. Puado llegó demasiado libre por su banda izquierda tras una recuperación en el centro del campo y se plantó solo ante Dituro. Quiso resolver al primer toque, pero el meta celeste adivinó su intención y, justo antes del descanso, permitió al equipo vigués mantener la renta y la tranquilidad.

Sobrecarga de Beltrán

Las últimas semanas están sido pródigas en lesiones musculares y ayer fue Fran Beltrán el que tuvo que dejar el campo en el intermedio por una sobrecarga en los isquiotibiales. Salió Denis pero, en una noche tranquila, el cambio no perjudicó al juego. Más bien lo contrario, porque el de Salceda encontró la zona que le gusta para hacer daño entre las líneas rivales y, sin un marcaje especial, fue capaz de hacer girar el fútbol a su alrededor. Y, como sucedió en la primera parte, nada más empezar.

Fue una jugada de mucho mérito en la que se encontraron el mentado Denis y Brais para encontrar a Iago Aspas entrando en el área rival por la izquierda. Gustó el camino pero aún lo mejoró la definición del moañés. Un disparo ajustado al palo contrario imposible para Diego López. Un gol de primer nivel para echar una par de paladas más de tranquilidad a la mezcla del partido. El viento seguía soplando a favor gracias a los pulmones de los propios célticos, que por fin empujaban en una mezcla perfecta entre calidad y fuerza. El marcador hace que cada gesto parezca acertado y cada atrevimiento una virtud y no un defecto. Por una vez esta temporada en Balaídos, no había temor a lo que pudiese pasar, sino ilusión por lo que estaba por venir.

Entre otras cosas, porque al Espanyol no le valió de nada el triple cambio realizado. Seguía siendo un equipo sin capacidad de crear peligro, sin el alma ni el juego suficientes como para pensar en una revolución. El margen en el marcador era interesante, pero mucho más notoria la diferencia en fútbol. La remachó Denis Suárez culminando otra buena acción de ataque celeste en la que se encontraron Aspas, Mallo y el salcedense, al que vendrá bien el tanto en lo anímico. El de Loren sobre la bocina para acortar distancias fue espectacular, pero no efectivo. Algo que el Celta sí fue anoche.

Celta:

Matías Dituro; Hugo Mallo, Joseph Aidoo, Néstor Araujo, Javi Galán; Renato Tapia; Brais Méndez (Gabri Veiga, min.87), Fran Beltrán (Denis Suárez, min.45), Franco Cervi; Iago Aspas (Manuel Agudo ‘Nolito’, min. 84) y Santi Mina (Hugo Sotelo, min. 89).

Espanyol:

Diego López; Miguelón (Loren Morón, min. 57), Sergi Gómez, Cabrera, Pedrosa (Didac Vila, min. 87); Yangel Herrera (Melamed, min. 57), Darder; Aleix Vidal (Rubén Sánchez, min. 73), Melendo (Morlanes, min. 57), Puado; Raúl de Tomás.

Goles:

1-0, min.3: Santi Mina; 2-0, min.47: Aspas; 3-0, min.81: Denis Suárez; 3-1, min.92: Loren Morón.

Árbitro:

Pizarro Gómez (comité madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a Santi Mina (min. 89) y Hugo Mallo (min. 90) por parte del Celta; a Didac Vila (min. 90) por parte del Espanyol.

Incidencias:

Encuentro en el estadio Balaídos ante 9526 espectadores.

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