El Bolonia fue demasiado para el Celta

El Bolonia pasó por Balaídos mostrando hechuras de equipo grande. El Celta se vio sometido todo el partido pese a adelantarse en el marcador en el único tiro que hizo a portería en los 90 mimutos. Nada que objetar a la derrota.

No siempre quien más amenaza más golpea. Porque lo cuantitativo pierde el pulso con lo cualitativo. El Bolonia hizo más cosas, muchas más, de inicio. Incluso más cosas bien. Pero el marcador lo movió el Celta con una de las suertes que más está explotando últimamente, la transición. Ya no importa tanto tener el balón. No es que haya una renuncia, pero sí se asume que hay rivales que lo van a tener más que tú y eso no debe hacerte sentir mal. Sucedió con el Real Madrid, atolondrado, y se repitió con el conjunto boloñés anoche, muy bien trabajado. Desde la posesión, el bloque visitante no encontró el camino por dentro pero sí tuvo capacidad para llegar por bandas. Infinidad de centros que, por suerte para los célticos, no hallaron remate.

El partido se jugaba en la mitad del campo celeste. Porque el Bolonia presionaba con acierto la salida de juego celeste y los jugadores locales siempre llegaban más tarde que su par en los pases para salvar la primera línea. Ni Borja, ni Swedberg, ni Bryan Zaragoza eran capaces de quedarse con el balón en una situación mínimamente favorable. Claro que el afán ofensivo italiano ocultaba su delicado estado defensivo. Vicenzo Italiano remendó su defensa con el griego Lykogiannis, quien abrió la puerta para que Williot Swedberg entrase. El sueco utilizó sus piernas y su cuerpo de manera magistral para internarse en el área y encontró el tempo preciso para ceder atrás y que Bryan Zaragoza rematase suave a gol.

El tanto no varió un ápice el panorama. Incluso, se incrementó la tendencia. Todo seguía sucediendo en la mitad de campo celeste y la cercanía iba a provocar que hubiese ocasiones. Porque el Celta defendió bien los centros aéreos y las diagonales de los atacantes visitantes. Pero Rowe estuvo a punto de aprovechar un craso error de Starfelt en una cesión atrás y Radu ejerció de salvador ante la clara oportunidad de Santiago Castro tras un robo avanzado del Bolonia.

Quiso hacer más cosas el Celta tras el descanso. O, al menos, más lejos de su portería. Hugo Álvarez quiso dar más presencia por dentro entrando por Bryan Zaragoza y, por momentos, pareció que los vigueses por fin lograban hilar dos pases. Fue un espejismo. Porque el Bolonia también sabe adaptarse a diferentes formas de juego y encontró el filón de Bernardeschi. El veterano futbolista preocupó por banda mientras que su compañero Pobega cargaba el área por dentro. Hubo un primer gol anulado por fuera de juego pero, a partir de ahí, el equipo vigués claudicó. Javi Rodríguez se equivocó en la manera de frenar al mediocentro italiano y cometió penalti. Empató el Bolonia en el minuto 65 y apenas ocho minutos después, otro error propio, en este caso de Iago Aspas, propició el tanto de Bernardeschi. Al final, lo cuantitativo se alió con lo cualitativo.

Quedaba tiempo y el Celta quiso encomendarse a Aspas, que empezó a aparecer en todas las acciones. Pero el Bolonia tiró de los titulares que tenía en el banquillo y siguió gobernando el encuentro. Como hizo durante todo el partido, realmente.