Un año con Marco Garcés

El Celta anunció a finales del año pasado el fichaje del mexicano, que además de liderar los movimientos en el mercado ha reformado la estructura deportiva del club celeste

Marco Garcés, director deportivo del Celta, en una rueda de prensa en la sede del club celeste.
Marco Garcés, director deportivo del Celta, en una rueda de prensa en la sede del club celeste.

El 26 de diciembre de 2023, ayer hizo un año, el Celta anunció la contratación de Marco Garcés como director deportivo, cargo en el que sucedía al asesor externo portugués Luís Campos y a su hombre en Vigo, Juan Carlos Calero. El exfutbolista mexicano era entonces un desconocido en el fútbol español, pero venía avalado por su trabajo en el Liverpool y el Manchester United ingleses, en el Pachuca mexicano y en el Los Angeles FC, en el que desarrollaba su labor cuando recibió la llamada de la recién designada presidenta celeste, Marián Mouriño.

Nada más llegar, Garcés tuvo que hacer frente a un mercado de invierno movido por las peticiones del entonces entrenador del primer equipo, Rafa Benítez, que tenía al Celta en zona de descenso -decimoctavo con 13 puntos en 18 jornadas- y reclamaba más músculo en defensa y en el centro del campo y gol. Llegaron entonces Jailson Marques, un centrocampista brasileño que podía ocupar también el puesto de central; Javier Manquillo, un lateral derecho; y Tadeo Allende, un delantero argentino que fue por el único por el que se pagó - unos 4,5 millones de euros-, ya que los otros llegaron libres. Además, se dio la baja al portero Agustín Marchesín.

Como la cosa seguía sin funcionar, el club destituyó a Benítez en marzo y puso en su lugar a Claudio Giráldez, que en las últimas diez jornadas logró la permanencia con un cambio radical en el estilo de juego y una mayor apuesta por la cantera.

El pasado verano, Garcés y su equipo realizaron solamente tres incorporaciones para la primera plantilla -Borja Iglesias e Ilaix Moriba como cedidos y Marcos Alonso, que llegó libre-, además del regreso del cedido Sergio Carreira, ya que era más acuciante aligerar una plantilla excesivamente larga. El recién fichado Unai Núñez se fue cedido al Athletic y también salieron por distintas vías Miguel Rodríguez, Paciencia, Tapia, Javi Rueda, Carles Pérez, Julen Lobete, Manu Sánchez, Carlos Dotor, Miguel Baeza, Javi Domínguez, José Fontán, Lautaro y Jorgen Strand Larsen. La dirección deportiva no logró colocar a otros futbolistas que no contaban para Claudio, como Allende o Luca de la Torre, que podrían hacerlo en este mercado de invierno junto con Franco Cervi o Joseph Aidoo.

Asimismo, el mexicano cerró las renovaciones del propio Giráldez y de canteranos como Hugo Sotelo, Hugo Álvarez, Damián Rodríguez, Javi Rodríguez, Fer López y, esta semana, Iago Aspas. Nombres sobre los que el Celta espera levantar un proyecto de éxito a medio plazo.

Un proyecto en el que Garcés cobra una importancia esencial porque, desde su puesto de director de fútbol, ha iniciado una reforma de la estructura deportiva de la entidad, basada en la cantera y en lo que él llama la “aceleración de procesos”, con la que pretende que los canteranos de mejor nivel vayan teniendo experiencias en categorías superiores a la suya.

En este año, el primer equipo celeste ha pasado de estar en descenso con 13 puntos a terminar 2024 en el undécimo puesto de la tabla con 24 y Balaídos alcanza una media superior a los 22.000 espectadores por partido, una mejoría sobresaliente de la que Marco Garcés ha sido testigo y parte activa al mismo tiempo.

A corto plazo, en enero no se esperan fichajes, a no ser que se produzca alguna salida inesperada, pero sí se espera anunciar algún adiós, sea en forma de cesión, traspaso o rescisión de contrato. Empieza ya el segundo año del director deportivo mexicano en el Celta.

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